Pedro
Yajure Mejía
Ciudad Ojeda, Edo. Zulia (Venezuela) |
¡Te amo Valencia!
(Jotabé)
Es el casco histórico de Valencia
símbolo patrio de su independencia.
Fue grito bravío de libertad,
si no al heroico pueblo preguntad,
que al sol de hoy mantiene su lealtad,
¡te amamos Valencia!, mi majestad.
Te amo tierra de todos mis amores
tierra ciudadana, de los mejores.
Y vamos ya con nuestra bienquerencia,
sin temores, a imponer la verdad,
Libertad: ¡con poetas, trovadores!
(Joabé ganador del Premio Valencianía «Fulla del Taronger» del IV Concurso Poético Internacional «Canto a Valencia»)
Amada mujer Santa
(Jotabé)
Sinfonía del alma ahora canta
son tus besos amada mujer santa.
Besos que por las noches no demoran
y a mis labios de alivios enamoran,
a tus voces mis palabras devoran
besos de mujer mis versos imploran.
Es tu vida en la mía musical
sinfonía y mi canto angelical.
Por tu amor mi amor feliz se decanta
siempre los días por nosotros lloran
en alcoba amante tan pasional.
Te he visto
(Jotabé)
En este pesar oscuro te he visto
amado señor puro Jesucristo.
Devolviéndome de nuevo la vida
esa que estaba sumida en su herida
dispuesta para su larga partida
pero detuviste mi despedida.
Gracias mi gran Señor por tu milagro
con mi fe a ti siempre me consagro.
Amarte con fe en oración insisto
y tu misericordia a mí me cuida
mi cuerpo moribundo no está magro.
Dejaste en agonía mi suspiro
(Jotabé)
Dejaste en agonía mi suspiro
en mar de tu cintura que respiro.
Esperanza amorosa yo construyo
abandonando cruel adiós muy suyo
penas muy dolorosas yo destruyo
este amor que te guardo es solo tuyo.
Vendrá nuevo cantar nuevo destino
con flores amorosas del camino.
Nuestras vidas darán sublime giro
penas del corazón expulso, excluyo,
vuelve tu beso a mi boca: divino.
Infancia asesinada
(Jotabé)
Detengan a dementes de la guerra.
Asesinos de la infancia en la tierra.
Destructores de inocencias y sueños,
los Gobernantes crueles de pequeños.
Herodes, del mundo se creen dueños,
vidas de infantes: tratan con desdeños.
Mientras esos niños son enterrados
los asesinos mandan más soldados.
A matar niños, y llora la sierra,
y el mundo calla, calla, no hace empeños,
por detener matones desalmados.
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