Recuerdo que de adolescente me encantaba leer poesía con rima. En ese momento para mí era un gran desafío que nunca logré, ya que, no encontraba alguien con buena predisposición que me explicase cómo debía componerla.
Pasaron los años y a través de las redes sociales conocí a una compatriota salteña, una poeta que escribía en Rima Jotabé. Un día nos invitó a realizar un curso gratuito para aprender a componerla. Con gran alegría y expectativas me anoté. Todos los que participáramos tendríamos a alguien que nos ayudaría ante alguna duda. Mi sorpresa fue inmensa.
No podía creer que a mí me habían designado como tutor al Gran Maestro Juan Benito Rodríguez Manzanares, el creador. Tampoco podía creer la calidez humana y la paciencia que tuvo para explicarme algunos detalles esenciales de la Rima Jotabé.
Respetando las consignas con mucho esmero aprobé el curso gratuito. «Repito gratuito porque nada era ni es gratuito». Esto sucedió aproximadamente en agosto del año 2021.
A partir de ese momento comencé con este viaje hermoso que es componer poesía con rima. Trato de usar las Variantes que están a la altura de lo que puedo escribir, tengo mis favoritas, aunque todas son preciosas. Si algunas no las he usado aún, no es porque no me gusten, es simplemente porque pienso que son para poetas muy experimentados. Lo que no significa que nunca las vaya a usar, por el contrario, haré lo posible para componer con cada una de ellas, porque pienso que detrás hay un gran trabajo de algún poeta que la creó y debo respetarlo y honrarlo.
La Rima Jotabé nos permite, a través de la composición de sus versos, tratar todos los temas que nuestra inspiración quiera plasmar.
Nos sumergimos en mundos de fantasía, mundos reales, amor o desamor, costumbres de nuestros pueblos y todo lo que nuestros sentimientos nos dictan.
La naturaleza está siempre presente en los poemas que comparten mis compañeros. Amo a la naturaleza y en mis poemas siempre está presente.
El grupo de jotaberos es muy lindo, allí encontré personas muy sabias, muy amables, sensibles y dispuestos a ayudar.
Nuestro Gran Maestro debe sentirse orgulloso de haber creado esta gran familia, que crece día a día y que está dispuesta a mantenerse a través del tiempo.
Entre metáforas, comparaciones, y todos los recursos que usamos, los versos de los jotaberos brillan como luces en todas partes del mundo. Iluminan las almas de lectores que se deleitan o identifican con lo que leen.
El resto de mi vida voy a estar agradecida a los que anteriormente nombré. Especialmente a Juan Benito Rodríguez Manzanares por aceptarme en este gran desafío de ser:
«Custodio de la Rima Jotabé».
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