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DANIEL GARCÍA |
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Poemas |
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Daniel
García
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Del fango brotarán lindos zapatos
(Jotabé)
Del fango brotan hermosos zapatos,
Hechos a medida, son neonatos.
Un nuevo camino que recorrer,
eterno, con las piedras del ayer,
listas para aquel habitual caer,
con sus señales a punto de arder.
Mis ventajas actuales encubiertas
son estas viejas cicatrices muertas.
Porto un alma quebrada de conatos.
Infartado el corazón tras perder
el amor que ayer llamaba a mis puertas.
Llega el lobo con garras de vileza,
en las sombras, hambriento de flaqueza.
La montaña del pasado, imponente,
con su enorme cima de punta ardiente.
Nada goza de un motivo aparente;
todo está dentro, todo está en mi mente.
Aquello que me has dado se ha perdido,
quizás tu abrazo no tenga sentido,
Es tiempo de arrasar con la maleza
porque el río reclama su corriente,
anegando el sendero prohibido.
No más horizontes con gris de fondo,
ni pueblos que sacar de lo más hondo.
Toda mi carga al fin quebró la rama:
cuerpo roto con renovada llama.
Tú no cambias, continúas el drama,
la vida convertida en fotograma.
Sonó el reloj; ya me puedo marchar
donde las flores no podrán secar.
Quiero una vida en un mundo redondo,
con su agua libre reposada en cama,
sueño que torna el querer en amar.
Un nuevo amanecer
(Jotabé)
Del fango brotan hermosos zapatos,
Hechos a medida, son neonatos.
Un nuevo camino que recorrer,
eterno, con las piedras del ayer,
listas para aquel habitual caer,
con sus señales a punto de arder.
Mis ventajas actuales encubiertas
son estas viejas cicatrices muertas.
Porto un alma quebrada de conatos.
Infartado el corazón tras perder
el amor que ayer llamaba a mis puertas.
Llega el lobo con garras de vileza,
en las sombras, hambriento de flaqueza.
La montaña del pasado, imponente,
con su enorme cima de punta ardiente.
Nada goza de un motivo aparente;
todo está dentro, todo está en mi mente.
Aquello que me has dado se ha perdido,
quizás tu abrazo no tenga sentido,
Es tiempo de arrasar con la maleza
porque el río reclama su corriente,
anegando el sendero prohibido.
No más horizontes con gris de fondo,
ni pueblos que sacar de lo más hondo.
Toda mi carga al fin quebró la rama:
cuerpo roto con renovada llama.
Tú no cambias, continúas el drama,
la vida convertida en fotograma.
Sonó el reloj; ya me puedo marchar
donde las flores no podrán secar.
Quiero una vida en un mundo redondo,
con su agua libre reposada en cama,
sueño que torna el querer en amar. |
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