Lila
Manrique Preciado
(Liman)
Barranquilla (Colombia) |
Rutinas
(Jotabé)
¡Cada paso que doy, me lleva al cielo!
Procuro andar y andar, o me congelo.
Se traspira el silencio entre mis venas
en aguas apacibles y serenas,
con embriaguez de afanes y condenas
que ocluyen los espasmos y las penas.
Me aferro al genocidio de tu calma
y en mis ansias dormidas, besas mi alma.
Amarte sin medida, es tierno vuelo,
que ronda sin piedad entre cadenas
la rutina del sol, erguida palma.
Sentir
(Jotabe)
Cuando intentas sentir y te cuestionas
no entiendes la razón y te abandonas
en un eco impoluto poderoso
que azota sin piedad el gran coloso
y te abraza, y te arropa majestuoso,
en loco vendaval vertiginoso.
La piel se te arrebata en el recuerdo
de instantes que atesoras y me pierdo
en el miedo que te agrede y pregonas
cual pétalo de sangre remilgoso
que atrapa el corazón en fiel acuerdo.
Pasión nocturna
(Jotabé)
Fogosidad nocturna, que estremece,
al compás de un acorde que se mece
en caudaloso río de locura
que atrapa al corazón, que lo tortura,
con ganas, con tesón y sin cordura.
¡Ardor intenso, tórrida atadura!
Renacer en la magia del verano,
un regalo, un presente, de tu mano.
Es la entrega total que te enloquece,
un soplo de placer, enmendadura,
éxtasis camuflado en el arcano.
(Poema ganador del Tercer Premio del VII Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)
Luna inquieta
(Jotabé)
La luna iluminaba su coraje
y envolvía el satín de su ropaje,
entre luces, matices y colores.
Se esfumaron, sin más, los sinsabores
que enlutaron el alma con horrores
perpetuos y malignos, los clamores.
Observó fijamente y con presteza,
la luz que deslumbraba la corteza
de un árbol primitivo en el follaje,
cuyo aroma embebía los amores,
cual pintura forjada en la pureza.
Resolvió transitar con su equipaje
sin posar la mirada en el paraje,
que oscuro se perdía en los albores,
sin juzgar su dolor o los rumores,
caminó hasta olvidar los resplandores
en perpetua oración entre las flores.
En su alma, reflejaba la tristeza
y en su voz un quejido sin terneza,
perdido en el clamor de un oleaje
que agotó su razón en estertores
cual gota de rocío en ligereza.
Un sueño insigne
(Jotabé)
¡Valeroso, fantástico y moreno!
con su gesto gentil siempre sereno.
Se dispuso en mis sueños sin reparo
y por su tierno beso, un poco raro,
suspiré subyugada lo declaro.
Apretujé su pecho con descaro,
provocación total, como de loca,
punto final por donde el sol me toca.
Por eso me confundo en el sereno,
y no sé distinguir desde mi faro
si es su boca, o su piel, la que provoca.
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