Retazos de vida y muerte

(3 Jotabé)


I

Preexistencia, vida, plazos, muerte.
Emergemos al calor de una suerte,

y morimos dejando el cuerpo en casa.
Y entre ambas veredas, la vida pasa
rauda, tan veloz, que se antoja escasa;
tan lenta en agonía que la atrasa.

Despiertas de un largo y cansado sueño,
en el que cargas la vida en un rueño.

¡Para, descansa!, mi voz grita fuerte
para que escuches mi tristeza lasa,
de tanto tiempo ha que ya no te ensueño.


II

Preexistencia, vida, plazos, muerte.
Decae el cuerpo hasta quedar inerte.

La criatura nacida de sonrisas
y llantos; besos con babas, más risas,
caricias; los dedos ruedan por lisas
pieles, mimos llenos de frescas brisas.

Crece, experimenta, aprende y madura
lo complicado que es la vida dura.

Y al final, a todos la misma suerte.
Vuelta al polvo de células sumisas
de madre que parió la vida pura.


III

Preexistencia, vida, plazos, muerte.
La primitiva luz que tu ojo advierte:

La vida; el olor que impregna la casa,
el gozo de la mujer que no pasa,
aunque la cana ya no sea escasa,
que con su bebé, ni el fuego la abrasa.

Los plazos; naces, vives, creces raudo
y la arruga se instala a buen recaudo.

La muerte; alguien se va, maldita suerte,
se baña de lágrimas una gasa,
mientras la guadaña dicta su laudo.



Vida y muerte

(3 Jotabé)


I

Preexistencia, vida, plazos, muerte.
Emergemos al calor de una suerte,

y morimos dejando el cuerpo en casa.
Y entre ambas veredas, la vida pasa
rauda, tan veloz, que se antoja escasa;
tan lenta en agonía que la atrasa.

Despiertas de un largo y cansado sueño,
en el que cargas la vida en un rueño.

¡Para, descansa!, mi voz grita fuerte
para que escuches mi tristeza lasa,
de tanto tiempo ha que ya no te ensueño.


II

Preexistencia, vida, plazos, muerte.
Decae el cuerpo hasta quedar inerte.

La criatura nacida de sonrisas
y llantos; besos con babas, más risas,
caricias; los dedos ruedan por lisas
pieles, mimos llenos de frescas brisas.

Crece, experimenta, aprende y madura
lo complicado que es la vida dura.

Y al final, a todos la misma suerte.
Vuelta al polvo de células sumisas
de madre que parió la vida pura.


III

Preexistencia, vida, plazos, muerte.
La primitiva luz que tu ojo advierte:

La vida; el olor que impregna la casa,
el gozo de la mujer que no pasa,
aunque la cana ya no sea escasa,
que con su bebé, ni el fuego la abrasa.

Los plazos; naces, vives, creces raudo
y la arruga se instala a buen recaudo.

La muerte; alguien se va, maldita suerte,
se baña de lágrimas una gasa,
mientras la guadaña dicta su laudo.



Palabras para Alicia

(Jotabé)

a Alicia, mi hija


Desde siempre en mi mente, siempre en mí,
mi hija existía desde que nací.

Fantaseé con tenerla en mis brazos,
con sentir de su piel tiernos abrazos,
y divagué con darle mil besazos.
Llegó mi Amor y al unir nuestros lazos

emergió la más bonita criatura;
¡qué hermosa, tan inocente, tan pura!

Alicia, este poema es para ti,
para que recuerdes que estos padrazos
te querrán más que la eternidad dura.



La tempestad

(Jotabé)


Me siento en silencio a ver cómo pasa
la tormenta, a contemplar cómo arrasa.

La tempestad se adueña de la tierra,
arrancándolo todo como sierra
dentada, de un hierro que se deshierra,
oxidado, áspero como la aderra.

El tornado remite, ya cansado.
Se retira orgulloso y admirado.

Lloro mirando la ignorancia crasa,
que tornó sin querer en una guerra,
y se llevó la vida de mi lado.



Amor y pasión

(Jotabé)


Ama profundo y ama intensamente;
ama con furor y profundamente.

Que el día y la noche se reanuden
y los ojos amantes se desnuden.
Se miren, y lloros de amor exuden.
Se toquen, se sientan, de rubor muden.

Entrega todo tu ser a tu amor.
Entrégate todo en ti, sin pudor.

Que el amor duela apasionadamente,
cuando los ríos de sangre resuden,
y la piel vibre al compás de un tambor.

(Poema Finalista del,
V Certamen Poético Internacional, Rima Jotabé)



He visto hambrientos comiendo basura

(Jotabé)


He visto hambrientos comiendo basura,
cuando otros se alimentan de la usura.

He visto a niños con ropas ajadas,
y a niñas golpeadas y violadas.
Por unas monedas mercadeadas,
y sus inocencias envenenadas.

He visto llantos rotos de tristeza
mientras otros viven con sutileza.

He visto cómo la vida no cura
la agonía de ánimas condenadas
a sufrir el yugo de la pobreza.


Todo esto lo veo desde la altura,
donde no reconozco a mi criatura.

No entiendo a personas tan avezadas
en arruinar esas castas miradas,
con el miedo de cinturas armadas,
para crear palabras silenciadas.

Que pena ver cómo otra vez tropieza
este animal de la naturaleza.

¿Se verá anhelo ante tanta espesura,
para que nunca más sangren espadas
emponzoñadas de tal ruin vileza?

(Poema ganador del Tercer Accésit del,
IV Certamen Poético, Rima Jotabé)



Infielmente te adoro

(Jotabé)


Se filtra en mi pupila, la belleza
de tu mirada llena de crudeza.

Me empujas con crueldad hacia ese abismo,
infierno que de fuego es tu erotismo.
Encerrado, abandonado en mí mismo.
Amor y odio; ese temible dualismo.

Absorbo de lejos tu aire, tu esencia,
aroma lejano de tu presencia.

Me has dejado por mi ruin altiveza,
me has privado de ti por mi egoísmo,
te he perdido a causa de mi inconsciencia.

(Poema ganador del Undécimo Accésit del,
III Certamen Poético, Rima Jotabé)



A Julio César

(Jotabé)


Corrían por las aguas de las fuentes,
ríos rojos, otrora transparentes.

Sobre César llovían puñaladas.
En el pecho, manos, dagas clavadas.
Y las súplicas eran apagadas
por los que gritaban ¡más estocadas!

La túnica, testigo del desuello,
yacía en la losa, junto a Pompeyo.

Huyeron a sus casas, impacientes,
a limpiar sus ropas sucias, manchadas.
A lavar la honra de tal degüello.


(Poema ganador del Undécimo Accésit del,
II Certamen Poético, Rima Jotabé)