Amanece

(2 Jotabés)


Penetra en el jardín prístina lumbre
mixtura de murmullo y mansedumbre.

Y al tiempo en que doquiera se propaga,
la luz del último fanal se apaga.
En el entorno de ensueños que embriaga,
el firmamento de nubes se enjuaga.

El sauce se inclina para besar
al arroyo que le canta al pasar.

Súbito, una oportuna muchedumbre
de trino sonoro la escena halaga
llenando de alabanzas el lugar.


El trajín de los oficios empieza,
es la hora en que el día se despereza,

y juega con la brisa matinal
en la profusa eclosión del rosal.
De las tinieblas emerge triunfal
cual Cristo de la losa en el umbral.

Mientras por dentro, rige la infinita
sensación de placidez que suscita.

Amanece, el alma de hinojos reza
y honra al sumo latido universal
de la vida que en el pulso palpita.


(Finalista del XIII Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)



Lamento nemoroso

(Jotabem)


Por la fauna, por la flora
lo mismo que el sauce llora,

la selva su gravedumbre.
Y es que una rojiza lumbre
ha arrasado muchedumbre
de especies en mansedumbre.

Su llanto mío lo siento,
como mío es su lamento.

Con preces el alma implora:
¡Oh, *Tupá, desde la cumbre
diluvia sobre este evento!

*Tupá, Dios en la cultura guaraní.



Sabática

(Jotabé)


En un silencio de estrella, enigmática
su manto extiende la noche sabática.

Es la hora meditabunda y serena,
fiel testigo de la sublime escena
en que el rocío de frescura plena
estremece el alma de la azucena.

Plácida exhorta al descanso vital
luego del arduo trajín semanal,

esta noche envuelta en una aromática
brisa que ha visitado la verbena,
y la hierba buena junto al rosedal.



Susurros navideños

(Jotabem)


Sólo arrullos de torcaz
enunciar puede veraz,

bajo el cielo constelado,
este susurro adecuado.
Si de terneza colmado
se hace presente el pasado,

en que nació para bien
eL Mesías en Belén.

Símbolo de amor y paz
es Jesús, mi fiel cayado,
Y mi luz desde el edén.



Fusión de esplendor y miel

(Jotabem)


Bendito el árbol aquel,
fusión de esplendor y miel.

Bello jacarandá en flor
donde goza el picaflor
su festín embriagador.
Con inefable estupor,

azules suelen tornar
mis ojos al contemplar.

Soberano en el vergel,
sublime decorador
de calles de mi solar.



Sabática

(Jotabé)


En un silencio de estrella, enigmática
su manto extiende la noche sabática.

es la hora meditabunda y serena,
fiel testigo de la sublime escena
en que el rocío de frescura plena
estremece el alma de la azucena.

Plácida exhorta al descanso vital
luego del arduo trajín semanal,

esta noche envuelta en una aromática
brisa que ha visitado la verbena,
y la hierbabuena junto al rosedal.



A Valencia

(Jotabé)


Con la lira sumida en ultramar,
procuro en la poesía ensalzar,

el legado castizo y soberano
del acervo cultural valenciano.
Intento tan exiguo como vano,
de abarcar con el verbo castellano.

Fiestas patronales que no han perdido
con el tiempo su brillo y colorido.

Su fina arquitectura singular,
mezclada con lo gótico y romano;
noble orgullo de los que allí han nacido.



El cachirulo

(Jotabem)


Vamos a La Malvarrosa
que está la mañana hermosa,

y es el céfiro ideal
para montar el ritual
del cachirulo pascual,
hacia el azul celestial.

Empinar con gran destreza
el cachirulo, es certeza

que en Valencia está animosa
esta costumbre ancestral,
de tan típica riqueza.



Mis sueños de colores

(Jotabé tetradecasílabo)


Alegres y vivaces igual que picaflores,
doquiera me acompañan mis sueños de colores.

Los sueños que ambiciono son grandes y pequeños
sin embargo, a la par importantes y halagüeños.
Disfruto de antemano esquivando quitasueños,
mientras entusiasta pongo en ellos mis empeños.

Y pese a que algunos en verdad fueron espuma
que del céfiro sutil se nutre y en él se esfuma,

en el amplio jardín de la existencia, cual flores
de alhelí, han florecido los más hermosos sueños
ante mis ojos plenos de complacencia suma.



La rima de Juan Benito

(Jotabem)


Tal sencilla pareciera
sin embargo, muy severa

esta rima consonante,
neoclásica, elegante.
Tanto básica y variante
cultivar es fascinante.

Precursor de este portento
Juan Benito, en cuyo invento,

ha puesto veraz lumbrera.
Adentro, molde mediante,
preciso es poner talento.



El zorzal

(2 Jotabés)


Asoma su prístino rutilar
en el horizonte la luz solar.

En la rama del arce bermellón,
un sedeño zorzal todo pulmón,
trovador, almuecín de la región
al céfiro dispersa su pregón.

Este fiel mensajero del Señor
enuncia con salmodias el albor.

¡Y cuán alegre suena su trinar
cuando llega cual una bendición,
sensorial al oído receptor!


Quisiera con un quedo balbucir,
encontrar la forma de describir

al zorzal criollo, mirlo cantarín,
fortuito visitante del jardín.
Veraz analogía de festín
súbito resulta cuando por fin

llega, con su música de laúd
y cuerpito de suave negritud.

De tal manera plasmo mi sentir
en honor al alado chiquitín,
a modo de rendida gratitud.

(Jotabé ganador del Segundo Accésit del XI Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)



Arreboles

(Jotabé)


Sobre el basto horizonte de la aurora,
un invisible pincel en esta hora

hábil traza ante mis ojos perplejos,
esplendorosos matices bermejos
y ambarinos que exornan a lo lejos
el paisaje con mágicos reflejos.

¡Arreboles del astro rey poniente!
¡Arreboles del astro rey naciente!

¡Albricias dan al alma igual que ahora
al estrenar, desde tiempos añejos,
los más bellos colores del oriente!



Síntesis

(Jotabé)


Estos son los frutos de mi vergel.
Ellos son los amigos a granel,

los que perenne supe cultivar
y sueños que pude realizar
a través de mucho perseverar,
por cierto nadie triunfa sin luchar.

Bendigo yo las mieles que bebí
y perdono las hieles que sorbí,

por el amor certero ti monel
que secundó mis pasos al andar
¡Vigor con que mis versos escribí!