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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
RAÚL ÓSCAR TABORDA
 
Poemas página 01
 
Raúl Óscar Taborda

Raúl Óscar
Taborda

«Lindor del Monte»

Nogoyá (Argentina)

Rosa de nostalgia

(Jotabem)


La rosita con su esencia
trae nostalgia de ausencia.

Al pasar por el camino,
la casita del molino
con flores, a mi destino
da ansias de amor y de vino.

Porque el jardín de color
me recuerda a ti, primor.

Quiero estar en mi querencia,
pues mi andar de peregrino
hace que extrañe tu amor.



El mendigo reía


(Jotabé hexadecasílabo)


Un mendigo de la plaza todos los días leía
en un libro o un periódico con los que siempre reía.

La gente que lo oía le meneaba la cabeza:
la pudiente, la estudiante, la modelo y su belleza,
el laburante, el jubilado, el artista y su destreza,
el matrimonio del centro y el empresario y su riqueza.

Todos ellos a pasos de acostumbrados derroteros,
con caras tristes, sin humor, cual si fueran prisioneros.

¿Será loco o el mendigo consigue un poco de alegría
por tener libertad de gozar de algo que es la simpleza
que otros, por preocupados, no logran con sus dineros?



Buscando el ocaso


(Jotabé eneasílabo)


El camino se ha vuelto umbroso,
descompasado, pesaroso,

no puedo continuar mi paso;
por más que lo intente no hay caso,
porque mi espíritu es escaso
en mi cuerpo que va en retraso

por mi salud que entra a fallar,
la que mi ser quiere arreglar.

Pero aunque lucho es doloroso,
por eso es que busco el ocaso...
¡Ven noche! quiero descansar.



Herida de amor


(Jotabem)


¿Puede vivir la esperanza
donde enfermó la confianza?

Ella dice que volvamos
puesto que aún nos amamos
porque nomás como estamos
solamente nos dañamos.

No sabe que el desamor
destruye más que un tumor.

Creo que el querer no alcanza
a sanar lo que dejamos,
por la herida del amor.



Egresado de amor


(Jotabé tridecasílabo)


Joven, no me había acabado de formar
por eso no sabía si me iba animar.

Porque tú ya eras una señora madura,
académica, muy bien formada, segura;
y yo una atlética y masculina criatura
que no pensaba aún en la vida futura.

Pero fuiste mi maestra de amor becado;
el que lamento que ya se haya terminado

porque me gustó lo que me enseñaste amar.
Como tu alumno obtuve la mejor «cultura»
para que, del amor, fuera un buen egresado.



Amor junto al mar


(Jotabé hexadecasílabo)


Esa vez estabas tan hermosa a la orilla del mar
que hasta sirenas celosas se empezaron asomar.

Vi cuando tu cuerpo frágil se mezclaba con la luna
y la playa te adornaba con oropel de la duna.
No pude haberte observado en ocasión más oportuna
porque no hallé mayor belleza en toda aquella comuna.

Me acerqué, me senté contigo y hablamos allí a solas
mientras las aguas formaron corazón de caracolas.

Desde entonces me di cuenta que por siempre te iba amar
por tu persona que no la había encontrado en ninguna,
mas el juramento de amor que diste frente a las olas.



Bella campesina


(Jotabé)


El viento huele a margarita y miel,
mismo perfume de tu suave piel.

Tomas la belleza del campo en flor
en donde la abeja en pleno labor
decora el ambiente con el olor
de ese manjar de exquisito sabor.

Mujer campesina, tienes encanto
de la tierra fértil con verde manto.

A de ser por esto que te soy fiel:
ninguna se compara a tu dulzor,
el cual hace que te desee tanto.



Amor al dinero


(Jotabem)


Tú, glamorosa doncella
que sueñas con ser estrella,

¿por qué tantas pretensiones
hacia las proposiciones
del joven en situaciones
de los humildes varones?

Tal vez creas en verdad
que en él no hay prosperidad,

porque amas la plata, bella.
Erras en las condiciones
para la felicidad.



Manos de hombre


(Jotabé)


Manos de hombre fuerte, toscas y duras.
Manos de hombre bueno y suaves ternuras.

Manos ásperas de la construcción.
Manos poderosas de protección.
Manos correctas de la educación
y castigo sin exageración.

Manos de ayuda para su compadre
y de abrazos de amores a mi madre.

Esas manos compartieron culturas
de generación tras generación;
y ellas le pertenecen... a mi padre.



Mujer y reina


(Jotabé decasílabo)


Mujer, resultas la más hermosa;
tu belleza avergüenza a la rosa.

Por esa causa te haré honores
con los más exquisitos sabores
de tortas de frutas con licores
para que te embriagues en amores.

Tú eres la dama coronada,
que se sienta en un trono de hada.

Eres en todo mi glamorosa
reina y mujer, sin cuyos favores,
como hombre, nunca sería nada.



Es el momento


(Jotabé decasílabo)


Mira la mar, está más tranquila.
Mira la gaviota, no vacila.

Escucha, se ha detenido el viento
y la costa paró su lamento.
También se ha limpiado el firmamento;
ya ves, es hora de tu argumento.

Libra de tu dulce boca en flor
el pimpollo de rojo color.

Dime que me amas bella Danila.
No seas tímida. Es el momento
de que, al fin, me declares tu amor.



Ambiente que cura


(Jotabé dodecasílabo)


A la sombra de un buen árbol quiero estar
junto a ti para poder reflexionar

en eso que nos está haciendo mal;
que lleva a una pareja que fue normal
a caer en lo dañino e irracional,
convirtiéndola en algo disfuncional.

Porque creo que la paz y la frescura
son dos frutos que alimentan la cordura.

A esos, un buen árbol nos lo puede dar
porque es un miembro del mundo natural
que genera un salubre ambiente que cura.



Riesgo de amor


(Jotabé decasílabo)


No puedes negar mi valentía
porque, a pesar quién sos, eres mía.

Es que sabemos bien, Loreley,
que tu esposo es hombre de la ley
apostado en lo alto como rey
y que yo a su mando soy su buey.

Él por mi buen trabajo construye;
igual si quisiera me destruye.

Pero vale el riesgo en mi osadía
porque la reina me hace virrey
cuando al rey por mí lo sustituye.



En tiempo de novios


(Jotabé tetradecasílabo)


Por vereda enarbolada juntos caminábamos
tomados de las manos y en ratos nos besábamos.

Por vernos a los ojos, había tropezones;
reíamos por eso y por muchas más razones.
En los troncos grabábamos grandes corazones
con nuestras iniciales, repletos de emociones.

Siguen visibles donde los quisimos marcar
cerca del banco donde nos fuimos a besar,

atestiguando el inmenso amor que nos jurábamos
fundidos en pasiones, deseos e ilusiones
de que nunca jamás íbamos a terminar.



La dama rubia


(Jotabé tridecasílabo)


Cabellos dorados con ojos color miel
más trigales maduros parece su piel.

Su lindo cuerpo, en la luz, se asemeja al sol
que discurre por plantación de girasol
buscando caer en un hermoso arrebol
encendido y caliente tal cual un crisol.

El vestido de seda color azafrán
contiene mariposas que vienen y van.

Su belleza rubia adornada de oropel
deseo, hasta el grado de perder el control,
disfrutar igual como a un delicioso pan.



Creo que me esperabas


(Jotabé tridecasílabo)


Te vi usar el vestido que te regalé,
también el collar de perlas que te compré,

después de años que te lo había regalado
al décimo año matrimonial completado;
y a pesar de que lo nuestro es algo pasado,
fue lindo verte junto a nuestro hijo egresado.

De verdad creí que, el regalo, rechazabas
por nuestro divorcio y que luego lo quemabas.

Pero ¡qué agradable sorpresita encontré!
Hasta parece que hubieras utilizado
todo esto como señal de que me esperabas.



Disfrutemos la vida


(Jotabé tetradecasílabo)


Cariño, ¿qué tal si nos olvidamos de todo
y por fin hacemos las cosas a nuestro modo

alejándonos de todo ese vivir tan raro
que nos hace pensar que estamos en desamparo,
apelando constante a la abstención como amparo
y nos internamos de aventura en hotel caro?

Creo que por nuestra lucha nos lo merecemos;
así es que a disfrutar de la vida, empecemos.

Porque nadie más nos traerá el acomodo
de esta vida injusta que nada la pone en paro,
que se termina prontito, cuando perecemos.



Amor para ella


(Jotabé)


Que alguno me ayude a cumplir mi anhelo,
diciéndome, cómo llegar al cielo.

Si alguien lo sabe, que me haga el favor,
diga el secreto, ruego con ardor
pues algo me urge con mucho fervor:
llegar a mi madre y darle mi amor.

No imaginan lo mucho que he extrañado,
a quién tengo el cariño acumulado.

Porque no hubo jamás en este suelo
motivo que tuviera más valor
que mi madre querida aquí al lado.



Añorando la niñez


(Jotabé)


¡Cuánto extraño el tiempo cuando era niño!
Añoranzas que siento con cariño.

Me acompañaban en mis cumpleaños
amigos pequeños como rebaños
a comer garrapiñadas, huraños
por las piñatas de grandes tamaños.

De veras se extrañan sus compañías
sin riñas, que apañaban alegrías.

Hoy, que enseña el pelo el blanco que tiño,
reseño lo bello de aquellos años
de niñez risueña, todos los días.



Tímido amor


(Jotabem)


Búscame si me demoro
y de ti no me enamoro.

Porque mi ser se enmudece
cuando una dama aparece
con condición que parece
que de pasión se enloquece.

Mi maldita timidez
me lleva a la estupidez.

Ven a mí mi gran tesoro
y veraz como acontece
amor de una buena vez.



Buenos amores


(Jotabé decasílabo)


Mujer, aunque pobre me aceptaste;
lo mismo, siendo nadie, me amaste.

Valoré todas tus cualidades
y respeté tus debilidades;
e igual has hecho tú en cantidades
con toditas mis dificultades.

A pesar de cuantiosos errores
hemos resultado triunfadores.

Cuando te fallé me perdonaste,
lo mismo que yo en tus ansiedades;
y fue: por nuestros buenos amores.



Cuestión de piel


(Jotabé eneasílabo)


Con solo sentir tu perfume,
la pasión voraz me consume

la viril sensibilidad
con toda naturalidad;
como si una necesidad
activara sexualidad

de manera casi automática
en mi cuerpo, que toma estática

de tu piel, que bien me presume
femenina sensualidad,
de la cual mi alma ya es fanática.



Lamento de guitarra


(Jotabé)


Lágrimas por notas da mi guitarra
por una herida que hondo me desgarra.

Si hasta pareciera que un chaparrón
hubiera humedecido el diapasón
desde el cielito de mi corazón
que llora su partida sin razón.

Melancólico suena el argumento,
que acompaña lloroso el instrumento.

Entonces una ira fuerte me agarra
y destrozo el madero en un tocón
para librarme de este cruel tormento.



En caminos del amor


(Jotabé tetradecasílabo)


Hoy la vida nos lleva por distintos caminos
debido a que ambos elegimos nuestros destinos.

Por esto el río y sus peces producen murmullos,
el bosque y sus pájaros liberan sus arrullos,
el barrio y sus habitantes opinan chanchullos,
pero nosotros sabemos que fue por orgullos.

Sobre esto nadie tiene el derecho de opinar
porque no conocen qué nos pudo separar.

En esta trayectoria somos dos peregrinos
en rutas vecinas, que a pesar de los barullos,
en otrora quizás nos volvamos a cruzar.



Por la luz e tu mirada


(Jotabé eneasílabo)


Mamá, el brillo de tus ojos
descubren todos mis enojos

por la mirada de ternura
que posee esa luz tan pura,
capaz de hallar en la espesura
la paz, que perdió la cordura.

Tú tienes el don que encamina
al amor que ha mi alma ilumina.

Con ello, caen en despojos
cuántos odios a la basura,
que solo llevan a la ruina.



Empanada de carne


(Jotabem)


¡Qué sabrosa es la empanada
frita, de carne salada!

Con huevo duro y cebolla
dentro de una masa criolla;
a fuego se desarrolla
su cocción en una olla.

El sabor secreto encierra
de la mano que la cierra.

Su ricura está ligada
a la pasión que descolla
la cocina de mi tierra.



Juventud sana


(Jotabé dodecasílabo)


¡Qué lindo es ver estar a la juventud
disfrutando la vida en su plenitud!

Excelente es como mantienen sus juicios
mostrando respeto a todos sin prejuicios;
entonces obtienen, de otros, beneficios
que los tontos tiran como desperdicios.

La sabiduría es la virtud humana
que les construye una comunidad sana.

Sabidas las cosas, cuida la salud
entendiendo peligros de malos vicios
que solo hacen oscuro y triste el mañana.



Desde esa vez en el andén


(Jotabé dodecasílabo)


Llegaste sola esa mañana en el tren
y quedaste solitaria en el andén.

Observé que tu cuerpo tenía frío
o de miedo te daba un escalofrío.
Entonces yo dotado con joven brío
enternecido te llamé al lado mío.

Al principio dudaste un poco en venir,
pero seguro te volví a insistir:

«Si quieres un amigo», te dije: «¡ven!»
Y aunque creer en mí te fue un desafío,
en aquel tren nunca más te volviste a ir.



El río y los árboles


(Jotabé tetradecasílabo)


El río caudaloso a perdido su esplendor
porque un sol ardiente lo consume en resplandor.

Sus claras aguas ya no surcan serpenteantes;
tampoco se mueven poderosas como antes.
Se ve empobrecido de compañías faltantes:
los árboles, sus viejos amigos habitantes.

Ya no se oyen las aves agitando sus alas;
la forestal se muere por culpa de las talas.

¡Qué! ¿No sabe el inteligente ser destructor
que los árboles y los ríos son importantes
y que sin ellos solo se esperan vidas malas?



Otra sabrá quién en verdad soy


(Jotabé dodecasílabo)


No digas ahora con que te fui infiel
después que aparentas estar bien con él.

Sé que procuras justificar tu error
mintiendo a todos hablando lo peor
que encuentres en un hombre, para mejor
mostrarme de que te he sido un vil traidor.

Deja de ser una desagradecida
con todo lo que en verdad te di en la vida.

Sabe: aunque me estés mostrando como hiel,
habrá otra que sabrá cuál es mi sabor;
degustando la que diste por perdida.



Palabras bonitas


(Jotabé)


Qué bonito es escuchar un: «te quiero»
Y cuando irás de visita un: «te espero».

Cuando desean verte bien: «te invito».
Para salir un momento: «te incito».
Si ven que lo has hecho: «te felicito».
Y al verte que estás feliz: «¡qué bonito!»

Es reconfortante si está contigo
alguien que resulta serte un abrigo.

Se precisa un estímulo sincero,
cuando nos decaemos un poquito,
de esa persona que es un buen amigo.



No sé qué me pasa


(Jotabé dodecasílabo)


Hoy no sé qué me pasa. No sé qué quiero,
si el estar contigo o estar solo. Reitero:

no comprendo el porqué de esta incertidumbre
que viene acompañada de pesadumbre
desventurada que me lleva a la cumbre
dolorosa y molesta, cual podredumbre

de alma que se me va metiendo profunda
en tierras repletas de miedos, fecunda

a los desánimos y dudas. Espero
que este estado no se convierta en costumbre
en mí, para que en tu olvido jamás me hunda.



Mamá en mis recuerdos


(Jotabé Rimipri octodecasílabo)


Extrañarlas, hacen esas tardes que teníamos contigo
charlas interminables de historias de antaño como tu
[ amigo.

Aclararlas es justo, pues fui tu hijo, por eso considero
contarlas a nuestras vivencias de familia; aún más,
[ prefiero
memorarlas mejor, cómo para revivirte y por entero,
admirarlas por lo que fueron: encuentros de amor
[ verdadero.

Desandarlas a nuestras conversaciones, supondría el
[ verte
pintarlas a las tantas anécdotas, que harían conmoverte.

Rescatarlas a tus experiencias, sería el estar conmigo.
Amarlas como te amé mamita es algo real y sincero.
Recordarlas, tiene un efecto en mí de traerte de la muerte.



¡Te extraño tanto!


(Jotabé dodecasílabo)


¿Por qué será que todo el día te pienso
y al ver tu foto suelto un suspiro intenso?

El extrañarte está tomando ganancias
a raíz de las fechas a estás instancias
el que la unión pasional tiene sustancias
de añorar juntarse rompiendo distancias.

En navidad me sentí un ermitaño
pues no estamos juntos hace más de un año.

Lloro tu vuelta que me tiene en suspenso
en mente, tiempo y corazón; discordancias,
por la melancolía que me hace daño.



Tormenta de sexo


(Jotabea)


Dos se agitan en ráfagas de pasión mientras llueve
en su cama calientes gotas cuando se mueve.

Tempestuoso es su clima; se les nota en el viento
que parece frenarse pero sigue en su intento
de empujar el deseo que viene más sediento
de acabar inundando de amor el aposento.

Se detiene la acción, y deshacen el nexo,
toman jugos de besos como crucial anexo.

Prueban suerte simbólica con el sesenta y nueve,
posición especial, la que es un buen portento
para hacer estallar su tormenta de sexo.



El amor entre las aves


(Jotabea)


Aves multicolores en cortejo nupcial
danzan, cantan, dan saltos como en lo teatral.

La hembra lento abre el pico luego da picotones,
abre sus alas anchas, verdes, rojas, marrones;
los que el macho resalta, porque tiene esos dones,
en tonales brillantes, y en más variados sones.

Después el macho en círculos junto a la hembra recrean
los dos últimos pasos y luego se aparean.

Enseguida se van, con saber natural,
para armar su nidito dónde tienen pichones,
la orgullosa familia que en amor los dos crean.



Pimpollo de rosa


(Jotabé tetradecasílabo)


No puedo enseñarte el amor. No pidas, hermosa;
no quiero libar el néctar de tu joven rosa.

Sé que tu cuerpo derrama exquisitos sabores
formado de sustratos con los ricos olores
nacidos con las fuerzas en aquellos albores
que dieron a tu hermosura los frescos dulzores.

Ya pasó aquel tiempo de cuando fui picaflor
que visitaba flores como recolector.

Espera, ya vendrá tu hora en que la mariposa
se posará en tí trayendo lecciones de amores
del mozo que será tu apasionado instructor.



Mi niña traiesa


(Jotabé)


Mi duendecilla por ahí se esconde
cuando le hago un llamado y no responde.

En el jardín de plantación espesa
comiendo un higo, manzana o frambuesa
está escondida mi niña traviesa
riéndose del padre que le interesa

que solo coma la fruta madura
para que no enferme, aunque se la cura

con tés de la abuela, que no se dónde
saca el saber. Luego sólo le besa
su frente y sale a seguir su diablura.



Inocencias de un primer amor


(Jotabé hexadecasílabo)


De niño correteaba como queriendo alcanzarte;
luego si nadie nos veía procuraba besarte.

Al arrimarte mi boca me sacabas con el brazo.
Si lograba darte el beso me dabas un cachetazo,
al notar que me dolía me cubrías con tu abrazo
y yo más que cariñoso me acostaba en tu regazo.

La noche de Navidad contigo tenía color
y la cena de Año Nuevo aumentaba mucho el sabor.

Si a la mesa junto a mí luego venías a sentarte,
sentía una cosa que después supe que era un flechazo
del claro sentimiento inocente de un primer amor.



Mundo imaginario


(Jotabé pentadecasílabo)


Mi niña, dibuja mis paredes en tu inocencia,
y en mis ventanas sonrisas para mi complacencia.

Dibújame un mundo para que en mi alma halla colores.
Pinta un paisaje de selva para que halla verdores
con cielo celeste que llueva esperanzas mejores
junto a un rojo corazón para generar amores.

Pinta un sol amarillo para el calor de amistad,
y naranjas para compartirlas en hermandad.

Dibuja y que tus crayones me cambien la existencia
convirtiendo mi alma a alegrías desde los dolores,
aunque solamente lo sea en la virtualidad.



Navidad consumista


(Jotabé hexadecasílabo)


Comparada con la fiesta, la que se hacía en otrora,
esta Navidad actual, está más consumidora.

No quisiera en mi opinión quedar como pesimista,
tampoco de resentido, tan solo soy realista
de las costumbres efímeras, por las que llevo revista,
de esta fecha de festejo que volvieron consumista.

Beben para emborracharse, comen por glotonería;
no les importa comprar la cara mercadería.

Se dan cuenta al otro día que su acción fue engañadora,
al saber que su derroche fue más allá de la lista;
y la deuda al ser tan grande, les acaba la alegría.



Me volví a enamorar


(Jotabé tetradecasílabo)


Perdí la esperanza de volverme a enamorar
hasta anoche nomás, cuando te pude encontrar

sola sentada debajo un árbol junto al río.
Te vi tan pura y transparente como el rocío,
que cuando percibí que estabas al lado mío,
sentí deslizar por mi cuerpo un escalofrío.

Jamás me había pasado eso con una dama.
Aún no sé cómo a esa sensación se le llama

porque ni bien tuve aquello, todo fue a pasar
desde una estación de invierno a una estación de estío;
calor que hasta ahora siente esta pareja que ama.



Otoño en nuestro amor


(Jotabé octonario)


Está llorando el otoño sus lágrimas autumnales
derramando en cada hoja claros presagios invernales.

Nuestro amor está en otoño, lento se va marchitando;
cada día palidece, atrasa y se va dormitando
porque le falta calor del cariño que está faltando
junto a la comunicación que es la luz que va menguando.

Comienza a soplar un viento frío de separación
cuando gris se pone el día que entristece nuestra unión.

Ojalá que todos sean simples procesos normales
de otoño que pasa a invierno hasta primavera, esperando
que todo florezca otra vez, como es en esa estación.



Sería el mejor regalo


(Jotabé tridecasílabo)


«Papá, mañana, ¿qué quieres que te regale?»
«Hijo, este es mi pedido antes que me resbale

a la muerte: haz la paz con tu familia hermosa.
Por favor vé, ponte de acuerdo con tu esposa,
dile que la entiendes, obséquiale una rosa,
y a tu hijo dale un abrazo en vez de una cosa.

Quisiera saber que en tu hogar no hay más engaños,
ni que de tu boca se te escuchen regaños,

porque de esa manera será que me instale
en mi sillón a gustar mi fiesta exitosa
que tendré junto a ustedes en mi cumpleaños».




Desamor


(Jotabé pentadecasílabo)


Pensar que por ella conseguí pintar universos
de colores que en el espacio quedaron dispersos.

Le pinté la luna enamorada con sus fulgores
junto a las estrellas brillantes de alegres amores.
Le pinté luceros radiantes de bellos albores
junto al rey sol vestido de incandescentes colores.

Pero por su ingratitud, en dolor me desintegro;
su falsedad hizo cosas en las que no me alegro.

Hoy en mi soledad pinto confusas letras en versos
que, desde mi pluma, borronean los desamores
que caben en universo, sin luz, todo de negro.



Tú eras mi sueño


(Jotabem)


Anoche he logrado un sueño
muy valioso, aunque pequeño.

Aún lo tengo conmigo
entre mis brazos, lo abrigo.
Se me hizo real, lo digo:
el poder estar contigo.

Yo pensé que alucinaba
al despertar porque estaba

a tu lado como dueño.
La luna es la fiel testigo
de que contigo soñaba.



En casa del abuelo


(Jotabé octonario)


El caserón viejo, donde todo es lento y silencioso,
este día domingo se vuelve un parque jubiloso.

Los hijos trajeron sus nietos de visita y a dar notas
de amor al abuelo, que alegre los recibió en ojotas.
Las niñas, además de sus muñecas, tienen mascotas;
y los niños, también con los autitos, traen pelotas

que después de unas patadas van y dan a la ventana,
las plantas, y una da en el lugar que baja una manzana

con lo cual el abuelo protesta porque es cuidadoso.
Comen el asado y ríen estas personas devotas
a las reuniones familiares cada fin de semana.



Felicidad para el abuelo


(Jotabé dodecasílabo)


Caen lágrimas felices hasta el suelo
desde los ojos cansados del abuelo

quién ahora sí se siente más completo;
y este sentimiento le viene sujeto
a una cosa que lo tenía incompleto:
su hija regresó trayéndole a su nieto.

No se veían por razones de enojos,
pero el viejo que siente sus huesos flojos

no deseaba irse de esta vida en vuelo
sin antes tener el corazón repleto
al verlos; emoción que se ve en sus ojos.



Un día para el éxito


(Jotabé Alfa pentadecasílabo)


Amaneció un día especial como para gastarlo
bien en vivencias útiles que dejen explotarlo

cabalmente con pleno resultado provechoso
dependiendo del concreto camino laborioso
elegido sabiamente con pensar criterioso
facultado desde la experiencia del industrioso,

ganada en cuantiosos años de esforzados empeños
hechos basados en metas de alcanzar halagüeños

ideales bien planeados que puedan llevarlo
justamente hacia un final rotundamente exitoso,
karma que en ocasiones sustrae noches de sueños.



Cuidemos las abejas y nuestra vida


(Jotabea)


Las abejas, insectos que son organizados,
se manejan buscando néctar en todos lados.

Estos bichos, que en vuelo son demás zumbadores,
andan de flor en flor siendo trabajadores
incansables. En ello son los transportadores
de ese polen que son para los posteriores

vegetales que en frutos proveerán comida
para las poblaciones de esta tierra crecida

en nivel demográfico. Nos vemos peligrados
seriamente sin ellas. Por lo tanto, señores,
informémonos bien para salvar la vida.



Amores de madres


(Jotabé de pie quebrado)


Si por buscar amores y bellezas
destrozó sus cabezas,

rompió sus corazones además,
ya no los lamenten ni sigan más,
no olviden que están sus bellas mamás,
que no fallan jamás.

Sus amores son incondicionales
dádivas sustanciales.

Ellas aman aún en las tristezas;
por lo tanto entre nosotros son las
personas especiales.



El costo del amor


(Jotabea)


Un amor verdadero ¿quién lo puede encontrar?
Un amor que es sincero no se puede comprar.

Esta clase de amor niega precio evidente
monetario, carnal, o del oro existente,
pues no existe un artículo digno que represente
su perfecto valor en la vida presente.

Solamente equilibra su costo, uno tal cual
lo demuestre, con hechos, ser un original

sentimiento que se puede identificar
como amor en estado puro estando latente
en las pruebas de fiel conducta personal.



Anuncio de nuestra boda


(Jotabé Rimipri)


Inminente es el anuncio que haré
humildemente a los que abordaré

prontamente en tu casita natal
hermosamente ubicada al umbral
surgente del río. Donde a la tal
gente, diré del arreglo nupcial

recientemente charlado con vos.
Especialmente acordado entre dos

exponente de un amor que veré
creciente junto a ti con eventual
simiente, por la que iremos en pos.



Regresa mi corazón


(Jotabé)


Perdóname mujer si te persigo
pero mi corazón se fue contigo.

Detente ya por favor y devuélvelo.
¡Mira, estoy a punto de morir! Resuélvelo.
Jamás me lo menosprecies. Envuélvelo.
No quieras lastimarlo; y a tu amor vuélvelo.

Fui un imbécil por no saber quererte
al principio, pero hoy quiero tenerte.

Créeme por piedad lo que te digo:
si hubo un inoportuno error, absuélvelo,
porque ahora mi amor por ti es más fuerte.



Autoestima


(Jotabé pentadecasílabo)


Al espejo de la vida me miré de repente
y hallé mi lado positivo que notaba ausente.

Me puse a reflexionar profundamente en mí mismo
sobre causas y razones de tanto pesimismo.
Sopesando palabras y hechos encontré optimismo
midiéndome con otros, sin caer en egoísmo.

Tener menos errores y más aciertos, me alegra;
por eso desde hoy mi vida al amor propio se integra.

Al grado de mi autoestima lo dejo que aumente
(refiriéndome a la expresión común, que es un modismo)
dejando de creer y pensar ser «la oveja negra».



Cuidemos el planeta


(Jotabé Rimipri)


Conmovido por tanta destrucción
decido hacer la humilde petición:

Pido que al bosque no se lo destruya.
Herido quedas que el animal huya
despedido de la casa que es suya.
Partido el árbol, que se sustituya.

Destruído el bosque, será inestable.
Perdido estará el planeta habitable.

Prendido al dolor ruego solución.
Sabido el peligro, que no concluya
ceñido el mundo a un daño irreparable.



El viento y la lluvia


(Jotabé dodecasílabo)


Al viento que se traslada presuroso
se lo escucha murmurante y quejumbroso.

Chocan las palmeras mostrando impaciencia
moviendo sus hojas con más insistencia;
aumentando el poder deja en evidencia
que algo genera su notable violencia.

Porque el viento es naturalmente tranquilo,
pero algo lo lleva a salir de su estilo.

Unas nubes grises lo ponen furioso.
Lo obligan voraz sin tenerle clemencia
que acarree lluvia, trueno y refucilo.



La frescura de tu amor


(Jotabea de pie quebrado)


Es tu amor agua fresca que corre por el río
que me calma en estío.

Río donde derrama la luna sus fulgores
con encantos que dan poder a los sabores
de tus labios que entregan sorbos largos de amores
en tus besos mejores.

Tu boquita derrocha torrentes de agua pura
que a mi sed le dan cura.

Tengo enorme fortuna que todo sea mío,
este amor tan vital que me entrega frescores
de cariño y ternura.



«Ausencias» de padres


(Jotabé dodecasílabo)


Papá, lamento que te sintiera extraño
por marcharte lejos de mí año trás año.

Era niño, pero hoy siendo adulto entiendo;
por eso en este momento no contiendo,
al contrario, a mi error injusto lo enmiendo
porque de tus razones obvias aprendo.

Tus vivencias de padre fueron vaivén
de viajes laborales para el sostén.

Hoy me alejo de mis hijos, y no es daño.
Es por su bienestar que mi mano tiendo
desde lejos. Que ojalá lo vean bien.



Desde la playa hacia el mar


(Jotabé dodecasílabo)


En la playa el horizonte se enrojece
por el sol que despacio desaparece.

Las aguas visten de dorados y añiles
mientras que los peces nadando de a miles
son el festín de aves que, como misiles,
se lanzan a ellos voraces y febriles.

Un isleño en su barca, dele remar,
le agrega un color al paisaje del mar.

Me detengo a mirar hasta que anochece,
al tiempo que un montón de focas gentiles
vienen a tierra para dar de mamar.



La noche que nos encontramos


(Jotabea con rima leonina)


Esa noche te hallé solitaria con frío,
y fue que te invité venir al coche mío.

Ocultando interés fingiste rechazarme
caminando. Después no evitaste mostrarme
tu intención al revés, que era la de encontrarme.
Como sabes y ves, conseguí percatarme.

Incesante temblabas. Te presté mi campera.
Como tú no me hablabas, te lancé la primera.

Alentada tu fe saliste del vacío,
donde obtuve que des la razón de aceptarme
confesando que ansiabas que el amor sucediera.



Tu falsedad


(Jotabé pentadecasílabo)


Cuando volví supe que te casaste con otro hombre.
Eso fue una sorpresa, que hace que mucho me asombre.

Porque al saber que me iba, lloraste por muchos días.
Al ser marinero, dijiste que me esperarías;
y aunque te doliera el extrañarme, lo aguantarías
puesto que, a mi regreso, conmigo te casarías.

Para colmo, con quién menos pretendías andar,
te metiste. ¡Es un error que no podrás enmendar!

Esta falsedad que cometiste no tiene nombre.
No te digo: ¡sé feliz!, pues dudo si lo serías
porque al verdadero amor, él no te lo podrá dar.



Es como te veo


(Jotabem acróstico)


Eres en lo personal
sencillita y natural.

Compasiva, sana y amable.
obediente, manejable,
mansa, apacible, sociable,
obrera, en todo loable.

Tu alma pura es una flor
elegante en su color.

Vos sos un ser especial,
esencial e incomparable
ocupada en dar amor.



Pasión en luna nueva


(Jotabé octonario de pie quebrado)


En noche de luna nueva nuestro amor tiene un estreno
bajo un cielo sereno.

Pastos verdes florecidos hacen de cómoda cama
mientras un fresquito rocío cristalino derrama
gotas de inspiración para un coro de ranas que aclama
la pasión que se inflama.

Las estrellas vergonzosas se cubren con blanco velo
para no ver el celo.

Todo el campo se llena del sonido del desenfreno
de las palabras eróticas de la dupla que se ama
locamente en el suelo.



El valor de una dama


(Jotabea)


Decidí en mi interior el que ya no estuviera;
y esperé estar mejor al tiempo que se fuera.

Pero todo fue engaño, tremenda falsedad
de la muda asesina llamada soledad
que me puso la trampa, sin tenerme piedad,
para que no descubra su escondida frialdad.

La tarea de casa resultó demás ruda.
Cuando tuve problemas, enfrenté lucha cruda.

Empecé a precisarla para que me atendiera.
Solitario en la mesa comprendí de verdad
el valor de una dama que te acompaña y ayuda.



Golpes de la vida


(Jotabé)


Sé bien que muchas veces se madura
tras varios golpes de la vida dura.

Sucede después de mucho cansarse
de ilusionarse y desilusionarse.
De tanto tropezar y levantarse,
uno se da cuenta que hay que curarse.

El bienestar, después de lo sufrido,
lo da el hecho de haberlo comprendido.

El fruto de la experiencia asegura
un alerta para no equivocarse,
previniendo luego de lo aprendido.



Instante de paz


(Jotabea)


Percibo que no existe, también que está vacío,
el fugitivo instante que reposar ansío.

Lo he buscado bastante, pero aún no lo encuentro.
Por más que lo medito, por más que me concentro
yendo al fondo de mí, para ver más adentro,
yo jamás me lo he visto, ni siquiera en el centro.

Dudo el día que halle, que la disfrutaré
a esa paz interior, que más desearé.

¿No la he de merecer? ¿Ella no es algo mío?
Quizás no está conmigo, no lo poseo dentro,
por un tema exterior. Caso que estudiaré.



Flores para mi amor


(Jotabé tetradecasílabo)


Llevaré para mi amor este ramo de flores
para sanar las heridas de viejos rencores

porque no es vida esto de andar siempre peleando,
constante discutiendo, seguido discrepando
delante de la gente que nos está juzgando,
más de nuestros hijos que nos están escuchando.

Trataré el que pongamos fin a tantos reproches
centrándonos en lo servible hasta hacer derroches.

Sé que mi mujer desea que estemos mejores
por eso hoy quiero que hablemos porque ando buscando
que tengamos buenos días y mejores noches.



Te buscaré


(Jotabé pentadecasílabo)


Beberé de tus labios cada gota de pasión
en besos que te daré cuando se dé la ocasión;

porque cruzas con tus amigas todas las mañanas
con destino a tu trabajo en esas horas tempranas
haciendo miraditas y gestos de donde emanas
aroma de amor con mensaje: «de vos tengo ganas.

Búscame lo más prontito que para ti estaré.
Donde quieras y como sea, allí te esperaré».

De veras que encantado accederé a tu pretensión
porque los sentimientos románticos me engalanas
de forma especial, por los que nomás te buscaré.



Traición y olvido


(Jotabé tetradecasílabo)


No sé si duele más una traición o un olvido.
Hoy lo pienso, pero sopesarlo no he podido.

Solo una hiere mucho, aunque puede ser soportable;
pero si las dos van juntas, es insoportable.
Ser olvidado y traicionado es muy lamentable;
y si es por parte de un amigo, es más detestable.

Te produce un nudo en el alma la desazón
por no poder creer, al no encontrar la razón

a que la conciencia nunca le haya removido
los sentimientos. Yo podría ser razonable
si ruega el perdón, para calmar mi corazón.



¿Por qué me miras así?


(Jotabé tetradecasílabo)


Te desnudas francamente con esa mirada
de mujer bonita que parece interesada.

De veras no puedes ni siquiera controlarte
con esos ojos que no dejan de delatarte
cuando me ves presente por ahí en cualquier parte
y tampoco puedo disimular al mirarte.

Eso sí que me encanta, aunque me pone nervioso,
porque siempre vas acompañada de tu esposo.

Pero ya nos cruzaremos en alguna andada
solos, y si miras, no dudaré en preguntarte:
¿por qué me miras así? lo que me hará gustoso.



Tu dulce caricia


(Jotabé)


¿Por qué será que tu caricia suave,
para conquistarme, tiene la llave?

Porque tu mano tibia delicada,
con dulzura de amor está dotada;
dejando en cada roce, azucarada,
la gota de la miel apasionada.

Y yo que sensualmente soy goloso
me rindo ante ese elixir delicioso.

Saber mi debilidad es la clave
para que tengas siempre controlada
mi alma con tu masaje poderoso.



Semillas de amor


(Jotabé decasílabo)


En las hierbas verdes acostados
nos besábamos enamorados.

Girando nos decíamos cosas,
todas sensuales y cariñosas,
mientras que las bellas mariposas
revoloteaban de celosas.

Se elevaron alto hasta los cielos
nuestros cuerpos calientes en celos.

Aquellos actos apasionados
dejaron semillas misteriosas
de amor sembradas en esos suelos.



Por el buen camino


(Jotabé eneasílabo)


Hasta donde alcanza la vista
me guiaste para gente lista.

Con eso logré ser capaz
de socializar con la paz
al extraerle el antifaz
a todo lo que era falaz

que dañaba mi humanidad
con cosas sin utilidad.

Ahora mi vida se alista
por el buen camino, sagaz,
conservando tranquilidad.



En el mar de tus ojos


(Jotabé octonario)


Tus ojos me mostraron profundidad cuando he mirado,
como el agua del océano claro y purificado

con un cielo celestino discurriendo por la playa
y un horizonte embriagado que en arrebol se desmaya,
donde me dejabas ver tu alma más allá de la raya
detallando plenamente dulzura de amor que ensaya.

Además de las intenciones, pretensiones y antojos
que mantenían en el fondo esos bellísimos ojos,

vi que tu corazón fluía vertiente de enamorado
lo que a mi sedienta pasión impulsó para que vaya
a refrescarme en amor a través de tus labios rojos.



Hay que saber perder para después ganar


(Jotabé tridecasílabo)


A veces una derrota no es victimaria
porque, para fortalecerse, es necesaria.

Que es dolorosa y molesta, no se los niego,
pero de las disciplinas poco reniego.
Tomo la pérdida para bajar el ego,
también como vara justa para el sosiego.

Con demasiado orgullo a veces se galopa
sin ver los detalles de quién está en la tropa;

pues la humildad es cualidad reglamentaria
para evitar el que se llegue como ciego
hacia la meta y perder al final la copa.



La lluvia y la semilla


(Jotabé dodecasílabo)


Por súplicas sinceras se digna el cielo
a mandar con amor la lluvia hasta el suelo

de agua inmaculada dulce y cristalina
la que a ritmo firme a tierra se encamina;
partiéndose en pedazos se disemina
para mojar la semilla que germina.

Sembrada con dolor por el chacarero
que luego cosechará y pondrá en granero.

Formada la harina resulta un consuelo
para él y los demás cuando esta termina
convertida en el pan por el panadero.



Ardes de amor por mí


(Jotabé dodecasílabo)


Estás ardiendo de amor por mí, por dentro
de tu corazón, que hace llama en el centro.

Me doy perfecta cuenta cuando respiras,
porque tu exhalación es de que suspiras
si te cruzo por la calle; y cuando giras
la esquina das vuelta la cabeza y miras,

rápido me percato que vas sonriendo,
prueba inequívoca de que estás sintiendo

ganas de noviar en el próximo encuentro.
A la distancia, dulcemente me tiras
un beso al momento que sales corriendo.



Lo veo en tus ojos


(Jotabé con estrambote)


Tus ojos dicen que el corazón siente
erotismo en la expresión que no miente

cuando tu mirada fija es sensual;
diciéndome que es instante normal
para tener nuestro encuentro carnal
propio del arreglo matrimonial.

No fallo en discernir lo que ellos traman
pudiendo notarlo cuando me llaman.

Haciéndome una persona conciente
de que pronto habrá un momento especial
de amor, producida por dos que se aman;

que cuando estos se encaman,
hacen con sus cuerpos los que les place,
llegando a la meta que los complace.



Voy a volver a enamorarme


(Jotabé dodecasílabo)


Estoy pensando en volver a enamorarme
porque no existe razón para llevarme

de los fantasmas que viven en el miedo
que me conducen a creer que no puedo
volver a caer en semejante enredo;
así es que, por cuidado, solo me quedo.

Porque no todas las damas son iguales,
si no que hay algunas con los ideales

y modos rectos que pueden ayudarme
a renovar y fortalecer mi credo
de que el amor es vida entre los mortales.



Mamá


(Jotabem)


Pido al viento su pureza
y al sol me dé su grandeza

para nombrar la mujer,
ese incomparable ser
que hizo que pueda nacer
y me a observado crecer

cuidándome con valor,
brindándome su calor

constante, con entereza,
la que tiene mi poder:
'Mamá, eres en todo amor'.



Cuando nos hicimos novios


(Jotabé)


Bajo el árbol te miré y me miraste,
nos reímos, te besé y me besaste.

Mis manos palparon, por tu cintura,
las caderas de tu bella figura
y las tuyas frotaron con soltura
mis anchos hombros con esa dulzura

propia de una dama coqueta y hermosa
que no quería ninguna otra cosa

sino mi amor, porque pronto aceptaste
una charla a solas con la postura
de mujer que quería ser mi esposa.



Estaremos siempre juntos


(Jotabé)


Hijo no irás solo, estaré contigo.
No quedaré solo, estarás conmigo

porque a donde vayas me llevarás
en cada historia que recordarás;
y a donde yo transite tú estarás
en mí sabiendo que regresarás

después que pase todo este proceso
que seguro será para progreso.

Porque en el futuro será un abrigo
esa profesión, la que estudiarás,
también seguridad trás tu regreso.



Sólo esto tengo y quiero


(Jotabé)


Mujer, no poseo ningún dinero
pero sí para obsequiarte un ¡te quiero!

Producto de un amor que es de verdad;
amor que hace hablar con sinceridad,
obra las cosas con honestidad
y acepta las fallas con humildad.

Tú, regálame profundo respeto
y el cariño, pero que esté sujeto

al sentimiento puro y verdadero
que permite ver su realidad
en las expresiones de un amor neto.



A una nueva sociedad


(Jotabem)


Amaneció en modo pleno
un día que pinta bueno

para poder prepararme,
pues necesito expresarme
en lo que quiero mostrarme
para lograr adentrarme

en la nueva sociedad,
que dará oportunidad

de sentirme más ameno
y de esta forma llenarme
de otra posibilidad.


Duerme mi niña


(Jotabem)


Duerme mi niña querida
tranquila que papá cuida

al borde de la ventana
desvelándose de gana,
esperando que mañana
amanezcas buena y sana

porque tú eres mi futuro;
donde lo espero seguro

de que tengas buena vida
siendo una correcta humana
con un derrotero puro.



Primera ocasión


(Jotabé)


Tomé tu mano y te miré a los ojos
cuando no pude frenar mis antojos

de traerte nomás junto a mi pecho
para besarte con todo el derecho,
todo el prolongado y sinuoso trecho
que llevaba llegar hasta mi lecho

donde volcamos todas las pasiones;
las que después de crear condiciones,

fuimos a festejar con vinos rojos
junto a un menú que nos hizo provecho
mientras acordamos más ocasiones.



Primera ocasión


(Jotabé)


Tomé tu mano y te miré a los ojos
cuando no pude frenar mis antojos

de traerte nomás junto a mi pecho
para besarte cuánto quise, de hecho,
todo el prolongado y sinuoso trecho
que llevaba llegar hasta mi lecho

donde volcamos todas las pasiones;
las que después de crear condiciones,

fuimos a festejar con vinos rojos
junto a un menú que nos hizo provecho
mientras acordamos más ocasiones.



Romance


(Jotabé con estrambote)


El aire perfuma a un amor latente
y a mieles de dulce beso inminente

que nace de dos personas sentadas
estando de manos entrelazadas,
mientras se transmiten con sus miradas
el que ya se encuentran enamoradas

prestos a jugarse en tierno romance,
que irán afianzando al tiempo que avance

sin importar qué les diga la gente,
hasta que consigan estar casadas
y vivir toda la vida que alcance

sabiendo que en el trance
pueden enfrentarse a batallas duras
que vencerán, si son fieles y puras.



Instante natural

(Jotabé con estrambote)


El silencio con esa brisa suave,
estando en el bosque, es instante clave

para relajarse y gozar su encanto;
caminando sobre su agreste manto
liberando toda carga y quebranto
que muchas veces se suelta en un llanto;

que dejamos resonar por el predio
y que en ocasiones se halla por medio

de mirar árboles, flores y un ave
que con la melodía de su canto,
pueden brindarnos el santo remedio

y de sentir asedio
de la porquería que no construye,
si no más bien, constante te destruye.



Atento a la tormenta


(Jotabem)


Miré el serpenteante hilo
de un rojizo refucilo

el que anuncia la tormenta
que viene con furia cruenta
la que a mi mente atormenta
por eso que se comenta

por el que mal la ha pasado
que dejó preocupado

que no quiere que esté en vilo
por que nada me aparenta,
sino que esté preparado.



El valor de la amistad

(Jotabé Alfa)


A veces te dan cosas para el alma,
bastas para que te llenes de calma.

Cuando te parece que estás caído,
demasiado acomplejado y abatido,
encuentras a aquel hermano querido,
fiel amigo que siempre te ha servido.

Gente como esa vale más que el oro
hermoso y brilloso para un decoro.

Individuo así se tiene en la palma
juzgado porque su amistad ha sido
kilos de joyas, tal cual un tesoro.

 
     
   
     
 
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