Antonio Esteban
González Alonso
Cacabelos, León (España)
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Cuatro poemas de amor para Alba
(4 Jotabé)
I
Quisiera entrar en ti mi patio umbrío,
certeza de mi invierno y de tu estío
solaz de mi solaz, mi certidumbre.
Eres mi brasa y mi leña y mi lumbre.
Eres mi día a día, mi costumbre.
Subir a lo más alto de tu cumbre
quisiera hacerlo un día. Eso me falta,
espiga de mi trigo, espiga alta
y cauce de mi sed donde extravío
mi campo, mi heredad y mi techumbre
aunque la duda, Amor, me sobresalta
II
Me vuelvo como el toro a otra querencia.
No queda nada, Amor, de mi inocencia.
Antes que cualquier sombra me destruya
y que otro amor, Amor, te sustituya,
esa sombra -la mía- será tuya
o ¿dejarás, Amor, que de ti huya
y busque tu presencia en otra casa?
¿Nacerá allí otro fuego de otra brasa
al calor de otra mano y otra presencia
-y no la tuya, Amor, sino la suya-?
En la sombra el amor todo lo arrasa.
III
En esta Plaza, Amor, yo pido plaza
y te traigo para ti un pan de hogaza.
Planto mi tienda aquí. Pongo en la mesa
la harina y la sal y también la artesa.
Con agua de esta lluvia que no cesa
he de escribir tu nombre que me pesa.
Es otra lluvia, Amor y hay otro techo
y otro campo, -y aún más- pero en barbecho.
Me quito de la boca la mordaza
y diré que el amor siempre regresa.
Y sigo estando aquí, pero al acecho.
IV
Hay un sol imposible que me quema
y recuerdo tu voz en mi poema.
Y mientras te sueño, Alba, en esta tarde
mi corazón sin ti ya en fuego arde
y, sin embargo, Amor, soy un cobarde
y si te vas sin mi ¡que Dios me guarde!
En un vuelo de chovas enlutadas
en tarde de poemas, en bandadas
dicen tu nombre, Amor, que era mi emblema
haciendo siempre -¡siempre!- de él alarde
en mis noches de amor muy desoladas.
(Poema Finalista del VIII Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)
Once canciones de amor para un
regreso
(Jotabeí)
I
Eva, luna de amores desatados,
de besos y miradas. Y pecados.
En tu pecho el amor adormecido
despertó de su invierno, florecido,
Eva. El corazón enternecido
me busca, yo lo sé, estremecido
y en la esquina del aire solo un beso
que yo no quiero más. Solamente eso.
Nuestros brazos, Amor , entrelazados
a la orilla del mar. Eva te pido,
que me ames sin demora y con exceso.
II
Me pregunto, Eva Luna, si podría
retomarme en tus rumbos todavía.
¡Qué ansia de tenerte toda entera…!
¡Qué dolor por sentirte en mi frontera
sin llevarte, Eva, luna, por bandera…!
¡Y qué duro es saberme en esa espera…!
A tu sombra de sal y tan lejana
yo le pongo mi hoy y tu mañana
¡Qué ansia de encontrarte cada día…!
¡Que cien vidas, Amor, que yo tuviera
cien vidas sembraría en tu besana…?.
III
Si se me helara el sol en que me abraso
llevaría su ocaso hasta mi ocaso
y mi ansia de ti es tan urgente
que te entrego ese ocaso en el Poniente
y lo haría nacer por Occidente.
más allá de tu yo y mi presente.
Este verso, quizá, denso y salobre
no quisiera, sin ti, que me zozobre,
Eva, luna de sal. Si me fracaso
Nunca diré -¡jamás¡- que fue accidente
en mi ocaso sin ti tan triste y pobre.
IV
La puerta, si me buscas, está abierta.
Azul, el cielo arriba, se despierta.
La luz en mi mesilla y una rosa
en búcaro de amor que se rebosa.
Vendrás hasta mi lecho, pudorosa,
Eva, luna de sal y muy hermosa.
Tu barca encontrará entre la bruma
la playa solitaria que me abruma.
Llegarás -lo sé- leve e incierta
a mi lecho sin ti. Y sigilosa,
¡Ay, Eva de silencios y de espuma…?
V
A la gente le gusta que te mates
-en los sueños que sueñan disparates-
con dos balas de amor innecesario
y te piden que lo hagas a diario,
Eva, luna de amor y a mi sudario
dejaré que le pongas calendario
que matarme por ti es muy sencillo.
Mientras saco al verso todo el brillo
vencido por tu sombra en mil combates
yo me ofrezco a esa muerte voluntario
y ante tu sombra, Amor yo me arrodillo.
VI
Me voy a ajusticiar una mañana,
Eva, luna de sal, lluvia temprana.
Me voy a ajusticiar sobre tu cielo.
Son tus labios de fresa mi señuelo.
Me quiero ajusticiar en alto vuelo
muriéndome de amor sobre tu pelo
Y coseré un letrero en mi chaqueta.
“Llevo, llena de amor, una maleta
que dejo ahora, al Sur, en tu ventana
¿querrías ser mortaja en este duelo?
y mi muerte sin ti será completa.
VII
Se trata de decirte que te quiero.
Se trata de decirte que a mi alero
regresan golondrinas desde afuera.
Se trata de decirte :a mi cadera
le han clavado un rejón para que muera
en un otoño gris, a tu manera.
Se trata de que cierre el equipaje
y le ponga un candado e inicie el viaje
con el rejón clavado. En el sendero
se quedará, Amor, mi vida entera
sin que el amor por ti se resquebraje
VIII
Abrumado por la prisa y el cemento
vuelvo a escribirte hoy que ya es Adviento
esta carta, Amor, tan desnortado
porque solo soy niebla en tu pasado.
Me llevo tu silencio, olvidado
a otro Enero más, encadenado,
pero ahora que me curo la cornada
ya no soy toro en celo en tu manada.
Déjame que regrese con el viento.
Pídeme que desande lo que he andado
y encuentre ese lugar donde no hay nada.
IX
A tu monte de pan y de aceituna
regreso desde el Sur, a ti, Eva Luna.
Vengo desde la sed hasta tu espiga.
Vuelvo de nuevo a ti. Deja que diga
que vuelvo a mi querencia con fatiga.
Si me aceptas así, Dios te bendiga.
Vuelvo, Eva a ese monte en que aquel día
comenzó para mí, larga agonía.
He de encontrar, de nuevo mi fortuna
-algo que el corazón siempre mendiga-
si es que aún me amas… Todavía.
X
Te busco por la noche de mi duda.
Te encuentro en mí, sin mí, tan fría y muda
que dudo de que existas con certeza
y dudo del amor y su tibieza
y dudo de mi duda. Y la tristeza
me rompe el corazón y descabeza.
Ceñido a los adioses por el viento,
No sé a veces, Eva, lo que siento.
Esta duda cruel tan agria y cruda
me araña el alma, Amor, y su corteza
y pierdo, sin querer, hasta el aliento..
XI
Sobran canas y arrugas en mi frente
al volver de la ausencia nuevamente
que he de amarte con ansias renovadas.
Me sobran esperanzas recobradas,
durezas en las manos asombradas
para amarte en mis noches desbocadas.
Recuerdo otra luna y otra casa
y que el amor, Amor, era una brasa
encendida en el alma. Permanente.
Y recuerdo también, mil madrugadas
y el amor, Eva Luna, me traspasa. |