Adalberto
Hechebarría
Cuba |
Canción del verano
(2 Jotabé)
El resplandor esparce sus cabellos
en cálido paisaje con destellos.
Y sobre el litoral desencadena
la suave transparencia de azucena.
La luz que difumina firme y plena
el oro matinal sobre la arena,
inunda de esplendor a los bañistas.
El mar azul define sus aristas.
En el muelle dos barcos y con ellos
vigigando descubro una sirena
que llama la atención de los turistas.
Las gaviotas elévanse en el vuelo
como antigua postal de luz y cielo.
Se vuelve sofocante la mañana
y el brillo sigiloso se desgrana.
En las uvas caletas canta ufana
un ave taciturna y campechana.
El bullicio creciente nunca medra,
por el muro cercano de la yedra
el verdor aparenta desconsuelo.
Y otra sirena de cabellos grana
mira hacia el mar sentada en una piedra.
Canto alado
(Jotabé)
El amor es la fruta deleitosa
que sale de la esencia decorosa.
Y como una manzana fina induce
vuelo del corazón que fuerte aduce
hacia el sentido que el calor conduce
a un aliento de vida que produce
esa paz interior, néctar sagrado,
que nos eleva cual un canto alado.
Recorre como una obra milagrosa
el ansia de las venas que reduce
y luego aumenta el palpitar soñado.
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