Testigo fue la luna

(Jotabé decasílabo)


La luna fue la testigo estrella,
¡de aquella nochecita más bella,

noche en la yo que te conocí!
Tímido ante tu impronta caí,
sin escalas ahí me perdí;
amor, calor... de vos recibí.

Rememoro aquel especial día;
recuerdo tu candor, la alegría

y la evocación que en mí aún sella:
calor, en el que me sumergí
abrigándome con tu estadía.



Optimismo audaz

(Jotabé acróstico Sémico decasílabo)


Aprendí a esparcir una sonrisa;
a andar disfrutando de la brisa.

Ser el que se alimenta de brío.
Optimista seguir mi navío,
ante las olas de algún vacío.
¡La vida sabe a néctar y a hastío!

Vida y vasta alegría en mis venas;
soy ese que va a abolir a las penas.

Feliz voy por las sendas sin prisa,
cada vez que enfrente algún desvío.
¡Día... con algarabías plenas!


Acróstico: Aprendí a ser optimista ante la vida. Soy feliz cada día.



Libros con historia

(Jotabé)


Libro, existir que alimenta la mente.
Destila en sus páginas un latente

bagaje que despliega, ¡cada historia!
Historia que desgrano en mi memoria,
ofreciéndome una perpetua gloria...
Libros, me pierdo en ellos con euforia.

Enseñanzas loables me han dejado.
Travesías en mí ellos han grabado.

Los leo con entusiasmo ferviente.
Sublimes libros que en mi trayectoria:
cada escurrir perdura en mí impregnado.



Mi rorrorra

(Jotabé tridecasílabo jitanjáfora)


Mi rorrorra camufleada es especial
para mí, lleva consigo la misional

de resguardar a mi desacatado pelo,
para que no sea un total quilombetelo;
mi rorrorra doma a mi pelo sin desvelo.
Si no la tengo puesta, ¡qué desmadrelelo!

Mi cabello es un intempestivo tornado,
¡va totalmente revuelto, hasta bien peinado!

La cuido tanto a mi rorrorra apapachal,
con ella al caos de mi cabello cancelo.
¡Rorrorra tenés a mi pelo bien domado!



Estrechar de manos, suma armonía

(Jotabé)


Las manos que su estrechar armoniza
arrulla calidez, la que desliza

un latir efusivo. En su fervor
sella un significativo color
que ciñe a la tierra ese gran honor:
propiciar equidad con su calor.

Que en cada apretón de manos se vea
que la concordia todo colorea.

El blasón de un estrechar agiliza
deseos de armonía que fulgor
manifiesta en lo que genera y crea.



Al calor de mi Capiovi

(Jotabé heptadecasílabo)


Especial viaje que tanto he anhelado, ¡ese día ha llegado!
Misiones, mi provincia; Capiovi, mi tierra... ¡He regresado!

Me extravío en su naturaleza: ruina, cascada, salto (...)
Tres fronteras, tres países, aquí coexisten... Exalto
las riquezas que se disfrutan: selvas, represas, cobalto (...)
El Tancredo, puente imponente, de todos los que hay el
[ más alto.

Pueblo cálido de Santa Ana, de rapaduras sabrosas.
La Cruz colosal que te eleva entre las nubes candorosas.

A mi pueblo lo llevo, como un gran vestigio en mí grabado.
Tierra colorada, pendientes, carreteras... las resalto.
Mi añorada escuela Alsina... ¡Qué remembranzas
[ primorosas!



A mi musa especial

(Jotabem)


Quiero ser esa abejita...
Traer miel a tu florcita.

Al calor de tu morada,
endulzando mi mirada;
un hogar; casa soñada,
obtengo con vos, mi amada.

En tu candor y ternura
me extravío en la locura,

que encanto en mi ser agita.
En mi vida: luz sagrada...
Tu alma destila hermosura.



El recuerdo de un calor

(Jotabé)


Se me escurre más de una lagrimita,
cuando te evoco, mi noble abuelita.

Mujer valiente que me dio todito:
amor inmenso en cada consejito.
Alicientes a mi corazoncito.
Fue acicate efusivo en mi nidito

natal, lo cubrió cuando era un chiquillo
indefenso. En mi espíritu y cuerpillo

en ese entonces, en su noble almita
me meció; amor selló en aquel tiempito
que retrotraigo siendo un hombrecillo.