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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
IDIS PARRA BATISTA
 
Poemas
 
Idis Parra Batista

Idis
Parra Batista

Puerto Padre (Cuba)

Con los ojos del alma

(Jotabé)


Quiero pintarte, amor, en la colina
del verso que estremece y que conmina

a mirar más allá de la envoltura
la esencia de la sed que no se apura
sino en el manantial de la ventura
que corre cuesta arriba en la espesura.

Que la voz del adorno no me tiente
a morder la emoción con torvo diente.

No pretendo un retrato de vitrina
objeto de alabanza o de censura.
Con que vuele a la luz es suficiente.



Orto Rey


(Jotabem lipograma sin la vocal “a”)


El Sol no esconde su estilo
ni pone en riesgo, ni en vilo

su pincel multicolor.
Río intenso, surtidor
de luces y de vigor;
con el nítido esplendor

de su tez y su reverso
se vierte en el universo

y le enciende su pabilo.
Todo es luz en derredor;
en su piel se yergue el verso.



A pleamar


(Jotabé)


El mar me deja ver que en la otra orilla
suspira de nostalgia mi barquilla,

la proa fija al norte, en la estacada,
con una cicatriz en la mirada,
inerme, ajena, gris, casi varada
en medio del letargo de la nada.

A un vendaval de inicuos silogismos
arrostra el pensamiento; nuevos ismos,

de versos que retoñan de la astilla,
devoran la distancia, en oleada
nos salvan del olvido y sus abismos.



Maestra


(2 Jotabé)


Contaba una maestra a sus pupilos
la trama de un relato, por sus hilos.

Era un niño travieso, les decía,
que en la clase de todos se reía,
pero a la niña inválida, Lucía,
un jazmín o una rosa le traía.

Y en los veinte minutos de recreo
él con ella jugaba al veo, veo,

o la sombra de un sauce, muy tranquilos,
soñaban un libro de poesía
y, en silencio, pedían un deseo...


La maestra calló, por un momento,
y un suspiro con alas de lamento

escapó de la clase sin querer,
porque allí, todos querían saber
el final de la historia, en que el placer
de servir, engrandece a cualquier ser.

Y aunque algunos opinen lo contrario,
cada uno desde su imaginario

podrá luego crear su propio cuento
sobre la esencia humana, y el deber
de mostrarse sensible, solidario.



Definiciones


(4 Jotabem pentasílabos)


I

Melancolía:
dulce agonía

de quien espera
la primavera
como si fuera
tibia quimera.

Y al cabo advierte
que el alma inerte,

mustia y vacía
sobre una hoguera
su pena vierte.


II

Desilusión:
vieja estación

de los cometas
que arman sus tretas
donde profetas
no alcanzan metas

para el consuelo;
y cuál señuelo

de compasión
dicta recetas
sobre un pañuelo.


Ill

Desasosiego:
planta sin riego

que el sol castiga
hasta la espiga,
y en su fatiga
la pena abriga.

Tanto le duele
que hallar no suele

de algún labriego
la mano amiga
que le consuele.



Dulce arrullo


(Jotabém pentasílabo)


Paloma arrulla
que la voz tuya

tiene el encanto
de ser un canto
que alivia el llanto
y hasta el quebranto

de tus pichones.
En tus canciones

van !Aleluya!
al cielo santo
las bendiciones.



Don elefante

(Jotabém pentasílabo)


Don elefante
trompa adelante

camina lento,
con mucho tiento
si el pavimento
es de cemento.

No apura el paso
ni por si acaso.

Se ve elegante
su movimiento
a suelo raso.



Sustos

(Jotabém)


Cuando se escucha en la aldea
que alguna zorra tautea

Corren por las cuatro esquinas
a esconderse las gallinas,
y las liebres saltarinas
brincan sobre las espinas

en busca de un escondrijo.
Hasta el padre esconde al hijo

donde la fiera no vea.
Cierran puertas y cortinas
y pasan cerrojo fijo.


Hay pánico en derredor.
Alguien grita: “cazadoooor

haz que suene tu metralla,
asusta a la zorra, halla
la forma de que se vaya
para que en el pueblo haya

otra vez tranquilidad”.
Se oyen tiros de verdad,

y del monte un “por favor
no me mates, falla, falla
era jugando, piedad”



Papagayo maniquí

(Jotabém)


Un astuto papagayo
Imitaba sin ensayo

a las aves de corral.
Oculto en el matorral,
en oferta matinal
dio su primer recital

dedicado a las polluelas
y a las gallinas abuelas,

sin acordarse que el gallo
Rey momo del carnaval
de ese patio, tiene espuelas.

Al quinto quiquiriquí,
una cresta carmesí,

a la luz del mediodía,
hizo galas de hidalguía
buscando al que se escondía
tras la falsa melodía.

Cuentan que el imitador
verde y rojo, de tenor

se convirtió en maniquí
con la boca abierta, fría,
y muda por el terror.



Gran discurso de un cepillo

(Jotabém)


Una caries medio loca
andaba buscando boca

que no cuidara sus dientes;
iba detrás de las gentes
comilonas e inconscientes
que prefieren ingredientes

de base dulce en sus dietas,
para darles sus recetas:

- Abundante azúcar, poca
Preocupación, prominentes
cantidades de chupetas,


almíbares, caramelos,
mabiolas, puyas, buñuelos,

y nadita de lavado,
ni dentista exagerado
que considera un pecado
el comer algo endulzado.

No le hagan caso, comida
edulcorada es la vida.

– Ojo con esos señuelos,
dijo un cepillo enfadado,
son de caries homicida


que a punto está de morir
y les quiere confundir

con su astuta triquiñuela
que va directo a la muela
para que sufra y le duela
hasta el fondo, y de secuela

le quede una pena vana.
Oigan todos, no es jarana,

solo intento prevenir
con el saber de la escuela
¡Por una sonrisa sana!



El mulo puntero

(Jotabém)


Rebuzna el mulo puntero
del arria cuando el sendero

se hace un hilo en la escalada
por una cuesta escarpada
que le espina la mirada
y en la piel deja tatuada

la silueta de la tarde
como una sombra cobarde

que se escurre. Va el arriero
a su lado en anudada
simbiosis de fuerza-alarde.


El que los mira pasar
celebra el ritmo al andar

pero no repara en que
lo que por fuera se ve
no es la esencia, ni el porqué
evitan siempre un traspié

estas rítmicas criaturas
cuando desandan alturas

en hazaña singular;
paso a paso, acto de fe,
van corrigiendo angosturas.



Cuando solo da limones

(Jotabém)


Cuando solo da limones
la vida, entre las opciones

queda bien la limonada,
refrescante y atinada
bebida si la jornada
te deja la sed tatuada

y en el pecho un huracán.
Tiempos mejores vendrán

después de los de ciclones.
Que no te amedrente nada.
Sigue erguido, Caguairan.



Coty membrillo

(Jotabém pentasílabo)


Dicen que Marta
le hizo una tarta

de mazamorra
a su cotorra,
que la muy zorra
hasta en la gorra

del amarillo
dulce con brillo

se untó, y que Marta
le decía, ahorra,
Coty membrillo.



La Vida

(Jotabé)


La vida es una pieza teatral
montada sobre un eje universal

que se mueve en escena como noria.
Describiendo su propia trayectoria
regresa al punto cero de la historia
con huellas en la piel y en la memoria.

Sin tiempo para ensayos, la función
se dilata o se extingue en proporción

con el ritmo que lleve el carnaval
que arrostra a paso doble hacia la gloria
y acalla los suspiros del telón.



Si bemol

(Jotabé)


Soy paloma silvestre que se anima
a volar en el monte hasta la cima

donde moran los duendes del deseo.
Y aunque a veces me cansa el aleteo
y el arrullo se trueca por gorjeo,
que no llega a tesitura ni a solfeo

evado el torbellino que me enerva
y agito a mis bemoles como a yerba.

Quizás no llegue nunca a ópera prima,
ni el premio sea una placa o un trofeo
pero el monte sus flores me reserva.


Oda al mar

(Jotabé)


¡Cómo te admiro, oh mar, azul, profundo!
Por tu cálido abrazo al vagabundo

que no hallaba qué hacer con su agonía;
por la serenidad y la osadía
con que subes y bajas cada día
en tu baile de lunas, melodía

que se adhiere a la piel, vivaz, radiante;
por tu beso de sal alucinante

que me acaricia toda en un segundo
y despierta en mi pecho la poesía
no me canso jamás de ser tu amante.


Oda al verso

(Jotabé)


Mi verso no se rinde. Ni sitiado
abandona sus botas de soldado.

En lides contra el tiempo sabe hallar
la táctica oportuna y conjugar
en toda su extensión el verbo amar.
Es mi verso guerrero singular:

frente a la hostilidad del enemigo
se yergue y a la carga va conmigo.

El no claudica nunca, es obstinado
rebelde y anchuroso como el mar,
valiente, seductor y fiel amigo.


Utopía

(Jotabé tetradecasílabo)

 
Yo seguiré soñando soles de primavera
aunque el invierno cruel haga diana en mi quimera.

A pesar de la nieve, con todos sus excesos,
no habrá escarcha en mis manos, ni se helarán mis rezos.
Quizás solloce a veces al ver mis ojos presos
del dolor que le causa la ausencia de tus besos.

La estación del milagro debe estar cerca. Digo
tres veces aquel credo que me aprendí contigo.

Y una llama descubro al fondo de mi hoguera
y me inunda el aroma del patio de cerezos
y río y lloro y canto con mi fe por testigo


del éxtasis. Se invade de azules mi algazara.
Por todos mis rincones parece que danzara

una lluvia de flores, galáctica certeza
del milagro agorero de la ansiada sorpresa.
Retomo el manto y tejo con la misma destreza
que Penélope; un halo de pasiones regresa

con todos sus bemoles en lírico solfeo.
A través de la urdimbre, las luciérnagas veo

asomarse al camino. Se corre la mampara
del invierno, un verano de sublime tibieza
al andén de mi vida, te devuelve, Odiseo.


Sino del caminante

(Jotabém)


Al andar se hace camino,
caminante, ese es tu sino.

No le temas al traspié
ni cuestiones el porqué
algunos desisten. Ve,
deja que marque tu pie

la estatura de tus huellas,
que otros deambulen por ellas.

Eres faro, peregrino
de los que pierden la fe
en conquistar las estrellas.


Cuando un amigo se va

(Jotabém)


Cuando un amigo se va
flota en el viento el quizá

podamos verle algún día,
y en el alma la porfía
entre certeza, utopía
convicción y profecía

sobre el regreso y la fe.
Las razones, los porqué,

a nuestro lado no está
los signa la lejanía,
distancia interpuesta que


Simula ser la mampara
que distorsiona la rara

sensación de última cena.
Nuestra barca sin carena,
se aleja más, se enajena
en cualquier banco de arena

por temor a naufragar.
No hay gaviotas, ni un manglar

que anuncien puerto. Se vara
por el peso de la pena
que no consuela ni el mar.


Reclamo

(Jotabém pentasílabo)


Oh, pena ingente
clava tu diente

en otro lado,
no en mi costado
triste, soldado
que está cansado

de soportar
años de mar

la carga ardiente
que le ha tocado
en su bregar.


Sigue de largo
con tu letargo,

en estampida,
pena sufrida
que no hay cabida
para otra herida

del desamor.
Fuera el dolor

y el trago amargo
de tu mordida
ya de mi vida.

 
     
   
     
 
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