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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
JUAN MELIPIL
 
Poemas
 
Juan Melipil

Juan
Melipil

Chile

Las manos de Cristo

(Jotabé)


Se abren lentamente, de a una, sin prisa,
como una rosa de carne, sumisa.

El clavo escarba su cuero, paciente,
refujiándose en la sangre caliente,
separando los tendones urgente,
alcanzando a la madera, impaciente.

A la mano la sostienen los huesos,
y también místicamente los resos.

Un eco de las alturas avisa:
tres dedos iluminarán la mente...
Y de otra mano caerán los pesos.



Feliz «Nadidad»


(Jotabé hexadecasílabo)


El tumulto avanza ciego como un río sin destino
que desmaya sobre un charco en la vera del camino.

Así mismo bien perdido se sepulta en ilusiones
el tumulto que camina con melódicas canciones,
sobre un río de mentiras y un vacío de oraciones
que se esfuman tras la niebla de comprar sin condiciones.

La locura es una cuerda que se llama consumismo,
donde inerte balancea la conciencia en el abismo.

Qué dolor siente María a tan agrio desatino,
de mirar como gobierna el viejito en las naciones,
y su niño abandonado tras los rostros del cinismo.



Golondrina


(Jotabé Rimipri)


Golondrina que buceas el cielo,
trina tu canto acariciando al suelo,

domina presto tu amague fortuito.
Colina arriba fulgura tu grito.
Camina libre tu baile infinito;
fina tu faz, como virgen de un mito.

Cortina descorro desde mi hoguera;
¡divina estrella eres en primavera!

Afina mis sienes tu sutil vuelo,
germina en mi pecho la flor de un rito,
culmina diáfana mi mente fiera.



Los ojos de un niño en la guerra


(Jotabé)


En aquella pecera un pez se mueve,
y en su hermana una gota de agua llueve;

Se refleja en su lago la tristeza,
al mirar solitario la crudeza,
como un humano pierde la cabeza,
mientras tanto una madre yerta reza.

Su traslúcido acuario se ha quebrado
Y de vil vino tinto se ha bañado...

Pequeños ojos ¡miren! son las nueve;
ya sienten una perenne pereza,
sus cortinas de cuero se han cerrado.



Buena noticia


(Jotabé tetradecasílabo)


Tu cara está cansada, lo sé, estás llorando.
Tu pena es una espina, lo sé, estás pensando.

Recuerdas sus palabras, lo sé, estás cansada.
Tus lágrimas te limpias, lo sé, fin de jornada.
El viento te acaricia, lo sé, estás calmada.
El «celu» te molesta, lo sé, una llamada.

Contestas a tu tiempo, lo sé, no tienes prisa.
Juegas con tu cabello, lo sé, una sonrisa.

Se te ha olvidado todo, lo sé, estás cantando.
La lluvia ya ha parado, lo sé, no duele nada.
El cielo está sin nubes, lo sé, sopla una brisa.



Tercera edad


(Jotabé tetradecasilabo)


Miras por la ventana con ojos del pasado,
suspiras como siempre, suspiras lo oxidado.

Tu nostálgica canción, te calla y vil te insiste:
¿Dónde están tus amigos? ¿Dónde con quién reíste?
¿Dónde quedó el vino? ¿Dónde a la que quisiste?
La juventud son hojas, hojas que ya escribiste...

No quemes tus deseos, ya tienes tu verdad,
¡son más de sesenta años! ¡dejad tu terquedad!

Se vive del presente, por si lo has olvidado,
pues vive, se valiente, pues nietos ya tuviste,
¡tu espíritu son llamas, en la Tercera edad!



Ascensión


(2 Jotabems)


Cenote de tono azul
me amalgamas con tu tul.

Cenote, mágica esfera,
pedazo de primavera,
sin flores, ni quien te quiera.
Pobre de quien se perdiera

en tus ancianos peldaños
tardaría unos mil años

en salir de aquel baúl.
¿Habrá en ti alguna fiera?
¿O quizás monstruos extraños?


¿O alguna criatura viva?
¿O una alma caritativa

que esté en tu soledad?
No hay espacio a vanidad,
ni a la mentira o verdad,
ni al sueño o realidad...

Esa luz baja y te enciende,
desde el cielo se desprende,

y tus tinieblas aviva;
¡anima tu mortandad!
¡Tu espíritu libre asciende!



Abismo y Cielo


(2 Jotabems Kigo)


Perdido en el abismo
me hablo a mi mismo...

La luz está lejana,
no tendré un mañana,
soy madeja de lana,
sonrisa vana.

Y llueve, llueve, llueve,
con frío y nieve.

Amargo mi mutismo,
escucho una campana,
algo se mueve...


¡Antorcha de aquel cielo
anhelo el vuelo!

¡Oh gran luz matutina
destruyes mi rutina,
mi alma hacia ti camina
cual peregrina!

¡Pétalos de colores,
suaves olores!

¡Tribulaciones muelo,
mi corazón opina;
puedo ver flores!



El soberbio


(Jotabé)


Su alma grazna una tosca carcajada,
otras veces una risa callada.

Sus ojos rotos al rostro no miran.
Él no observa a las estrellas que giran,
ni tampoco a las manos que se estiran:
son velas de sueños, al rato expiran.

No perdona ni olvida en su memoria;
nunca se equivoca en su falsa historia.

Ademán torpe, mueca acomplejada.
Espejo caído sino lo admiran...
«¡Quiero en vida y muerte, mi Laudatoria!»



Temporal


(Jotabem Kigo)


¡Oh! sol entre los pinos
de verdes linos,

descansas en la altura
con tu azul armadura,
tus rayos son la cura
de mi tortura...

Amarillas las hojas,
marrones, rojas.

Los vientos repentinos
a esa gris nube apura;
¡lluvia, me mojas!



Lucila


(Jotabé hexadecasílabo)


¿Cómo habrá sido nuestra querida Gabriela Mistral?
Como la miel y ternura de sus versos, ¡magistral!...

Observando cada mirada, cada gesto, cada hueso.
Contemplando en el firmamento cada ave, cada preso.
Dibujando sonrisitas en sus niños, con un beso.
Perfumando con sus palabras, cada evento y suceso.

Bordando la vestidura de Dios con delicadeza,
y vaciando el vino de su alma chilena con pureza.

Lucila, tocando las nubes cómo el rojo quintral,
bajas tus poemas sublimes al corazón más tieso,
y humedeces los labios secos del poeta que reza.



Libros


(Jotabé)


Hay libros que caminan por las calles,
Hay libros que vuelan sobre los valles,

hay libros que fingen una sonrisa,
hay libros que te matan de la risa,
hay libros del bosque que huelen a brisa,
hay libros que se leen muy de prisa.

Hay libros que dejan sucios recados,
hay libros con sapiencia en los pecados.

Hay libros esculpidos con detalles,
hay libros de la alquimia en mi Artemisa,
¡Y hay libros que en la pira son quemados!



Lucila


(Jotabé hexadecasílabo)


¿Cómo habrá sido nuestra querida Gabriela Mistral?
Como la miel y ternura de sus versos, ¡magistral!...

Observando cada mirada, cada gesto, cada hueso.
Contemplando en el firmamento cada ave, cada preso.
Dibujando sonricitas en sus niños, con un beso.
Perfumando con sus palabras, cada evento y suceso.

Bordando la vestidura de Dios con delicadeza,
y vaciando el vino de su alma chilena con pureza.

Lucila, tocando las nubes cómo el rojo quintral,
bajas tus poemas sublimes al corazón más tieso,
y humedeces los labios secos del poeta que reza.



Luna mística


(Jotabé tetradecasílabo)


Cada vez que resplandeces, me quedo en tu cielo,
contemplando tu marfil rostro, tu templo, tu hielo.

Despiertas en mi, un sentimiento, viejo e ignoto,
que lo guardo, lo recojo, lo tomo y lo boto.
Junto a tu luz le pido a cupido su arco roto:
lo reparo, lo tenso, lo disparo y hago un voto...

Veladora enigmática de un sueño pendiente,
Romántica joya que se duerme en el poniente.

Tú, eres matriz de poemas, luz de consuelo,
acompañante de la vigilia del devoto,
lampo de vela en noches impías, del valiente.



Semana Santa


(Jotabé)


Veo pasar al carnero tranquilo,
y Selene alegre arregla el pabilo.

La creciente está quedando preñada,
y a fin de año a París es invitada...
Pero en abril usa ropa morada,
porque una mano de su hijo es clavada,

Y Aries envuelto en rabia arde en el fuego,
porque a su gemelo lo matan luego...

Stabat Mater, ten listo vuestro hilo,
con que tejerás la túnica alada
de tu hijo el domingo, después del ruego.

 
     
   
     
 
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