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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
JUAN CARLOS DEL RÍO GARAY
 
Poemas
 
Juan Carlos del Río Garay

Juan Carlos
del Río Garay

Cuba
Reside en Ecuador

Sabiduría

(Jotabem)


Es costumbre de hombres sabios,
nunca utilizar sus labios

para nombrarse: ¡Gigantes!
No importa cuál diablo espantes
con tus ideas brillantes...
Nada hará que te levantes

si abusas de la elegancia.
Dile adiós a la arrogancia

liberando tus resabios...
Nunca escuches a ignorantes
que te alaben a distancia...



Mensajero


(Jotabé dodecasílabo)


Si yo fuese de la paz el mensajero
en verdad, les contaría lo que quiero.

Tengo el alma rebosante de bondad
aunque exista, quien me acuse de maldad...
Para aquellos que hoy ignoran mi verdad
yo les hablo, de mi amor con humildad.

Son las glorias: ¡Las arrugas de mi frente!,
que me anuncian que no soy indiferente...

Mi alma viaja persiguiendo aquel sendero,
dibujado por las canas de mi edad
que hoy las despeinan, las manos de: ¡Mi gente!



Sueños


(Jotabé)


Tal vez un día entenderán mi verso
que no se anida, en pensamiento terso.

Sé que no escuchan a mi voz gritar
y hasta imaginan que, no puedo hablar.
No quiero en vano pretender mostrar
lo que hasta ahora, no he logrado dar.

Visto silencios tras un traje oscuro
buscado a ciegas, un sitio seguro.

Mi vida gira junto al universo
de aquella flor que me llevó a soñar,
y hoy se marchita su color tan puro.



Alma de escritor


(Jotabé octonario)


«El alma trémula y sola»: ¡Escribió José Martí!,
y justo al anochecer tras sus versos yo partí.

Al leer sus pensamientos decidí ser escritor
e inspirádome en su ejemplo, me siento un hombre mejor.
Martí, por su tierra amada dió la vida, dió su amor;
era de sangre española, más su verbo: ¡Redentor!

Sus palabras alcanzaron el poder de un «semidiós»,
y enfrentando la injusticia, dijo a los lujos adiós.

Se marchó de cara al sol, aquel apóstol mambí...
¡La patria es humanidad!, exclamó sin un temor;
defendiendo los derechos: ¡Del esclavo frente a Dios!



El cantor


(Jotabé Rivol dodecasílabo)


Un bardo se acerca con un lento andar...
¡Su vieja guitarra se agita al llegar!

Su garganta estalla, lanzando el quejido
de un canto que dentro llevaba dormido.
De pronto un acorde, cuál lobo perdido
aúlla al espacio, ¡como un alfa herido!

Un coro le sigue ¡Su voz reproduce!,
y el eco distante las letras conduce

contando una historia que invita soñar
Cazando las musas del tiempo vivido
se baña en la esencia que el placer produce.



Navidad


(Jotabé octonario)


Sé que he llegado bien tarde... ¡Pido perdón en verdad!,
pero es que olvidé de pronto que estamos en navidad.

Por mi parte amigos míos, ¡no tengo que celebrar!
¡Tendré que seguir soñando con algo que ha de llegar!
Soy flecha sin dirección que en diana no logra dar;
soy viento que en el sendero pasa suave y sin silbar.

Hoy espero el nuevo año, frenando el mes de diciembre...
Que Dios escuche mis ruegos, y mi deseo se siembre

sobre aquel futuro incierto, ¡lejos de toda maldad!
Me niego a seguir pensando que me debo resignar
a que el destino o la suerte... ¡Mi pensamiento
[ desmembre!



Secretos para triunfar


(Jotabé Aforismo Espejo octonario)


Los defectos de los hombres, ¡muestran de qué estamos
[ hechos!,
para cerrarnos el paso sobran caminos estrechos.

No tiene futuro aquel que reniega su pasado,
un cuerpo que todo olvida, se encuentra decapitado.
Solo el valiente sabrá reconocer su pecado,
no jures dejar de hacer, ¡aquello que no has logrado!

El que se expone a la luz, debe cubrirse la piel,
las abejas siempre pican si le robamos su miel.

Los deberes se inventaron para negar los derechos,
la sombra solo es reflejo de un objeto iluminado,
no pretendas dibujar, ¡el aire con un pincel!


En asuntos de mujeres, el amigo nunca es fiel,
quién afirme ser galán debe probar que es dotado…
¡Las lluvias jamás respetan a los hogares sin techos!

La gloria que no mereces, es amarga como hiel,
para llevarte el trofeo debes correr tu corcel.

Es imposible perder lo que nunca se ha ganado,
la astucia ha triunfado más, ¡que el poder de un abogado!
Al defender tus ideas, estás forjando un legado,
si le temes al fracaso mejor apártate a un lado.

Los manjares más preciados terminan siendo desechos,
nada que no lleve esfuerzos, ¡nos dejará satisfechos!



Dedicado a Carilda Oliver Labra


(Jotabé Vereal dodecasílabo)


No sé si el destino la escogió al azar,
o fue su versar, o fue su versar

lo que un día le hizo las reglas romper,
en un periodo dispuesto a reprender
las letras compuestas por toda mujer
que invite al placer, que invite al placer.

Erótico verbo brotó de su seno
cual goce sin freno, cual goce sin freno.

«Matanzas», la tierra que la vio triunfar
hoy escucha su voz gritar sin temer…
«¡Yo me desordeno, yo me desordeno!»



Perro loco


(Jotabé octonario)


Le dijo un día un makongo*: “Perro que ladra no muerde”,
si no demuestras ser duro, ¡nunca habrá quien te
[ recuerde!

Nació en un barrio de guapos, donde era ley pelear,
y a pesar de los tropiezos su fama supo ganar.
Colgado de la cintura, cual amuleto al andar
llevaba siempre un mampón*, ¡listo para apuñalar!

Mas la vida le cambió, cuando a truncar su destino
blandiendo un embele* en mano, un extraño se le vino.

―Yo soy abacuá* jurado que en la contienda se pierde,
y en la arena de esta valla* soy gallo que va a ganar…
“Perro tiene cuatro patas y agarra un solo camino”


Así le gritó al intruso, quien al principio dudando
vaciló por un instante, ¡después continuó avanzando!

Y como era de esperarse frente a quienes lo retaban,
desenvainó su puñal, ¡al tiempo que lo aclamaban!
Por su valor sin igual: “Perro loco” lo apodaban…
¡Era un hombre de mandanga*, por eso lo respetaban!

Su filo cortó de un tajo, girando como un enroco
del cuello del adversario que se desplomó de a poco.

.
Pero de forma inusual quedó el silencio reinando
sobre el final de la escena. Sorpresa que no esperaban…
También herido de muerte, ¡rodó al suelo perro loco!


Vocabulario:
Makongo*: Jefe o líder dentro de la sociedad secreta abakúa (Cuba)
Mampón*: Puñal
Embele*: Machete
Abacuá*: Miembro de la sociedad abakuá
Valla*: Gallera
Mandanga*: Genitales, hombría



Guardo


(Jotabem palabra)


Guardo la sabiduría
del camino que me guía.

En el mar, guardo el brillante
tesoro de un navegante
que guardo cual almirante
impetuoso y vigilante.

Siempre guardo un fino dardo
como uña de leopardo...

Y guardo en la noche fría
un fuego que arde radiante
cuando en el monte me guardo.



Rambo


(Jotabé Misrrimo)


Desperté con un ruido en la mañana,
y asomándome vi por mi ventana

a un perrito gimiendo con lastimo.
Avanzando a su lado me aproximo,
me recibe gruñendo, y lo reprimo,
mas después amigable me le arrimo.

Fue creciendo al igual que el árbol yambo,
para honrar su poder lo llamé: «Rambo»

A pesar de no estar, su amor emana,
y confirma la historia que hoy imprimo…
¡La huella curva, de su paso zambo!


Su aparente fortuna, escapó injusta,
y otra vez un sabor agrio degusta

consumiendo los restos de un gran timo…
Responsable me siento, ¡así lo estimo!,
decidí emigrar, y mi culpa esgrimo
por dejarlo al cuidado de mi primo.

Era un perro de una raza mestiza,
su figura en mi mente se desliza…

¡El haberlo perdido me disgusta!
Regresando al pasado yo me animo,
y escuchándolo aullar, ¡mi piel se eriza!



Devoción


(Jotabem Agudo hexasílabo)


Tú, serás capaz
de encontrar la paz...

¡Es tu decisión!
Con gran emoción
hallarás el don
de tu corazón.

En un arcaduz
guardarás la luz

que Jesús, veraz
en su devoción...
¡Derramó en la cruz!



Pedido de navidad


(Jotabé octonario)


La navidad ha llegado ¡Se percibe la alegría!,
y las luces en las noches se confunden con el día.

Ya pidieron muchos niños, el obsequio navideño
que sus padres sin dudar, comprarán con gran empeño.
Pero las luces son lujos, y los deseos un sueño
para los desposeídos, cuyo bolsillo es pequeño,

pues la vida de los pobres ¡Tiene un valor inhumano!
Marginado en la ciudad un infante ruega en vano.

¡A «Santa Claus» le suplica!, con la mirada sombría.
Solo un regalo le pide, fingiendo un rostro risueño...
¡Si podría en el trineo, darle un paseo a su hermano!



Liberación


(Jotabé)


Cuando el tiempo, apoyado como un fulcro
desentierre mis restos del sepulcro,

no hallaré una razón para ocultarme,
ni una voz que me obligue ya, a callarme.
De mis huesos tendré que despojarme
por no haber, piel o carne que los arme.

Borraré de mi mente lo vivido
sin tener que sentirme arrepentido.

Seré polvo, cubriendo un lecho impulcro
cuando el tiempo decida liberarme,
entregándome en brazos del olvido.



El Quijote


(4 Jotabé)

Historia del Quijote en Jotabé.


La novela: «El Quijote», es un tesoro
escrito en la España del siglo de oro.

En ella, se aprecia un estilo antiguo
que toca la escena, en sutil santiguo.
y muestra en comedia, sin amortiguo
letras colmadas de un lenguaje ambiguo.

La causa de todo fue la locura
que guío al personaje a la aventura.

donde en su demencia, con gran decoro
se lanzó al camino, en andar contiguo,
defendiendo el honor de su armadura.


Miguel de Cervantes y Saavedra,
el valor del Quijote, no desmedra.

Narra el suceso de acciones brillantes,
y en sus letras, trazadas elegantes,
caballeros valientes van errantes
confundiendo molinos, con gigantes.

En su novela nombra a un bravo Hidalgo
que montado a un corce, huesudo y galgo,

con la mente enredada como hiedra,
e inspirado en ideas delirantes,
protege su honor, con un firme engalgo.


El pobre, llamado Alfonso Quijano,
con las novelas, se le fue la mano.

Leyendo historias de caballería
perdió la noción, de la noche al día.
Dispuesto a triunfar, por justicia iría
sobre un flaco rocín, con hidalguía.

Contra enemigos, su coraje estrella,
portando una lanza que hiriente mella

el fantasmal escudo del tirano.
Es Dulcinea, el faro que lo guía,
y ve a su amada, cual bella doncella.


En su travesía, en gran zafarrancho
siempre va con él , su escudero Sancho.

El plebeyo amigo, nunca es injusto,
y la locura, no le da disgusto.
Brinda consejos con lenguaje justo
aunque con frecuencia, lo asalta el susto.

La amistad y el honor marcan un viaje,
y junto al amor, nos deja un mensaje

que obliga a la mente, a pensar más ancho.
La obra recomiendo, lleno de gusto…
¡A cualquier lector, no importa el linaje!



Pensando


(Jotabem Palabra)


Pensando en la navidad,
personas por la ciudad

van pensando, tantas cosas…
En faenas laboriosas
y pensando, vanidosas
compran luces luminosas.

Yo pensando voy vagando,
mientras mi mente dudando

está pensando, en verdad…
Si no hay cosas más valiosas
que vivir: ¡Siempre pensando!



El galeno universal


(Jotabem espejo)


Hoy, es un día especial
que de manera crucial,

sin dudas recordaremos.
Agruparnos, ¡no podemos!,
pero al menos intentemos
con sentimientos supremos,

sin acudir a libretos
u otros tipos de decretos…

Dar un mensaje cordial,
a seres que agradecemos
por librar humanos retos.


A esos guerreros inquietos,
engalanarlos debemos
por su valor sin igual.

Con movimientos discretos,
ellos se entregan completos

al grito de: ¡Triunfaremos!
Por su protección oremos…
¡Que sepan que los queremos!
Y este día celebremos

dando un abrazo virtual…
¡Al galeno universal!



El delincuente


(Jotabem Escala pentasílabo)


Retrocediendo,
huyó corriendo

forzosamente.
Y contundente
un golpe hiriente,
pegó en su frente

Acorralado,
gritó asustado…

Aprehendiendo
al delincuente,
llegó un soldado.



Instintos


(Jotabé)


Envistiendo sus cuernos, fue adelante
con la fuerza de un toro desafiante...

¡Estallaron aplausos en la plaza!
Es su origen rebelde una amenaza
que heredando, el instinto de su raza,
disfruta del placer, ante la caza.

Pero llega a la arena, un gran torero
que ha jurado: ¡Mandarlo al matadero!

Mal presagio rodea aquel instante,
y la muerte, ambos cuerpos entrelaza…
¡Mientras funde la carne, al duro acero!



La bella Aurora


(Jotabé)


Exótica, llega la bella Aurora
alzando con gracia, su pierna mora.

Abierto el escote, en sensual mensaje
transmite su esencia, con gran linaje.
Libera la falda, tras un viraje…
¡Destellan las luces del rojo traje!

Golpea el tacón, en sentido horario
grabando las tablas, cual lapidario.

Repica el tambor que, al sonar devora
las notas de un ritmo, en ritual salvaje...
¡Aurora, se adueña del escenario!



Los retadores


(Jotabé)


En lance inusual, incautos poetas
usaron sus letras como escopetas

para a todos probar que, eran mejores.
Proclamándose eternos triunfadores,
a sus versos nombraron ganadores
disfrazando de guerra, sus temores.

Molesta, un hada vestida de musa
silenció su arpa, tras nota confusa…

―¡Veo en sus obras, metas incompletas!
―exclamó, juzgando a los retadores―.
¡Necio es el bardo que del ego, abusa!



El destino que me espera


(Jotabé octonario con doble rima)


Cuando pregunten si sé, del destino que me espera
con gusto responderé, diciendo de esta manera:

Vivir, es la paradoja que a los humanos persigue,
a veces el cuerpo afloja, pero otras… ¡Fuerza consigue!
Es árbol que se deshoja pidiendo que alguien lo irrigue
la sonrisa que se antoja, para que el dolor no hostigue.

Jamás me asalta el temor, al ver el tiempo avanzar,
los años tienen valor ¡Debemos saber andar!

Mi ruta un día tracé dejando las dudas fuera,
y mi rostro se sonroja, sin que el esfuerzo lo obligue…
¡Si despliega su vigor, una dama al caminar!



Hechizado


(Jotabé dodecasílabo)


Invado el espacio de su habitación
siguiendo un instinto, de loca pasión.

Buscando el sabor de una piel curtida
me acerco viril… ¡Como antorcha erguida!
Su entrepierna abierta, del pudor se olvida
y hechiza mi boca, con su húmeda herida.

De pronto domina su inquieta cadera
cual brava amazona ¡Cabalga certera!

Me ofrece su seno ¡Le beso el pezón!
y al ver que en orgasmos, se agita perdida
deslizo mis manos… ¡Por su cabellera!



Demente


(Jotabea Antos)


Se cerraron mis brazos sobre su pecho abierto,
y recordé en mi olvido, con gran amor cubierto

que desperté dormido, creyéndome a su lado.
Abrigando mis fríos, en su calor sagrado
sentí que aquel prudente momento, algo alocado
golpeaba en caricias mi cuerpo enamorado.

Atado a los delirios de un éxtasis consciente
hablaron los deseos a mi callada mente,

palabras verdaderas que en un lenguaje incierto
vistieron de victorias mi rostro derrotado,
narrando con cordura… ¡La historia de un demente!



La niña de las cañas


(Jotabé écfrasis octonario con doble rima)

(Écfrasis sobre el cuadro La niña de las cañas de Leopoldo Romañach Guillén)


Me sorprende la mirada, de aquella niña morena,
y al ver su imagen callada, me transporto hacia la escena.

Posando en la verde caña, refleja su gran pobreza
en un rostro que no engaña, pintado con sutileza.
Su dolor el lienzo empaña, mas no pierde su belleza,
algún ángel la acompaña transmitiéndole firmeza.

Tras sus atuendos deshechos, ardientes colores rojos
le apagaron los derechos, silenciando sus antojos.

En su sonrisa negada, mutilada por la pena
se anuncia una magia extraña: Mezcla de odio y realeza...
¡Alegrías o despechos, con abundantes despojos!


La niña de las canas



La diva


(Jotabé dodecasílabo)


Divina mujer que llegas lasciva
vestida de tul, como ardiente diva.

Los cirios proyectan tu imagen astral
con luces doradas, de un fuego casual.
Te entregas despacio con gracia sensual
moviendo tu cuerpo, de forma genial.

Cediendo al deseo recorro tu piel
usando las armas del amante fiel.

Percibo en tu voz la pasión cautiva
que en grato murmullo, me anuncia el final…
¡Y busco adueñarme, del momento aquel!



La naturaleza


(Jotabé tridecasílabo con heterostiquios 6-7)


Me pierdo en silencio por los campos floridos,
y en ellos descubro sus rincones perdidos.

El verde follaje del paisaje me llena,
y afloro en la esencia de la grandiosa escena.
Al borde del cerro, donde un arrollo drena
profanan mis pasos, a la mojada arena.

Un cóndor se eleva con brillante destreza,
al verlo me impacta su innata realeza.

La brisa despeina los almendros dormidos
que al mover las ramas, en su danza serena
revelan la magia, de la naturaleza.



Contagiado


(Jotabea espejo)


Me contagia la voz de su lírico canto,
liberando mi mente de dolor y quebranto.

Me contagia su mano que gentil me acaricia
recorriendo mi pecho con astuta pericia.
Y estremezco en deseos, anhelando en codicia
el calor de su cuerpo que en placeres me envicia.

Resignado me entrego, como el rezo de un credo,
y su suelto cabello, con mis dedos enredo

implorando el consuelo, de algún gemido santo.
Extasiado en un clímax, de absoluta delicia
contagiado en sus besos, a su boca yo cedo.


Insaciable, la miel de sus labios depredo
adsorbiendo el aroma, del momento que inicia.
Descifrando señales, en su rostro de encanto

con inmensa pasión en mis brazos la hospedo,
y esperando el ocaso, sobre el lecho me quedo

refugiado en su seno de manera propicia.
Me contagia su amor, y será una primicia
que arrullando mis sueños, con sutil avaricia
me revela la forma, para hacerle justicia.

Contagiado de ganas sin pensar me levanto,
y al mirarla dormida, yo no sé… ¡No me aguanto!



Los animales


(2 jotabem con estrambobe)


Al culminar este reto
seré mejor, ¡lo prometo!

El gallo de Antonio Vera
no volverá a la gallera,
ni abrirán la talanquera
los cerdos a la carrera.

El potro negro, con gana
trotará por la sabana,

y ganará gran respeto
el buey que en justa manera,
enfrenta a quien lo profana.


Se posará en el tejado
el pajarito azulado,

mientras que el perro afligido
jamás sentirá el olvido.
Volará el palomo herido
a la palma con su nido…

Será la paz el sendero
en la granja y el potrero,

donde tranquilo el venado
pastará sin ser seguido,
con la vaca y el cordero…

Solo quiero,
que en todo animal dañado,
¡el mal sea reparado!



La vaca y el cordero


(Jotabé dodecasílabo dialogado)


Se asombró el cordero, cuando vió a la vaca
atada con cuerdas, al pie de una estaca.

Preguntó curioso, quizás asustado:
―¿Qué ha pasado amiga, por qué te han atado?
Respondió la vaca con tono angustiado:
―¡Parece que el dueño, me manda a otro lado!

―¡No puedo creer! ―exclamó el cordero,
siempre fue tu leche para él, lo primero,

te cubrió de mimos... ¡Jamás te vi flaca!
La vaca le dijo: ―Según he escuchado
me viene a comprar, un tal: “Matadero”.



El palomo


(Jotabé dodecasílabo)


Desciende un palomo del cielo, abatido,
el tiempo en su sangre ya se ha detenido;

solo mira fijo, la arboleda aquella…
Su nido está encima, de una palma bella
donde alguna vez contempló una estrella,
y ahora regresan, sus restos por ella.

Una bala injusta le robó el aliento,
y entrega sus alas al rumbo del viento

cayendo de prisa, mortalmente herido.
Mientras siente el golpe que su vida sella
un polluelo espera, su ansiado alimento.



Cazadores


(Jotabem)


Debajo de una montaña,
donde la tierra se baña

del rocío mañanero,
un venado en desespero
cruza veloz el potrero
penetrando en un lindero.

Logrando que se fatigue,
un sabueso lo persigue

usando toda su maña,
cuando un disparo certero:
¡Frenar sus pasos, consigue!



La muerte del potro negro


(Jotabé octonario con doble rima)


Se agita una banderilla llamando a la gran carrera,
y un potro negro a la orilla de un corral se desespera.

Desciende de campeones, lleva en su estirpe una
[ herencia
que en cerradas situaciones revela su resistencia.
Lo cubren las bendiciones de una santa providencia,
rebelde en sus decisiones, un líder por excelencia.

Un disparo repentino da comienzo a la corrida
lanzando el potro divino, la más brutal envestida.

Pero se afloja su silla, ya justo en la cabecera,
y las bestias por montones, lo atropellan sin clemencia…
¡Su sangre de un rojo vino, dejó a la tierra teñida!



Abandonado


(Jotabem)


Luciendo sucios colores
vaga un perro en sus temores.

Con repudio en las miradas
lo agreden gentes malvadas,
lleva heridas destapadas
sobre sus patas cansadas.

Pobre ser, te abandonaron
los dueños que te adoptaron,

y persigues los olores
de sus huellas silenciadas,
sin creer que, ¡te olvidaron!



El pajarito azul


(Jotabem)


Aclarando la mañana,
de una manera malsana

un pajarito azulado
se desplomó de un tejado,
tras ser su cuerpo alcanzado
por un disparo lanzado.

Otra vida cobra el hombre,
sin que su mente se asombre

de las almas que profana.
Cruel cristiano despiadado,
¡presumiendo un santo nombre!



Vivirás corazón


(Jotabea)


Vivirás corazón en mi pecho callado
susurrando latidos, a mi cuerpo cansado.

Vivirás en las letras de aquel verso dormido
en las hojas antiguas, de otro libro perdido.
Reposandado en el tronco de algún árbol torcido,
o fingiendo sonrisas, en un rostro afligido.

Vagarás por senderos que recorren mi mente
persiguiendo las huellas, de un pasado imponente.

Aferrado a la luz de un farol apagado
vivirás corazón, sin sentir que has vivido,
avivando tu fuego, sobre una llama ausente.



El buey tapas finas


(Jotabem)


¿Qué sucede patas finas,
por qué la cabeza inclinas?

¿Dime cuál es la razón
que te oprime el corazón?
Para exigir tu función
jamás usé el aguijón,

buena comida te he dado,
y al no atarte en el arado

todas las vacas dominas…
Le dijo el buey: ¡Sí, bufón!
¿Olvidas que me has castrado?



Cuando venga por mí


(Jotabea)


Cuando venga por mí, la muerte que escalabra,
si me deja decir tan solo una palabra,

yo dándole las gracias al gran "Padre Divino",
le rogaré beber una copa de vino;
y vistiendo mi cuerpo de un negro traje fino
le entregaré mis pasos, al polvo del camino.

Cuando venga por mí, la luz que he de seguir
no dudaré al pensar, no trataré de huir.

Como magia inducida, tras un abracadabra
me alejaré de todo, siguiendo mi destino,
me llevaré tan solo lo que logré vivir.



El Gallo de Antonio Vera


(2 Jotabem con estrambote)


La tarde ya se desliza
bajo un cielo que agoniza,

y se agita la gallera
cuando llega Antonio Vera;
trae a su gallo a la estera
después de una larga espera.

Es un tres libras y media,
listo para la tragedia,

cruce de raza mestiza
con faisán de cordillera,
¡que a sus rivales asedia!


Mas la suerte en estocada
le jugó mala pasada.

No resistió la embestida
de un pollón de cola erguida,
quien le arrebato la vida
girando en una estampida.

Antonio Vera insultado
se acercó al gallo tirado,

y con odio en la mirada,
¡injusto al pobre lo olvida
maldiciéndolo enojado!

Derrotado,
le dice el ave a su dueño…
¡¿Así valoras mi empeño?!



Tu puerto


(Jotabea)


Me he fundido a tu pecho, con un placer inmenso,
refugiado en tu seno como niño indefenso.

Tu manera de amar, en su fuego me abraza
recubriendo mi cuerpo, de una frágil coraza;
y persigo tu boca que a mi aliento se enlaza
devorando mi piel, como fiera que caza.

Me despierto en tus brazos; en tus brazos despierto
sumergido en las aguas de tu océano abierto.

Atrapado en tus olas, me enajeno, ¡no pienso!,
y me aferro al timón, como fuerte tenaza
envistiendo mi barco, ¡contra tu ardiente puerto!



El Espartaco


(Jotabé dodecasílabo)


Se estremece el rostro del leal soldado
mostrando con rabia, su orgullo heredado.

Entre los arbustos, de sangre cubiertos
avanza en silencio, con ojos despiertos.
Sus pasos recorren caminos inciertos,
la suerte no elige, novatos ni expertos.

Burla las metrallas, tras la orden que guía
sin saber las causas de su rebeldía.

Incauto “Espartaco”, solo has sido usado
por la vil astucia, de sabios ineptos
que a la muerte invocan, y olvidan el día.



Inmigrantes


(Jotabé dodecasilabo acróstico)


Ignorando todo, se unió a la esperanza
Negado a la suerte, del tiempo que avanza.

Mecido en las olas, con un lento andar
Inseguro bote, te dejas llevar.
Golondrina herida queriendo volar
Retando sin alas, la espuma del mar.

Aterra el silencio de la oscuridad,
Navegas buscando la incierta verdad.

Tras sentir el filo, de una hiriente lanza
Escapa tu aliento, sin lograr triunfar;
Sucumbes al frío, ¡con gran soledad!



Amigo


(Jotabem guión)


!Quiero unirme yo a tu ver-
so, amigo de claro ver-

bo, por ser tu arte talen-
to, aval de conocimien-
to, un árbol que enfrenta al vien-
to, con su raíz bien den-

tro, de aquella tierra que a-
ma… ¡De oriente hasta la Haba-

na!, y en todo el univer-
so, se abrirá al firmamen-
to, ¡ese don que Dios te da!



Un milagro asombra


(Jotabé eneadecasílabo con estrambote)


Mis ojos, recorren el desolado espacio de los anaqueles,
y veo invisibles dibujos, creados por rebeldes pinceles

que se niegan a besar, los deshechos hilos de un dañado
[ lienzo.
Tomo sus restos calcinados, los uno a mis lágrimas, y
[ trenzo
las frágiles fibras que una vez marcaron, aquel fatal
[ comienzo
de una vida comprada por la muerte, al precio de un
[ mísero arienzo.

Persigo un destello, que se oculta en el manto de una
[ áspera sombra,
y me espanta el inerte cadáver de un hombre, cubierto en
[ alfombra.

Las campanas doblan, pero los templos se colman de
[ ausentes fieles,
la ciudad calla, su voz fue apagada por el momento de
[ atrenzo.
Solo se oye el eco, de un rezo que, en delirios, ¡al Supremo
[ nombra!

Pero un milagro asombra…
Las ramas cubren los árboles, meciendo sus retoños al
[ viento,
y el mundo sueña, con escapar del peligro…de su propio
[ aliento.



Los condenados


(2 Jotabé dodecasílabos)


El fuego que un día calentó la tierra,
hoy cubre su espacio de un frío que aterra.

La muerte triunfante, lanzando una alerta
desató los miedos, de una vida incierta.
El Sol no logró dominar la reyerta,
escapando su luz, por la abierta puerta.

Los viejos caminos se cubren de hiedra,
con oscura fuerza, la amenaza medra,

pero a la esperanza, la ilusión se aferra,
e implorándole a Dios, su bondad despierta
creando titanes, de una dura piedra.


Se elevan viriles, y en marcado encanto
cubren su armadura, con un blanco manto.

Con fúnebres voces, ya cantan las hadas
llevando al vacío, las cosas pasadas,
de sus ojos brotan, lágrimas heladas
que roban el brillo, a sus tiernas miradas.

Al ver los guerreros, caminar confiados
se animan sus arpas, con tonos airados.

Ante aquel llamado la frente levanto,
y con bata blanca, me uno a las cruzadas
alentando la fe, ¡de los condenados!


(Poesía ganadora del Tercver Premio del III Concurso Internacional de Poesía El mundo suena en Jotabé)



Triunfará el amor


(Jotabé Espejo dodecasílabo)


Florecerá la tierra, y será vestida
de sueños que borren, la ilusión perdida.

En la mañana que surge milagrosa
cantará el poeta, con su lira hermosa.
Sobre los naranjos, donde el sol se posa
volverá a danzar, la alegre mariposa;

y en la playa un niño, con confianza plena
construirá castillos, en la blanca arena.

Negándose el soldado a inmolar su vida,
lanzará hacia un lado su arma peligrosa,
sellando el recuerdo de un pasado en pena.


Se atará la guerra, a una gruesa cadena,
y una bandera blanca, ondeará airosa
depurando el aire, en rápida envestida,

llamando a los hombres, a la gran faena
de curar la herida, en la piel ajena.

Junto a la noche, la luna luminosa
subirá a los cerros, brillando grandiosa.
Tendrá su fruto la tierra bondadosa;
beberá del río la naciente rosa.

Retando el dolor, en fuerte acometida,
¡triunfará el amor, llegando en estampida!



Zarabanda - Oggún


(Jotabem)


En el día de San Juan
nadie piensa en "Supermán".

Todo parece indicar
que jamás podrán frenar,
el placer que suele dar
oír al tambor sonar.

Gritan sus fieles: ¡Oggún!,
y un coro responde: ¡Orún!

Zarabanda, por ti van
tus hijos siempre a luchar
por el bienestar común.



Anuncio de muerte


(Jotabé dodecasilabo)


Como lobo herido que jamás olvida,
blandiendo un machete, salió en envestida.

La noche, ha anunciado que en algún lugar
la impaciente muerte, llegará a un hogar.
Colgado a su cuello va un grueso collar,
amuleto entregado, al pie del altar

del templo africano, donde fue jurado.
Lo guía la fuerza de un muerto invocado,

guerrero bantú, de una raza temida…
Pero en la mañana, flotando en el mar
hallaron su cuerpo, frío y mutilado.



Me llegará tu voz


(Jotabea espejo invertido)


Mi vida se movía por un espacio estrecho,
pero llegaste a mí, cambiando ese momento;
tu imagen de repente, sanando mi quebranto

se apoderó del tiempo, creando un largo trecho.
Te busco en los recuerdos, y cada noche acecho

los sueños que te acercan, hacia mi pensamiento.
Amándote en silencio, mi corazón sediento
agita sus latidos, mostrando su lamento,
queriendo liberar esta pasión que siento.

Mas rezo porque pronto, sin esperarlo tanto
tu amor venga hasta mí, cubriéndome en su manto.


Me llegará tu voz, como sublime canto
que vestirá mi cuerpo, de un varonil encanto.

Avanzaré a tu encuentro, tan fuerte como el viento
para cruzar las puertas, de un nuevo sentimiento.
Subiéndome a la silla, del potro más violento
cabalgaré a la cima que fije el firmamento;

comenzará a temblar tu piel sobre mi pecho,
y en orgásmico abrazo, me rendiré deshecho

bebiendo de tus ojos, las mieles de tu llanto.
Saciando entre tus labios, la sed de mi tormento
avivarán tus besos, el fuego de mi lecho.



El poder divino


(Jotabé hexadecasílabo dialogado)

Un niño, pregunta a su madre sobre: «El Poder Divino», y ella, responde amorosamente a su pregunta, transmitiéndole un mensaje final.


― ¿Qué será: El Poder Divino? ―preguntó en curiosidad
a su madre al despertar, un niño de corta edad.

― Es como el agua que corre ―le explicó en modo
[ especial,
brotando bajo el impulso de una fuente celestial.
― ¡Formidable! ―exclamó el niño, de una manera genial
pretendiendo ir a nadar, al sublime manantial.

Tomando la madre al hijo, suavemente por el brazo
lo fue acercado a su pecho, premiándolo en un abrazo.

― En esas aguas que buscas ―le dijo con humildad,
te has bañado en este instante con un hermoso ritual,
pues al notar tu interés… ¡Dios, te cargó en su regazo!



Otro aniversario


(Jotabem)


A la Rima Jotabé,
con mis versos me uniré

en un gesto solidario.
Este arte extraordinario,
aumentando su glosario
celebra otro aniversario.

Con el pasar de los años,
va conquistando peldaños

inspirándonos su fe,
Juan Benito, el legendario
pastor de grandes rebaños.



Quijotes


(Jotabé dodecasílabo)


Armados de versos, avanzan erguidos
portando estandartes de finos tejidos.

Nobles caballeros, poetas errantes,
"Quijotes" que un día despertó Cervantes;
guerreros del tiempo sobre rocinantes
que doman con letras, a fieros gigantes.

Sobre sus escudos de hermoso coral
llevan incrustadas ramas de nogal.

Festejan las glorias de once años vividos,
venciendo los retos, en triunfos constantes
junto a Juan Benito, un sabio "general".



Los caballos del Tarot


(Jotabé octonario con doble rima)


Es el caballo de espada, la carta que en un debate
muestra triunfante su entrada, como guerrero en combate.

Con sus bríos celestiales, va trotando el corcel basto
sereno ante sus rivales, mostrando su origen casto;
cubren su cuerpo ramales con olor a fresco pasto
que espantan todos los males, cuando el momento es
[ nefasto.

Iluminado en su luz, se presenta el potro de oro,
y con un canto andaluz, lo recibe alegre un coro.

Llegando en marcha cerrada resoplando en el embate,
defendiendo sus avales, sin reparar en el gasto
se alza una copa en la cruz, de un noble “Pegaso” moro.



Me llegará tu voz


(Jotabea Espejo Invertido)


Mi vida se movía por un espacio estrecho,
pero llegaste a mí, cambiando ese momento;
tu imagen de repente, sanando mi quebranto

se apoderó del tiempo, creando un largo trecho.
Te busco en los recuerdos, y cada noche acecho

los sueños que te acercan, hacia mi pensamiento.
Amándote en silencio, mi corazón sediento
agita sus latidos, mostrando su lamento,
queriendo liberar esta pasión que siento.

Mas rezo porque pronto, sin esperarlo tanto
tu amor venga hasta mí, cubriéndome en su manto.


Me llegará tu voz, como sublime canto
que vestirá mi cuerpo, con un viril encanto.

Avanzaré a tu encuentro, tan fuerte como el viento
para cruzar las puertas, de un nuevo sentimiento.
Subiéndome a la silla, del potro más violento
cabalgaré a la cima que fije el firmamento;

comenzará a temblar tu piel sobre mi pecho,
y en orgásmico abrazo, me rendiré deshecho

bebiendo de tu boca, las mieles de tu encanto.
Saciando entre tus labios, la sed de mi tormento
avivarán tus besos, el fuego de mi lecho.



La libertad


(Jotabé 5-7-5)


Doblando lloran, las campanas que anuncian la libertad;
cobró la guerra, caros precios de sangre con su crueldad.

El hijo ausente, para volver a casa no fue tan fuerte,
su madre espera, por los restos deshechos del cuerpo
[ inerte.
De oscuro luto, la ventana se cubre, la luz revierte;
junto a la mesa, se ha sentado a cenar la hambrienta
[ muerte

Todo es silencio, solo el viento susurra, voz de lamento;
la vieja puerta canceló las entradas, no es el momento.

Falso es el triunfo que revelan los medios, ¡no es la
[ verdad!;
no existe gloria si la vida del hombre, se echa a la suerte;
aunque pretendan disfrazar de heroísmo, tal sufrimiento.



La vida


(Jotabé dodecasílabo)


La vida, aunque a veces se muestra agradable
también marca el retorno, a lo inevitable.

Poderes inciertos, guían los caminos
cubriendo los sueños, con pañuelos finos.
Nos lleva a probar, los exclusivos vinos
exigiendo a cambio, cumplir los destinos.

Las rutas que un día, elegimos tomar
ni pobres ni ricos, las podrán cambiar.

No importa si es justo, o pecador culpable,
la vida va atada a los karmas divinos,
y el tiempo decide que precio pagar.



El ratoncito Francisco


(Jotabem)


Un ratoncito muy arisco
que todos llaman Francisco;

para su valor mostrar,
y así, darse a respetar,
le quiso un pelo arrancar
al gatico Apolinar.

Dando un salto ligerito,
después de un agudo grito

lanzó el gatico un mordisco.
Francisco, logró escapar,
pero perdió su rabito.



El tiempo


(Jotabé octonario con doble acróstico con versos franceses)


El tiempo no se detiene, todo gira en torno a él,
largas horas de placer, ocultas tras dulce miel;

amargas penas también, dudas llenas de temores,
manantiales de pasiones, oscuros hechos y horrores,
olores que a veces llegan trayendo aromas de flores,
ruidos de voces que mienten, en bocas de pecadores.

Sombras que opacan el día, rayo de luz en las noches,
emociones indecisas, miedos, culpas y reproches.

Falsas promesas pasadas, impresas en un papel,
uniones que aunque se esfuercen, no podrán ver sus
[ primores.
El tiempo sobre las vidas, avanza en rápidos coches.



El ala rota


(Jotabem)


Sobre el mar, cruzando el cielo,
enfrentada a injusto duelo

vi venir una gaviota.
Su cansancio se denota,
y mientras su tiempo agota
la castiga un ala rota.

Al no poder ir de prisa,
se entrega inerte a la brisa

vagando en truncado vuelo.
Aceptando su derrota...
cae a las aguas, sumisa.



Los fulanos


(Jotabem)


Salió el sapo "Don Fulano"
de su casa bien temprano.

Fue a comprar, enamorado,
una flor en el mercado.
Doña Rana, lo ha invitado
a un baile que ha preparado.

Vistiendo un traje de lana
se asomó por su ventana,

y la flor, soltó su mano.
¡Otro sapo, muy inspirado
bailaba con la fulana!



El ala rota


(Jotabem)


Sobre el mar, cruzando el cielo,
enfrentada a injusto duelo

vi venir una gaviota.
Su cansancio se denota,
y mientras su tiempo agota
la castiga un ala rota.

Al no poder ir de prisa,
se entrega inerte a la brisa

vagando en truncado vuelo.
Aceptando su derrota,
en las aguas aterriza.



El híbrido


(Jotabem con estrambote)


El mundo está delirando,
y las mentes dominando.

Mira que la gente inventa
buscando alguna herramienta,
para poner a la venta
cualquier cosa que patenta.

Hasta un híbrido han sacado
de repente en un mercado.

Esto ya me está asustando…
¡No podré pagar la renta
si compro todo el calzado!

He pensado...
que tal vez si se programa,
puedo usarlo como cama.



Zumba mi rumba


(Jotabem Espejo)


Zumba mi rumba al cantar,
y en Jotabé va a brillar.

Deme un trago cantinero
que zumbe como el acero,
pero al no tener dinero
zumbo mi verso sincero.

El tambor se desenfrena
viendo zumbar la morena.

Zumba su cuerpo al danzar,
zumba con gran desespero…
¡Y al zumbar, se desordena!


La rumba, zumba en la escena
cuando de pronto un sonero,
zumbando quiere retar

a bailar a Doña Elena,
quien soltando su melena

zumba con paso ligero.
Al ritmo del buen rumbero
zumban el rico, el obrero,
el patrón y el jornalero.

Todos zumban sin parar…
¡Esta rumba, va a zumbar!



En las montañas


(Jotabé 5-7-5)


Llora la tarde, se estremece el espacio, trueno que aterra,
y en las montañas se despliegan aromas, ¡olor a tierra!

Cruza una sombra desafiando los cielos, veloz halcón;
con la paloma, silencioso en el nido, pobre pichón.
Un ciervo herido dando un salto se para, su corazón;
se escuchan voces que en el aire deliran, triste canción.

Furioso el río de repente se agita, pez que salpica.
Saltan las ramas, desde el tronco de un árbol, ¡el hacha
[ pica!

Braman los toros desafiando los ecos, gritos de guerra;
pero a sus retos les responde la espada, del aguijón.
¡En las montañas!, se conquista la suerte, ¡no se suplica!



Madre


(Jotabé dodecasílabo)


Este día madre, ¡te quiero abrazar!
A tu encuentro viajaré a cualquier lugar.

Con tus ojos refulgentes brillarás,
y al mirarme mi camino alumbrarás;
de mi mente, tú jamás te apartarás.
En ese espacio… ¡por siempre reinarás!

La distancia, de este mundo se ha adueñado,
pero no podrá apartarte de mi lado.

Por eso mis versos, hoy te quiero dar,
y con mis letras, ¡de amor te vestirás!
Yo sentiré… ¡que mi sueño fue alcanzado!



Narrando con Jotabé


(Jotabé espejo octonario con doble rima)


Me he detenido a pensar que usando mucha armonía,
tal vez podría mezclar, los cuentos con poesía.

Puedo escribir un relato, pero un reto me desvela;
quiero ver mi verso innato plasmado en una novela.
A veces por largo rato fijo a mi barca una vela,
sumergido en un retrato que me regaló la abuela.

Recorriendo la ciudad, siempre inclino mi sombrero
al observar la bondad, y sencillez del obrero.

El monte me suele dar, un canto que en su alegría
me ofrece un recuerdo grato; su llegada me consuela,
y cabalga en ansiedad mi mente por el potrero.


Hoy con gran seguridad, quiero ser claro y sincero,
porque sería un ingrato si renunciara a mi escuela,
o me negara a escuchar, la voz de la tierra mía.

A veces en soledad, imagino aquel sendero,
y hasta pienso de verdad que oigo trinar al jilguero.

Improvisando un contrato, como guardia centinela,
al instante me percato que un café en una cazuela,
esparce con arrebato, dulce aroma que se cuela
acariciando mi olfato, como paloma que vuela.

Si logro un cuento versar, mostraré mi rebeldía,
y un jotabé va a narrar, una novela algún día.



José Salazar Veláquez


(Jotabem con estrambote)


¡Salud poeta genial!,
me dijo en modo jovial,

un amigo singular
a quien gracias quiero dar.
Me ha inspirado a continuar
sin que me puedan frenar,

pues la voz se me adelanta
desafiando mi garganta;

y en este día crucial,
junto a José Salazar
Venezuela se agiganta.

Dulce canta…
esa tierra de poetas;
“donde lograste tus metas”.



Mi Daniel


(Jotabé octonario)

Breve cónica del nacimiento de mi primer hijo


Fue después de medianoche, ¡mes de octubre, dos mil
[ uno!,
cuando vino mi hijo al mundo , con un llanto muy oportuno.

Miré el reloj que marcaba, las dos de la madrugada,
de un día diez que asomaba, dando luz a mi mirada.
A las seis de la mañana, mi mente quedó atrapada,
al cargarlo entre mis brazos de una manera exaltada.

Yo nunca podré olvidar, el grato momento aquel,
en que orgulloso besé, la tez suave de su piel.

Me sentí tan especial que tras doce horas de ayuno,
con el néctar de un café, celebré por su llegada…
Ya cumplidos sus dieciocho, ¡sigue siendo mi Daniel!



Orígenes


(3 Jotabé dodecasílabos)


Pienso hablarles del origen de mi vida,
de un pasado que aunque lejos no se olvida.

Quiero darle a mis ancestros el placer,
de saber que nada puede detener,
las memorias que marcaron el ayer,
ofreciéndonos un nuevo amanecer.

Y recuerdo las historias del abuelo,
quien fijando la mirada sobre el suelo,

nos contaba de una Patria muy querida,
que a su padre una mañana vio nacer,
y a la que siempre extrañó con gran desvelo.


Mas sus deseos se vieron fracasar,
pues a pesar de soñar con regresar,

cuando el destino su límite subraya,
es imposible dejar la guardarraya,
y jamás logró cruzar sobre esa raya,
para unirse al vasco pueblo de Vizcaya.

¡El vizcaíno!, como muchos decían,
pudo ver como sus manos aprendían,

los oficios que surgían al azar,
en un mundo que lanzando su atarraya,
sentenciaba a quienes no lo obedecían.


De cabellos rubios y azulados ojos,
se enamoró, sumergiéndose en antojos

por una hermosa mujer, de piel morena,
descendiente de esclavos que en su condena,
cargaron el peso de brutal cadena,
suplicando por el fin de tanta pena.

Hoy me alegro del origen de mi esencia,
y doy gracias al Señor por su presencia,

por dejar por siempre abiertos los cerrojos,
liberando así el dolor que al alma drena,
orgulloso de mi raza, y de mi herencia.



Al maestro Juan Benito


(2 Jotabem)


Para el arte universal
es un momento especial.

Se celebra el nacimiento
de un hombre gentil y atento,
dotado de sentimiento,
y un admirable talento.

Ofreciéndonos confianza,
nos transmite su enseñanza

con sus versos sin igual,
brillando en el firmamento
como rayo de esperanza.


Que Dios, le bendiga su obra,
pues la gracia se le sobra,

para llenar las memorias
de formidables historias,
cosechando muchas glorias
con sus letras tan notorias.

El jotabé dando un grito
se ha extendido como mito,

y la vida, luces cobra,
felicitando entre euforias...
al maestro Juan Benito.



Recordando tu legado


(Jotabé hexadecasilabo con versos franceses y estrambote)


Hoy, hace apenas un mes que te fuiste padre amado,
y me cubro de silencios, “recordando su legado”.

Es para mí doloroso que hayas dejado esta vida
sin que estuviera a tu lado, la noche de tu partida,
busco tu cálido rostro que en mi memoria se anida,
no pretendo en mi llevarte, como una imagen dormida.

Al dedicarte estos versos, mi voz se siente truncada,
provocando que mis lágrimas se deslicen en cascada.

Solo pude estar presente cuando fuiste sepultado,
intentaron detenerme, pero encontré la salida,
porque cuando Dios se acerca, nada detiene su entrada.

Por ti, ¡no temo a nada!
El señor te dio las luces para mostrarme el camino,
e inspirado por tu ejemplo, me enfrentaré a mi destino.



Injurias


(2 Jotabé)


Al oír tus injurias, yo decido,
regresar al presente lo vivido,

aclarando las cosas olvidadas.
Los recuerdos de aquellas madrugadas,
donde en medio de dudas encontradas,
temíamos cruzarnos las miradas.

Comprendo que en tu vida fui el primero,
y ese amor, te condujo al desespero.

Recuerdo que rompiste tu vestido,
entre angustias y rabias alojadas,
por no darte mis labios un te quiero.


No intentes olvidar lo que fue cierto,
fui yo quien te dejó el camino abierto,

apartándome hacia un rincón lejano.
Tú, en cambio te aferrabas de mi mano,
buscando mantenerme muy cercano,
pero ya en nuestro amor, todo era en vano.

Ahora, unida a tu desilusión,
de tu boca yo escucho otra versión,

donde cuentas, con un relato incierto,
que me hiciste pagar como un villano,
castigando el error de mi traición.



Queriendo volver


(Jotabé pentaecasílabo)


Navegando en los recuerdos me invade el desconcierto,
perdido en las distantes sombras, de un pasado incierto.

Limpio el aliento, impregnado en los épicos cristales
que una vez adornaron los momentos especiales,
transportando sus luces, a través de los umbrales
de senderos ausente de dolores, y de males.

Y se mueven mis pasos, dando círculos errantes,
recogiendo los fracasos de ineptos caminantes.

Me refugio en mi sueño, descubriendo su desierto,
bañándome en el fuego de resecos manantiales,
queriendo volver…¡a donde nada, será como antes!



Se llama Marta María


(Jotabé Hexadecasilabo con rima doble, estrambote y versos franceses)


Cuando la vida me ajuste lo que me debe cobrar,
no habrá nada que me asuste, y mi deuda iré a pagar.

No diré que soy un santo, ni que me sobra neurona,
mi aura no ha llegado a tanto; no raya por esa zona;
pero la frente levanto al hablar de una persona,
que nos cubre en el encanto, de una magia que apasiona.

Sus versos llenan el día de un poder ilimitado,
unida a la poesía, siempre su mente ha llevado.

Miro la manera ilustre, con que se expresa al versar,
su letra con dulce canto, en bellas luces detona,
se llama Marta María, y su nombre está grabado.

El reto he terminado,
y no demoro la espera habiendo tanto glosario,
que pase sobre la estera, “Doña Marta” al escenario.



El elegido


(Jotabé dodecasílabo)


Sobre la tierra, Jesús, fue “el elegido",
para ofrecerle al mundo un nuevo sentido.

Les dio a los apóstoles la última cena,
compartiendo su pan, de una forma amena,
a sus pies cansados les limpió la arena,
como ángel divino que de amor se llena.

Ya nos ha llegado la semana santa,
otra vez el Cristo, su dolor aguanta.

Soportando el peso, de su cuerpo herido,
disuelve el pecado que al hombre encadena;
y al llegar a la cruz, ¡muere y se levanta!



Homenaje a Juan Benito


(Jotabé hexadecasílabo u octonario con versos franceses)


Me he llevado una sorpresa al recibir un mensaje,
donde dice que mi verso hoy se ha vestido de traje.

Doy las gracias al señor, por ser tan grade y bendito;
por hacer que mis palabras se eleven al infinito.
Me siento muy emocionado, pero contengo mi grito,
pues se que debo esforzarme, y a continuar yo me invito.

Inmerso en la poesía una rima me encontré,
intenté probar con ella, y atrapado me quedé.

Aprovecho esta ocasión para rendir homenaje
a un maestro inigualable que se llama Juan Benito,
al que envío bendiciones, por crear el Jotabé.



Uno mi espina a tu flor


(2 Jotabea octonarios con versos franceses y acróstico abecedario hasta la letra «u»)


Ando siguiendo el sendero que me conduce a tu amor,
Busco el murmullo que brota, del eco de tu clamor.

Convirtiéndome en reflejo, hoy pretendo iluminarte,
Desbordante de ilusión, haciendo gala de un arte.
Envuelto entre versos voy, en mi afán de conquistarte.
Fijando un canto a mi voz, tratando de impresionarte.

Grabando tus frescas huellas, te persigo en mi rutina,
Hambriento estoy de placer, y el deseo me domina.

Impregnándome a tu piel, “uno mi espina a tu flor”.
Jurándote con pasión que no dejaré de amarte,
Kilómetros viajaré, tras tu presencia divina.


Ligero salgo a tu encuentro, nada detiene mi paso,
Miro tu cuerpo alejarse, te detengo sin retraso.

No te dejaré partir, sin antes haberte amado,
Ñusta virgen de mis sueños, me tienes obsesionado.
Olvidándome de todo, permanezco enajenado,
Perdido entre tus caricias, como un loco enamorado.

Queriéndonos complacer, sin prejuicios ni reclamos,
Recíproco es el cariño, del cual ambos profesamos.

Sobre mi pecho reposas, viendo llegar el ocaso,
Trae el aroma la brisa, de un césped recién cortado,
Unes tu boca a la mía, y con pasión nos besamos.



Padre


(2 Jotabem)


¡Oh!, padre del Universo,
hoy mi voz se vuelve verso,

Rogando con humildad,
imploro tu caridad,
suplicándote piedad
por toda la humanidad.

Se que el hombre actuando raro
se negó a seguir tu faro;

pero tu amor es diverso,
y te sobra la bondad
para ofrecerle tu amparo.


Padre, tu gracia invocamos,
y ante la cruz te adoramos

venerando a tu hijo amado,
quien de amor iluminado,
nos reveló tu reinado
librándonos de pecado.

Ahora el mundo se agita,
un peligro nos visita

y solo en Jesús confiamos,
por estar a nuestro lado
cuando más se necesita.



San Lázaro milagroso


(2 Jotabem)


San Lázaro milagroso,
padre justo y bondadoso…

En ti podemos tener
la gracia de tu poder;
permítenos renacer
en un nuevo amanecer.

Sé que nunca nos olvidas,
limpiándonos las heridas

con tu cuidado amoroso;
no nos dejes perecer,
y ruega por nuestras vidas.


Ocultando tu dolor,
nos has brindado tu amor,

soportando las blasfemias
de incrédulas academias.
Tú con tus manos bohemias
en cambio a todos nos premias.

Dios, te cubrió con el don,
de curar el corazón

con la luz de un sanador;
y hoy nos libras de epidemias
dándonos tu bendición.



Realidad de un sueño


(2 Jotabé dodecasílabo)


Un día dormido trasladé mi mente,
a un lejano mundo que creía ausente.

Caminaba inquieto buscando un consuelo,
a mi alma vencida la abrazó el desvelo,
un rayo de fuego descendió del cielo,
sellando el espacio con oscuro velo.

Ante el humo gris que se elevó en un manto,
sediento de sangre, cubierto de espanto,

una melodía vino de repente,
mostrando un pasado de angustia y recelo,
contando sus penas en lánguido canto.


Traía la voz de seres en condenas,
unida al crujir de sus gruesas cadenas.

Desafiando el eco, como viento airando,
llegaron los gritos de hombres suplicando,
los tristes murmullos de ancianos rogando,
las quejas perdidas de niños llorando.

Desperté de pronto, y sin precipitarme,
pensé en lo que Dios, tal vez quiso mostrarme.

Por eso hoy camino con las manos llenas
de luz y esperanza, por el mundo orando,
ofreciendo mi amor para consolarme.



Amor de lobos


(Jotabé)


El sol se oculta tras una ladera,
y eleva el vuelo un ave carroñera.

Se ve a un lobo gris de crin plateada
que avanza liderando una manada;
su larga cola mueve como espada
al llegar a una granja abandonada.

Lo sorprende el estruendo de un disparo
que lo derriba al suelo sin reparo.

Pero acude rugiendo como fiera
a su lado una loba enamorada,
decidida a morir por darle amparo.



Te seguiré queriendo


(Jotabeía)


I

Se perderá tu vida, sumida en el rencor,
y la promesa absurda de no sentir dolor.

Regresarás el tiempo queriendo renacer,
en la ilusión de ser una inmortal mujer;
junto al deseo eterno de no retroceder,
pensarás que no tienes, ya nada que perder.

Convencida dirás que olvidar es probable,
pero una sensación, urgente e inexplicable,

volteará tu frente, oyendo mi clamor;
claudicarás dudando al no saber que hacer,
y a mí me culparás de ser el responsable.


II

Por el contrario, yo, te seguiré queriendo,
jamás te negaré que me quedé sufriendo.

Sin suplicarte nunca, me alejaré de ti;
aceptaré el tormento que tu dejaste en mí.
Recordando los días, cuando mi amor te di,
adoraré el instante en que te conocí.

No cerraré los ojos, aprenderé llorar,
no emitiré palabras porque sabré callar.

Asumiré el castigo, aunque me esté muriendo,
al preguntar si te amo, responderé que sí,
y si quieres volver; aquí me vas a hallar.


III

Con el pasar del tiempo, tal vez nos encontremos,
pero ambos fingiremos que no nos conocemos.

Ahogando el recuerdo, se crecerá tu empeño,
en ignorar que un día, fui de tu amor el dueño.
Levantarás la frente, relajaras el ceño,
ocultando tu angustia tras un rostro risueño.

Añorando el apoyo de un familiar querido,
para poder así, borrarme en el olvido.

te arrojarás ansiosa, con impulsos extremos,
al pecho de tu madre que animará tu ensueño,
calmando con caricias, la voz de tu quejido.


IV

Envuelta entre sus brazos, como si fuese un manto,
apretarás los ojos para frenar el llanto,

la mirarás al rostro, mostrándote segura;
inmersa en el calor que ofrece su ternura;
recobrarás el brillo carente en tu figura,
creyendo que tus penas, encontrarán su cura.

Pero vendrá el recuerdo, poniéndote en alerta,
diciéndote que un día, también crucé esa puerta.

Para no deprimirte entonarás un canto,
que alejará un instante tu triste desventura,
para después brotar, sobre la herida abierta.


V

Nuestro hijo dando un salto, se subirá a tus piernas,
te llamará mamá con sus palabras tiernas.

Lo cargarás nerviosa, le ofrecerás el seno,
y vibrará tu pecho rugiendo como el trueno;
cabalgará tu mente, ardiendo en desenfreno,
añorando el regreso de aquel pasado ameno.

Ansiando mis caricias se erizará tu piel,
extrañando mis labios que te sabrán a miel.

Reflejarán tus ojos, la voluntad que invernas,
y al intentar tenerme en un deseo pleno,
te llegarán mis besos, en roces de pincel.


VI

Al borde de un altar, te inclinarás rendida,
suplicarás a Dios que muestre una salida.

Observarás moverse las llamas de los cirios,
como almas condenadas que ocultan sus martirios,
untándose el aroma de perfumados lirios,
para saltar al fuego, en brutales delirios.

Contraerás tu cuerpo como una dura roca,
de pronto notarás que nada te provoca.

Adornarás tu espacio con la ilusión perdida,
las lágrimas serán, tus únicos colirios,
y a un blanco cigarrillo, le ofrecerás tu boca.


VII

Desplomarás tu cuerpo sobre una suave cama,
y quedarás dormida, pues el cansancio aclama.

Navegará tu mente en recorrido extraño;
soñando que mi amor, te cubre con su paño;
olvidarás que un día me hiciste mucho daño,
pero en realidad, todo será un engaño.

Buscando algunas cosas en un rincón devoto,
encontrarás mi rostro, posando en una foto,

observarás la imagen del tonto que aún te ama,
que al verse derrotado, se ahogó en desengaño.
naufragando en las sombras de aquel tiempo remoto.


VIII

Te pienso en la distancia, y se me nubla el cielo,
cubriéndose mi vista, con un oscuro velo.

Enfrentando mi vida en un triste lamento,
me pierdo en un destino que oculta el firmamento;
persiguiendo tus huellas por un camino cruento,
he fijado mis pasos, a la ruta del viento.

Mas no logro encontrar el futuro que espero,
y se agotan mis fuerzas en total desespero,

convirtiendo mis piernas en congelado hielo.
Moviéndome en silencio, con un andar muy lento,
las sombras de tu ausencia, bloquean mi sendero.


IX

Necesito saber, por qué todo ha cambiado,
he perdido las cosas, que siempre yo he soñado.

A pesar del fracaso, y nuestra insensatez,
te seguiré queriendo con gran intrepidez;
y espero tu llegada pensando que tal vez,
regreses a mi lado, amando en embriaguez,

Pero quiero que vuelvas con un deseo sano
el amor y el orgullo, nunca se dan la mano.

Recordar los errores que hirieron el pasado,
donde fuimos vencidos por nuestra insensatez,
hará que en tu regreso, ya nada sea en vano.


X

Si piensas continuar cumpliendo tu promesa,
no pienso detenerte, pues la insistencia apresa.

Yo siempre seré aquel que dio lo que tenía,
pidiendo solo a cambio, la luz de tu alegría,
quien vio tu despertar al aclarar el día,
transformando el silencio en bella poesía.

Prefiero recordarte como una vez lo fuiste,
adorable, sencilla, y sin mostrarte triste,

con el rostro sonriente, la mirada traviesa,
y tus sensuales labios donde el placer bebía,
aplacando mi sed, con besos que me diste.


XI

Deberías pensar si en realidad me quieres,
la ilusión y el rencor, no mezclan sus poderes.

Si me extrañas de veras, tendremos que luchar,
para vencer el miedo que nos impide amar,
extendamos la paz por todo nuestro hogar,
no solo por nosotros: “a un niño hay que cuidar”,

Les prometo ante Dios que los protegeré,
un hermoso destino, a ustedes les daré.

Como un alfa guardián que cumple sus deberes,
enfrentaré el peligro que se atreva a acechar,
y si he de dar la vida, con gusto moriré.


(Poema ganador del Decimosegundo Accésit del IX Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)



Vagabundo


(Jotabea de rima doble)


Mostrándose iracundo, por la desilusión,
transita un vagabundo, hundido en depresión.

Recordando su vida, triste se echa a llorar,
lleva abierta una herida, difícil de sanar,
su fe quedó dormida; ya no quiere luchar,
y con la voz perdida, blasfema sin cesar,

Pero has de comprender, bohemio solitario,
que puedes detener, tu rumbo hacia el calvario.

Todo dolor profundo, tiene su solución;
busca en ti una salida; decídete a cambiar,
y un nuevo renacer, marcará el calendario.



Escapó tu amor


(Jotabé)


De pronto dices que debo olvidarte,
que estar a mi lado, logró cambiarte.

Tus manos que antes buscaban mi pecho,
hoy se han entregado a un espacio estrecho,
buscando refugio en el frío lecho,
culpándome a mí, sin ningún derecho.

Solo quedó tu mirada sombría,
se apartó de tus ojos la alegría.

Escapó tu amor revelando su arte
dejando mi cuerpo, errante y deshecho,
aferrado al tiempo, en que fuiste mía.



Mujer


(Jotabé)


Mujer que alumbras como el sol divino,
irradiando tu luz sobre el camino.

Para ti mujer, no existe el olvido,
de tu voz se escucha un dulce sonido,
tu mano acaricia al niño dormido,
como ave celosa atada a su nido.

Tú llevas la fuerza del temporal,
frente a ti el tiempo, no será rival.

También eres suave, como el “tul” fino,
y al llorar las penas de un ser querido,
te tornas tan frágil: “como el cristal”.



Si me niegas tu amor


(Jotabé tridecasílabo)


Si me niegas tu amor me aferraré de ti,
abrazando el deseo que has dejado en mi.

Seré viento en el monte que corre veloz,
de la noche y del día seré el portavoz;
como aullido salido de un lobo feroz,
te llegará el quejido que lanza mi voz.

Si me niegas tu amor perderé la razón,
escaparán mis sueños hacia otra estación

deshaciendo los besos que una vez te di.
Castigando mis labios de manera atroz,
nacerá una elegía en mi triste canción.



Tu vida es luz


(Jotabé acróstico)


Te mostrarás radiante en tu sonrisa,
Uniendo tu cuerpo a un andar sin prisa.

Viajarás por el campo y la pradera,
Inmersa en tu luz de mujer guerrera.
Del destino eres dueña y compañera;
Aroma en flor, tu piel de primavera.

En tus ojos nace un calor que abriga,
Sanando penas con tu mano amiga.

Lograrás calmar la furiosa brisa,
Usando tu voz de madre sincera,
Zarpando en la ola de amor que te irriga.



Actores

(Jotabé dodecasílabo con anagrama)


Con lentos tocares*, anuncia un violín,
que se aleja el día de San Valentín.

Se escucha el clamor de una triste canción,
haciendo estallar, mi desesperación;
atroces* recuerdos fijan su visión,
sobre un "destino" que nubla mi razón.

La rosa que un día tu mano cortase*,
con el "tiempo" perdió su color y clase.

Fuimos solo actores* de un drama sin fin,
que robó el encanto de aquella ilusión,
y quebró nuestro amor, por su débil base.

(Las palabras con asteriscos son anagramas)



Señora


(Jotabém)


Me ha pedido usted señora,
que de prisa, y sin demora,

de una manera suprema,
le dedique yo un poema;
abordando como tema,
una pasión que nos quema.

Le diré con gran respeto,
confesándole un secreto,

que por su amor sufro ahora,
y conquistarla es mi lema,
por lo que asumo ese reto.



Recuerdos de la abuela


(Jotabé)


Regresando el recuerdo a mi memoria,
he quedado atrapado en una historia.

Mi niñez rebosante de esplendor;
una voz que me llama al comedor;
el jardín despliega, un aroma en flor:
¡Son azucenas de blanco color!

El libro de Dios, de la abuela en vida,
que unida a la luz, fijó su partida.

Dejando un pasado ausente de gloria,
le confió su destino al creador,
y en bíblico acto: “se quedó dormida”.



Amor extraño


(Jotabé dodecasílabo)


Mujer que en silencio me quitas la calma,
placer y tristeza que me roba el alma.

Cuando estás ausente mi vida está en pena,
pero si te tengo te muestras ajena,
mis pesados hombros cargan la condena,
de un amor dañino que mis venas drena.

Nuestro amor es ternura, y es indiferencia
rencores ocultos, pudor e indecencia.

Una extraña pasión que nos hiere y ensalma,
sensación oscura que a mi pecho frena,
inmensa alegría en amarga experiencia.



Mi amor es así


(Jotabea acróstico con versos franceses)


Me entregaré en tus brazos, desenfrenadamente,
Invocando la fuerza, de mi deseo ardiente.

Adoraré tu cuerpo entre cirios de cera;
Moviéndome al compás que marca tu cadera,
Observaré danzar, tu negra cabellera,
Recorrerá mi boca, tu esencia verdadera.

Evocaré mi amor; sentirás que te aclama,
Se agitará mi pecho, y gritará que te ama.

Atada a mi destino, te llevaré latente,
Si así te debo amar, serás mi compañera,
Incubará tu vientre, “un retoño de rama”.



Canto Jotabé


(Jotabea acróstico con rima doble)


Canto que se aproxima, después de un largo andar,
Anclado está en la cima, siempre mirando al mar.

Negándose a perder, su estandarte de guerra,
Trata de defender, lo que su voz encierra.
Observando el nacer, de una luz en la sierra,
Justo al amanecer, besó el cielo a la tierra.

Ocupado en el verso, mis letras grabaré,
Trazaré mi universo, con esperanza y fe,

Abriéndome a la rima, la musa haré bailar.
Brillando de placer, este acróstico cierra,
Épico, simple y terso, “rimando en Jotabé”.



Ilusión


(Jotabé)


Sin pensar que soy profeta o adivino,
he creado para mi otro destino.

Nada será difícil de lograr,
por eso me permito yo soñar,
que tal vez pronto se puedan besar,
la llama del fuego y el agua del mar.

Y persigo esa voz que de repente,
va despertando ideas en mi mente,

como surge de la uva el dulce vino,
que ofrendamos en rezo ante el altar,
buscando regresar al Dios ausente.

(Poema ganador de una Mención de Honor Especial en el II Concurso Internacional de Poesía El Mundo Suena en Jotabé)



Recuerdos


(Jotabé)


Recorriendo caminos de mi historia,
me adentro rebuscando en la memoria

Mi niñez rebosante de esplendor,
la voz de mamá, junto al comedor,
del jardín nos llega un aroma en flor,
¡Son azucenas de blanco color!

el libro de Dios de la abuela en vida,
que en bíblico acto se nos fue dormida.

Si logro triunfar. ¡Que llegue mi gloria!,
si he de pagar, aceptaré el olor,
y si debo morir mi despedida.



El lobo viejo


(Jotabé)


Buscando huellas del tiempo olvidado,
volteó su mirada hacia el pasado.

Sus cabellos plateados reflejan,
largos años vividos que le aquejan,
insípidas promesas asemejan,
las invisibles voces que se alejan.

Lanza su grito en el profundo hueco,
para ser apagado por el eco.

¡Pobre lobo!, que su vida ha entregado,
en las manos de aquellos que lo enrejan,
y lo miran como un simple muñeco.



Extraño amor


(Jotabé dodecasílabo)


Mujer que en silencio me quitas la calma,
placer y tristeza que me roba el alma.

Cuando estás ausente mi vida está en pena,
mas, cuando te tengo te muestras ajena,
mis pesados hombros cargan la condena,
de un amor dañino que mis venas drena

qué puedo yo hacer si anhelo tu esencia,
pero cuando llegas, odio tu presencia.

Extraño pasión que hiere y ensalma,
sensación oscura que a mi pecho frena,
inmensa alegría y amarga experiencia.

 
     
   
     
 
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