Esperanza
Chavarri Morano
"La Desconocida" |
Cuando un amigo se va
(Jotabém)
Cuando un amigo se va
flota en el viento el quizá
podamos verle algún día,
y en el alma la porfía
entre certeza, utopía
convicción y profecía
sobre el regreso y la fe.
Las razones, los porqué,
a nuestro lado no está
los signa la lejanía,
distancia interpuesta que
simula ser la mampara
que distorsiona la rara
sensación de última cena.
Nuestra barca sin carena,
se aleja más, se enajena
en cualquier banco de arena
por temor a naufragar.
No hay gaviotas, ni un manglar
que anuncien puerto. Se vara
por el peso de la pena
que no consuela ni el mar.
Oda al mar
(Jotabé)
¡Cómo te admiro, oh mar, azul, profundo!
Por tu cálido abrazo al vagabundo
que no hallaba qué hacer con su agonía;
por la serenidad y la osadía
con que subes y bajas cada día
en tu baile de lunas, melodía
que se adhiere a la piel, vivaz, radiante;
por tu beso de sal alucinante
que me acaricia toda en un segundo
y despierta en mi pecho la poesía
no me canso jamás de ser tu amante.
Oda al verso
(Jotabé)
Mi verso no se rinde. Ni sitiado
abandona sus botas de soldado.
En lides contra el tiempo sabe hallar
la táctica oportuna y conjugar
en toda su extensión el verbo amar.
Es mi verso guerrero singular:
frente a la hostilidad del enemigo
se yergue y a la carga va conmigo.
El no claudica nunca, es obstinado
rebelde y anchuroso como el mar,
valiente, seductor y fiel amigo.
Sino del caminante
(Jotabém)
Al andar se hace camino,
caminante, ese es tu sino.
No le temas al traspié
ni cuestiones el porqué
algunos desisten. Ve,
deja que marque tu pie
la estatura de tus huellas,
que otros deambulen por ellas.
Eres faro, peregrino
de los que pierden la fe
en conquistar las estrellas. |