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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
FERNANDO MONTAÑA LOZANO
 
Poemas Página 02
Poemas Página 03
 
Fernando Montaná Lozano

Fernando
Montaña Lozano

Villavicencio, Meta
(Colombia)

El recibimiento de San Pelayo

(Jotabem 33 hexasílabo)


Vamos al congreso
sin pagar ingreso.

Listos: la energía,
versos de valía,
cielo en ambrosía,
van de correría

en caliente mayo
sin ningún desmayo.

Explícito beso
en bella armonía
nos da San Pelayo.



La tragedia de Ana


(Jotabem Abecedario)


Ana bebía, cantaba,
dormía en felpas, gritaba,

hurgaba instando jarana.
Kilos libaba mi nana.
Ñoña, ociosa, parroquiana,
quilates robaba sana.

Tequila urgía viciosa,
whisky «Xe», yerba zumosa.

¡Alma bendita! Cataba
durmiendo enferma. Fontana
gozona, hiposa. Infructuosa.



Caro disimulo


(2 Jotabems con estrambote)


Han pasado por mi vida
ancianos de abierta herida

en su oscilante memoria.
Unos sabían su historia
pero en ceros su oratoria.
Otros contaban prehistoria

mas ignoraban presente
y todo lo más reciente.

Sus manos, piel derretida,
trituraban con euforia
lo que no podía el diente.


Uno de ellos, cierto día,
manifestó la osadía

de comer una galleta
poniendo en riesgo su dieta.
En una fugaz gambeta
el comestible hizo treta

triturado entre las manos,
volando lejos de humanos.

Mi abuelo agradecería
mi tapaboca en la jeta,
pues tengo defectos sanos.

Mis hermanos:
mientras van disimulando,
el Alzheimer va iniciando.



Cantos del árbol y el agua


(4 Jotabés)


Heme aquí consentido de algodones
entre abonos buscando direcciones

en que yaces, romántico nutriente
de amor, vida, traslúcido y clemente.
Mi faz has de empapar, fogosa fuente,
como animas sublime lo existente.

Cuando estire mi cuerpo he de entender
que manas mundo. Habré de agradecer

tu elástica figura de torsiones
a lo verde, animales y a la gente
mojándolos en dicha por nacer.


Trepando por los aires miro al cielo;
me embriaga el horizonte, admiro el suelo:

Has hecho de la selva y de mi llano
bulliciosa tarima en que el humano
restaura el corazón y da la mano
en alegre sentir al más cercano.

Van mis piernas hurgando el pedestal
en tu busca, mi líquido vital,

suplicando en lo seco tu consuelo,
taladrando angustiosas en verano
para hacerme crecer noble y frutal.


Juega en mis brazos mi dulce y jugoso
retoño de pepas, pulpas, sabroso

bebé de cosechas, miel natural
de endulzar el alma desde el panal
a tórridos gustos sin más caudal
que rones sedientos de carnaval.

Salta del verde a madura presencia,
echa en la altura su aroma y su esencia.

Ser de tus frescos, manjar delicioso,
funge de padre, feliz manantial
legando a la vida mi descendencia.


Lerdos mis brazos de piel agotada,
pelambre en el suelo, faz derrotada,

nidos sin dueños, hormigas sin norte,
savia invisible fluyendo en un corte,
vuelo de abejas amargo en su porte,
sin ti… ¡ni mis pies son ya mi soporte!

Impiden que bañes mi piel candente
dándote rutas del hombre pudiente

en tanto me curvo y, como si nada,
desértico muero. Sin que le importe,
quien te posee te vende a su cliente.



Sueño de niña


(Jotabé)


Mañana cuando reine la armonía,
tu sueño, niña, de febril sequía,

fiel compañero de tu danza coja,
ñoño, niñero de letal congoja,
leño sin llamas que al tocarlo moja,
pálida araña que al andar sonroja;

señorona caricia lo levante,
guiño sonoro en el trasluz le cante,

pide al Señor te eleve en lozanía,
sé la pequeña que en virtud recoja
la hazaña de soñar como gigante.



El plato más rico del mundo


(2 jotabems con estrambote)


Nuestra Colombia querida
come bueno, incluso herida.

Come un plato sabrosón
consistente en un lechón
que sonríe en el fogón
gozándose la sazón.

Ajos, arvejas, cebolla,
arroz y pimienta en olla.

Manteca bien derretida,
completa la guarnición.
¡Qué comilona tan criolla!


Al comenzar en enero
y continuar en febrero,

nos engullimos el plato.
Nos recostamos un rato
y… llega el San Pedro grato
en donde come hasta el gato.

Llega pronto Navidad
y el cerdo de más edad,

que se creía el primero,
cebado en amor y trato,
pierde toda autoridad:


cruel bondad:
por creerse con corona,
termina en rica Lechona.



Corazón por razón


(Jotabea)


Quise adornar mi vida con unos y con ceros
buscando liberarme de yerros y agujeros.

Llevaba de estandarte mandatos de la ciencia
que en sabios teoremas gritaban mi presencia.
Mi mundo entre lo plano calaba en la decencia,
locuras y osadías en otros, indecencia.

Aristas, muchas curvas, colores de sazón
hallé curioso un día desierto de emoción.

Mi izquierdo autoritario de números enteros
perdiose en el derecho de sana irreverencia
anclando mi cerebro en mi oculto corazón.



Manos de amor


(Jotabé tridecasílabo acróstico)


Maternal amparo siguen siendo tus huellas
Asidas a tu piel de cálidas morcellas.

Nada en todo el orbe descuella entre el oscuro
Ocaso de afecto, rocambolesco muro,
Silente y lánguido, cual pálido perjuro.
Dedos de tierna luz que alumbran al futuro,

Estrellas místicas que auguran la esperanza,
Amor de corrido, de espléndida alabanza,

Manos cielo en tierra de imágenes tan bellas,
Oración de cuna meciéndose en el puro
Redil celestial en la bienaventuranza.



Degustación


(Jotabé tridecasílabo)


Abre tus noches a este ansioso corazón
de lúbrico vibrar y férvida pasión.

Deja que mi tacto deslice en tu fragancia
de pétalos rojos de opípara sustancia,
mi golosas manos exploren tu abundancia
cual recién nacido abstraído en su lactancia.

Alza tu mirada oscilante y blanquecina,
espía mi cielo, mi nuez de gelatina.

Tiembla mi estructura en calórica fricción
en tanto degustas, en rígida observancia
de fálico deseo, eréctil golosina.



Nostalgia navideña


(Jotabé hexadecasílabo)


Se vestía de colores mi Paujil en alegría;
rojos, verdes y dorados matizaban sinfonía.

Niños éramos, cantores en la iglesia en Navidad.
Villancicos, panderetas refrendaban amistad.
Con natillas y buñuelos doblegaban voluntad
de guardar la sana dieta consumiendo por mitad.

Iba el cura por las calles presidiendo la novena
y en sus casas las abuelas preparaban rica cena.

Veinticuatro por la noche, rumba y mucha algarabía,
esperábamos del Niño que, infinito en caridad,
un volquete nos trajera para jugar con arena.



Oscuro doloroso


(Jotabea)


Bello país que pliegas rodillas a los santos,
derecho tu discurso torcido en sus encantos,

que manchas superficies con rojos de violencia
y opacas las retinas y eliges sin conciencia:
dime ¿en qué bando acecha, gozando de tu anuencia,
la pútrida mentira de manos con licencia?

Si componerte quiero mi prístina canción
¿dónde inspirarme debo, no pierda el corazón?

Porque balcones tienes, algunos sin espantos,
que señalarme puedas en rutas de decencia
cuyos caminos ruedan sin que haya corrupción.



Ven de nuevo


(Jotabé Rimipri)


Mensajeros tus cínicos deslices,
pregoneros de todo lo que dices.

Pendencieros tus pasos me vulneran,
zalameros tus guiños desesperan.
Rumberos en la esquina te veneran,
primeros en amarte, consideran.

Prisioneros de besos en tu andanza,
lanceros van hurgando con su lanza.

Bomberos a la espera que aterrices,
enteros mis anhelos te liberan
senderos que te invitan a la danza.



Letal oscuridad


(Jotabea)


La oscuridad del mundo me pone de narices
besando el pavimento, sumando a mis deslices

mi frente corrugada, mi rostro en desvarío,
mis pasos cabizbajo, de inagotable hastío.
Quisiera el universo fluyendo como río
en prístino sosiego con frescos de rocío.

Quisiera acariciando de frente el firmamento
llegase a mis entrañas acrisolado viento.

Quisiera inacabable, de estáticos felices,
el fugitivo instante que reposar ansío
y hacer de mis infiernos cenizas del momento.



Vaivenes de la mente


(Jotabé tridecasílabo)


¡Vuela, mente! Vuela en azules sin confines.
Surca los colores, devela querubines.

Que la excelsa belleza brille en tus paletas,
las notas de tu lira y solos de trompetas
acaricien espacios; vuelen cual saetas
cinceles de cielo esculpiendo los planetas.

¡Vuela, mente! Vuelve. Te espera lo imperfecto:
loando tus aristas, huye del defecto.

¡Vuela, mente! Vuelve. Retumben los clarines
a tu feliz regreso; y en versos de poetas
revela al universo que… ¡eres arquitecto!



Los ojos de mi mona


(Jotabé acróstico tridecasílabo)


Tienes los ojos del color de tu entereza:
Irreverentes, si has de predicar justeza.

Enormes, libres, cuando estallas al amor.
Redondos, vacuos, si respiras sinsabor.
Nuevos, felices al aroma de una flor.
Orondos, bellos, cuando le oras al Señor.

Sanos, alegres en destellos de locura.
Ociosos, lentos en la sórdida apretura.

Jacarandosos de los pies a la cabeza.
Oh, Dios, cuán ogros al hallarse en desamor:
Sé Tú quien los sana en amores de ternura.



Huellas de la hermosa España


(Jotabé tridecasílabo)


Entre cielos ya otoño y pálido verano
pusimos en España corazón ufano.

Anduvimos por parques, bellas avenidas,
iglesias y museos, cúpulas erguidas,
jardines esmeralda flores consentidas,
jóvenes sobrinos buscando nuevas vidas.

Generosa nación; se explica gran afluencia
de almas esquivando quizá febril violencia.

Madrid, Barcelona, son de este colombiano
recuerdos por siempre; lo mismo las salidas
con Ana y Juan Benito, ilustres de Valencia.



Gozo marino


(Jotabé dodecasílabo)


Camino descalzo en las frescas mañanas;
la playa me aclara los grises de canas.

Arenas se acercan jugando en las olas,
abarcan mis pies dibujando aureolas;
variados sus fríos me dicen a solas
que acaba mi mundo de mil bataholas.

En sienes de paz quiero siempre jugar
cual niño con tarros y arenas contar

tentando al adulto que en tímidas ganas
metido en su carpa no goza cabriolas
de libres gaviotas creyéndose mar.



Falso Ratón Pérez

(3 Jotabems)


«A este diente con sigilo
lo sustraigo con un hilo».

Dice Antonio el camarita
y al momento solicita
que le traigan la copita
de aguardiente y fina pita.

Engullido el cruel licor
toma aliento el buen señor.

En la cama un cocodrilo
de peluche, piel bendita,
abre fauces de terror.


Bajo su vientre de seda
hace guiño una moneda.

La temblorosa paciente
abre boca y pela el diente.
Solo tiene el aliciente
del Ratón Pérez en mente.

Toma Antonio su pabilo;
del Señor un gran pupilo,

pide a Dios que le conceda
una mano omnipotente
de esquivar el brioso filo.


Jala el hombre con tesón,
salta el diente hasta el mesón.

La paciente no reclama;
presurosa va a su cama
y descubre ¡todo un drama!
El ratón es solo fama.

Ve su animal muy tranquilo;
es, como siempre, su estilo.

El famoso galardón
era tan solo una trama:
¡Se lo tragó el cocodrilo!



Escultores de futuro


(Jotabem)


Este sí, no como aquel,
también resultó novel.

A la carga, dijo: «Sí»,
sin importar si era ají,
un delicioso maní
o vuelo de colibrí.

Dijo: «Le hacemos a todo
y luchamos codo a codo».

Pidió martillo y cincel
para mostrar que es así
como se esculpe en el lodo.



Dame tu piel


(Jotabé decasílabo)


Esta piel de sombras ondulantes
muchas veces luces titilantes,

otras en oscuros de terror,
ha encontrado al fin solo un color
indeleble a aromas de una flor,
serviles soldados del amor.

Esta piel a veces agonía,
entrañable hoy goza en lozanía.

Si llegan tinieblas acechantes
y sórdidas mutan el olor,
me queda tu piel, amada mía.



Mi adorado envoltorio


(Jotabé)


Joto caliente de verdosa piel,
no imaginaba que serías cruel.

Enviaste tus vapores a mis fosas
y revolcaste mis entrañas sosas.
Rompí tu dermis: qué tan deliciosas
tus vísceras, tus carnes calurosas,

tu cama diseñada en el maizal
por las manos gloriosas del jornal.

¡Gordo me hiciste! Pero todo gel,
no renuncio a adorar las llantas briosas
que me ciñen, periódico tamal.



Bufones pala-ciegos


(Jotabé Alfa con estrambote)


¿Adulas a quien manda así no sepa?
Borricos los que viven de la arepa

creyendo que el maíz se da en palacio,
danzando en los comandos que al espacio
eructa satisfecho en su solacio
fantoche el Mandamás de oído lacio.

Ganas el pan que te celebra el día
hurtando al universo la armonía

instando al Hombre Sol entre su estepa,
jalándolo a meterse muy despacio
kilos de orgullo, engendro de anarquía.

Los hombres, señoría,
matan si ciegos ven que quien ordena
niega la vida en cuanto vida ajena.



Debate de control


(Jotabé dodecasílabo)


¿Que opine? ¡Claro! Con mucho gusto opino
cuando en mi selva, que aún a olor de pino

mantiene alerta nadando en las frescuras,
rejuvenece cual niño en sus diabluras,
celebra el triunfo con todas las mesuras,
sobre la hamaca se mece entre lecturas;

no irrumpa el tono voraz de oscuro trazo
ni aceche el grito patán como frenazo.

Claro que opino probando añejo vino,
mas no te acepto que incluso mis tochuras
al piso pongas gritándome un madrazo.



Mis hermanos


(Jotabé tetradecasílabo)


Hubo mágicas peleas sin razón ni ruta,
jardines y arenales de intrépida disputa,

odios locos y decentes, corazón lloroso,
rostros incendiados y cerebro quejumbroso.
Hoy ganó el afecto de pelo maravilloso
años ha en las riñas de lenguaje revoltoso.

¿Quién compra una querella? ¡Nadie! Todo es en vano.
¿Quién, pues, a las patadas? ¡Nadie que alce la mano!

Sublimes reencuentros son risas de la hirsuta
y alérgica alegría que nos izó el hermoso
trasiego por el mundo en afecto de un hermano.



Abuelo


(Jotabem)

Al maestro Juan Benito


Ser abuelo es experiencia
que no explica ni la ciencia.

Se regresa a la niñez,
se desarruga la tez,
se camina con fluidez
y se nada como pez.

Qué bonito es ser inquieto
y adorar con peso neto.

Quiera Dios en su sapiencia,
prodigarle en su adultez
las travesuras de un nieto.



Bellas travesuras


(Jotabé)


Nuevos soles naranja, más que el Llano,
habrán de acariciarlos, dulce mano.

Tendrán nuevas tareas en bullicio,
nuevos estrados para su ejercicio.
Una que otra carrera no es suplicio
y un porrazo no los saca de quicio.

Lo habrán ganado sin comprar boleto
y en su familia formará el quinteto

de azul, de Millos y criterio sano
que hasta perdiendo mantendrá su juicio.
¡Gócenlo ya, que pronto asoma el nieto!



Escapismo


(Jotabem)


No quiero abrir las ventanas.
¿Para ver cosas sin ganas?

Ya no vuelan las abejas,
ya no balan las ovejas,
ya no paran las orejas
los borricos entre rejas.

Sentado aquí en el sofá
no lamento el bla bla blá

que con cosas tan insanas,
tan insulsas y pendejas
te birlará el Gran Pachá.



Noble dador


(Jotabé dodecasílabo)


¿Quién ágil pasó por la dolida alfombra
y ufano ignoró con altivez que asombra

que los árboles, otrora bendecidos,
raíces llanas, follajes desleídos,
de roncas flores de pétalos dormidos,
rústicos tallos y nidos agredidos,

oxígeno dan para el mortal viviente,
lúdicos gestan el fresco de la gente

pese a sus hojas decrépitas sin sombra?
¿Será que ese hombre de pétreos sentidos
ataúd tiene para su ser yacente?



Hermano Álex


(Jotabé decasílabo)


Voces llegan desde el infinito
y levantan alma sin ser grito.

Llevan en su cresta la esperanza,
luces de colores y bonanza,
vastas energías y templanza
inspirando en todos la confianza.

Brilla el líder de actitud señera,
pasos ágiles de escasa espera.

Vibra el hombre en su trajín, un rito,
llevando en su mente la pujanza
y en el hombro Salle por bandera.



Discos de vida


(Jotabé)


Hay retornos que avivan los febriles
estados luminosos, de candiles.

Se disfruta en la vibra el corazón
más gozoso y radiante, sabrosón.
«¡Es un niño!», dirá aquel criticón
sin aliño, sin gota de sazón.

Me disfruto la salsa cuando en vilo,
pleno en alegría, kilo por kilo,

en regreso a mis años juveniles,
resucita mi oído una canción
sazonada en un disco de vinilo.



Reinicio de amor


(Jotabé dodecasílabo)


Ya vienen, mi hermosa, los tiernos arrullos
de aromas y luces y suaves murmullos.

Carcome tu pecho abrasiva resaca,
tu pelo de erizo te pinta más flaca,
tus blusas, tus faldas te visten de hallaca,
mas no desesperes: serás una guaca.

Ya llegan tus risas de trueno que adoro,
tus danzas de cielo abrazándote en coro.

Amor que tiraste no vuelve en capullos
ni largo despecho te mece en tu hamaca.
¡Despiértate, linda, disfruta, tesoro!



El profe Guillo Rojas


(Jotabé dodecasílabo)


Guitarra en alma de elásticos momentos
brilla en los tiempos de alegres firmamentos.

Aires de rumba besando la enseñanza,
jovial auspicio a parejas en su danza,
viajes, saberes, conforman la semblanza
del fiel amigo que inspira remembranza.

Hoy pierde el bosque sus tallos y sus hojas,
flores y frutos son fardos de congojas.

Raíces quedan sanando los lamentos
y entre la historia germinará la andanza
del profe Guillo, Guatellanero Rojas.



Bella


(Jotabea)


Hay cosas que se observan y nublan los sentidos.
Ejemplo de ello es Bella, que en diáfanos vestidos

a soles del ocaso, calor rojo de infierno,
silueta seductora sinuosa hasta el averno
derríteme la vista cual horizonte eterno.
Otra hay que me colapsa, me oculta el lado tierno

en su añorada ausencia: me duele la cabeza,
quisiera evaporarme, tener la fortaleza

de resistir entero demonios poseídos
que enturbian mi paciencia, mi fiel autogobierno.
«¡Perdóname, mi Bella! ¡Mi cura: una cerveza!»



Devaneos del mundo


(Jotabea)


Mi mano izquierda sabe lo que hace la derecha,
pues ambas gozan fieles la rectitud maltrecha.

Mi corazón ansioso de prístina bondad
observa cabizbajo transido en la maldad
de aquí, de allá, de todo, de toda la ciudad,
del orbe retorcido fingiendo santidad.

Celebraré con brazos lanzados a la luna
cuando torcidas manos convivan dos en una,

el mundo se equilibre, ya libre de sospecha,
manando bullicioso sublime claridad,
tullido se enderece sin cortapisa alguna.



Contubernio


(Jotabem)


La frondosa Impunidad
se casó con Vanidad.

Cuando tañen las campanas
van a misa, siempre ufanas.
Antes pliegan las persianas
y abren pleno las ventanas.

De rodillas al Sagrario
agradecen millonario

capital que en la ciudad
todos saben: las catanas
son la envidia del erario.



Corrección de ruta


(Jotabem)


Apuntarás transparente
a este círculo de enfrente,

a la izquierda o la derecha.
Si te sales, con tu flecha
ilegal y de sospecha
borrarás hasta la fecha.

Apuntaste mal, ¿es cierto?
Debes mejorar tu acierto:

pide que un juez indecente
valide tu acción maltrecha
y agrande el radio de entuerto.



Credo terrenal


(Jotabé)


Levante la mano el que no es torcido
y pueda gritar: «No vivo escondido

y en libros muy claros y el corazón
te muestro las cuentas sin dilación.
Amo el trabajo, no importa el patrón,
tributo en los tiempos, mi obligación.

Sigo las normas con fiel optimismo,
nunca soborno y cuestiono el cinismo.

Huyo a poderes de solio lamido,
nunca les pido nefasta porción».
Y pueda gritar que cree en sí mismo.


 
     
   
     
 
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