
Gertrudis
Dueñas Román
Aguda de Pasajeros (Cuba)
Reside en Miami, Florida (Estados Unidos) |
Edelmiro
(Jotabem hexasílabo con Estrambote)
El pobre Edelmiro
es puro suspiro.
¡Nada le detiene!
camina, va y viene,
y no le conviene
el ritmo que tiene.
Doña Margarita
esta mañanita
se fue del retiro,
ya que le entretiene
más, la monedita.
Por su cuita
anda desvelado
mocoso y cansado.
Convergencias
(Jotabea con estrambote)
Se elevan impetuosas las crestas del dolor,
y en el alma convergen, las penas y el amor.
Bajo el peso de sombras que el alma arrastra, siente,
que es presa del delirio que habita el subconsciente.
Abstraída le nombra, ¡maldice vehemente!
como un eco inaudible que repite la mente.
Las viejas cicatrices renacen del ayer,
con trazos invisibles, plasmados en su ser.
Y se encrespan las olas, en su ambiguo color,
sobre el débil recuadro, que calla indiferente,
al roce de la pena, que pretende esconder.
¡Eterno atardecer,
en un mar imposible, que nunca tocó puerto!
emerge sin querer, el pasado ¡ya muerto!

Cuadro: From the lake de Georgia O'Keeffe
Algo raro
(Jotabem)
En mi humilde opinión
sé, que mi descripción
sobre este cuadro caro,
pudiera ser tan raro
como puerto sin faro,
en total desamparo.
Veo un trazo violento
lleno de un sentimiento
de desesperación.
Mas no me queda claro
por mucho que lo intento.
Eres mi dulce luz
(Jotabea)
Se apagaron los brillos de mis noches de farras,
ya no hay cantos ni güiros, ni acordes de guitarras.
Un concierto de penas en el alma, conmigo,
llevo siempre a mi vera, como juez y castigo.
Aquellas noches bellas, que fueron nuestro abrigo
¡murieron para siempre, se me fueron contigo!
No sé si esta es la cruz, que cargo en mi dolor,
pero bien sé ¡Jesús! ¡qué es mi vida, Señor!
Los silencios malditos, aunque clavan sus garras
y desangran mis venas olvidar no consigo,
¡eres mi dulce luz, eres todo mi amor!
Mujer de hoy
(Jotabé hexadecasílabo con rima leonina y estrambote)
dedicado al «Día Internacional de la Mujer»
Eres la luz, en la sombra que marca su paso lento,
y la más cálida alfombra del alma, en cada momento.
¡Eres la flecha en el viento, que cruza la tempestad,
y como rayo violento, faro de la oscuridad!.
¡Mujer, no sabes cuán siento que, exista aún la crueldad
y falta de sentimiento, que te roba la humildad!
Vivir con seguridad, te hace feliz, mientras creces,
y enfrentas con dignidad, al mundo al que perteneces.
¡Mujer, el cielo te nombra, te da vida, amor y aliento
y replicó en tu cimiento semillas de libertad,
por esa felicidad, que en verdad tú, te mereces!
Mujer de hoy, que padeces
pero, que nada te asombra, si se propicia el encuentro:
«Contempla la malasombra, pero no te metas dentro».
La estatua viviente
(Jotabé)
Llamó mi atención su porte y figura
por el acabado y fina mixtura.
Caminé despacio a su misma acera
y pensé al tocar su rostro de cera:
¿será algún vintage de la nueva Era
perdido en el tiempo, o quizá otra esfera?
Vi en su mirada, casi encantadora,
la gracia sutil ¡esa que enamora!
Y mi corazón latió con premura
al sentir su piel, como si viviera,
y decirme ¡hola! con voz seductora.
Un hombre extraordinario
(Jotabé hexadecasílabo con Estrambobe y rima leonina)
No quiero adornar con frases lo que resulta evidente,
ni con rítmicos compases dar claridad a mi mente.
Solo hablaré del presente sin un pasado de olvido,
porque aquello que usted siente por Juan, también lo he
[
sentido.
Es mi Maestro, y consciente soy, de su gran recorrido
y como alumna ferviente mi admiración ha crecido.
También les diré que ha sido ¡mi amigo! y que por lo
[
mismo
cuento con él, y a Dios, pido bendiga tanto lirismo.
Y no hablo de idealismo! solo de ser consecuente,
porque es de todos latente su doctrina, y merecido
tiene cuanto ha recibido por su profesionalismo.
Quien creó el Jotabeísmo,
con la poética en fases de progresión decadente,
sentando las nuevas bases con su estructura vigente.
El payaso Trompoloco
(Jotabé hexadecasílabo con rima leonina)
Con toda la grada llena, se descorre el gran telón
y Trompoloco en escena da comienzo a la función.
Es redonda y colorada su nariz, mientras recrea,
una lágrima pintada, que en su mejilla gotea.
Lleva muy fuerte apretada, mientras canta y tararea
a su amiga abandonada, la pobre muñeca fea.
El payaso Trompoloco te hace reír y soñar,
haciendo de todo un poco para vernos disfrutar.
Con su voz suave y serena, canta y baila su canción
y hace la fiesta animada qué es lo que el niño desea,
ríe, cual payaso loco, que ríe, por no llorar.
El conuco
(Jotabé Tepén)
Jotabé madre
Apenas el sendero se veía,
salían los tres hombres cada día.
En la azada, la alforja colocaban
y al hedor de un sorullo caminaban.
Al paso, sus asuntos conversaban
y dispuestos al conuco llegaban.
El hierro rechinaba contra el suelo,
como cantos de pájaros en vuelo.
El sol rayaba en punto el mediodía
y los hombres su almuerzo disfrutaban,
bendecidos por la gracia del cielo.
Jotabé hijo 1
Ortelio
Apenas el sendero se veía,
salían los tres hombres cada día.
En fila, se adentraban en el seno
de un conuco, que parecía ajeno.
Ortelio, que siempre fue tan bueno
resollaba como un potro sin freno.
El silencio se hizo grande y muy denso,
y el trillo largo ¡más largo que inmenso!
Pero el viejo, callar más no podía,
miró al muchacho y dijo: ¡ya está bueno,
que todo estará bien! ¡no seas tan menso!
Jotabé hijo 2
La tierra heredada
Ha sido esta tierra, toda mi vida
¿cómo podría verla compartida?
En la azada, la alforja colocaban
y al hedor de un sorullo caminaban.
Al paso, sus asuntos conversaban
y dispuestos al conuco llegaban.
Mas no puede olvidar lo que ha pasado,
y trae en el pecho, dolor y enfado.
Podría dar al hijo cuanto pida,
sin importar los lazos que le ataban,
aun estando del todo equivocado.
Jotabé hijo 3
Impotencia vil
Calaba en el alma, cual frío acero
el terrible miedo, al castigo fiero.
Y ni una palabra dijo su boca,
para defenderse de su furia loca.
La azada violenta, en el aire choca
segando artera, la imponente roca.
El hierro rechinaba contra el suelo,
como cantos de pájaros en vuelo.
Trocando su calma el despeñadero
por el dolor intenso que provoca
la impotencia vil, convertida en duelo.
Jotabe hijo 4
La escritura
Una tarde tortuosa transcurría,
sin apenas, mirarse todavía.
Mas el padre, al silencio que guardaban
dio final, y en señal de que se amaban
entregó la escritura donde estaban
las tierras del conuco que cuidaban.
¡Ahora es tuyo! ¡cuídalo con celo,
que fueron tierras de mi bisabuelo!
El sol rayaba en punto el mediodía
y los hombres su almuerzo disfrutaban,
bendecidos por la gracia del cielo.
Navidad de fe renovada
(Jotabea)
Símbolo de armonía, y solidaridad,
de paz, y de alegría, para la humanidad.
Se espera el nacimiento del Cristo redentor
con fiestas y agasajos, donde reine el amor.
Un acontecimiento, señalado en honor
al Rey de los judíos ¡hijo del creador!
Tiempo de renovar la fe en Dios, nuestras vidas,
de poder perdonar, de cerrar las heridas.
Celebrar en diciembre, la alegre Navidad,
es tradición cristiana, por Dios, nuestro Señor,
que reúne familias y experiencias vividas.
La Antártida, desde el cielo
(Jotabé)
Desde lo alto, su lienzo de pureza
se viste al sol, de luz, y de belleza
entre sombras y vastedad sin fin.
Sopla el viento su mágico flautín
mientras auroras pintan al confín
la suave danza, con su austral carmín.
¡Joya del cielo y reina de la mar!
¡guardiana eterna, del mundo polar!
Existe vida y luz, en su corteza
que es como un frágil faro de jardín
que debemos del tiempo resguardar.
Abuelo, mi mejor amigo
(Jotabeíno)
¡Un amigo fiel, no se encuentra a menudo,
y menos aquel, que no mienta al desnudo!
Solía decir, muy resuelto, el abuelo,
cuando iba a salir, con Damián y Consuelo.
Siempre iba a tener, de mi amigo, algún celo,
y no iba a volver, a tirar el pañuelo.
Así, que me fui, sin oír sus regaños,
pero, los sentí, de diversos tamaños.
Hacía el papel de guardián, y no dudo,
que verme feliz, prefería en su anhelo
de velar por mí, sin pensar en mis años. |