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ARTÍCULO 372

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LA POESÍA RELIGIOSA

 

 
 

De entre todos los temas que podemos escoger para componer los poemas, hay uno en concreto que tiene su propio género y que a todos los creyentes nos complace en extremo, la Poesía Religiosa.

Este es un género un tanto delicado y a la vez asombroso. Delicado porque no todo lo que parece poesía religiosa lo es y, asombroso porque el conjunto final de un poema religioso es verdaderamente grandioso y te arroba el alma y los sentidos.

Es preceptivo comentar que, en ocasiones a la poesía religiosa también se le llama poesía espiritual, pero realmente no es lo mismo pues, aunque una persona religiosa suele ser sumamente espiritual, una persona espiritual no tiene porqué ser necesariamente una persona religiosa.

La poesía que pudiéramos denominar «espiritual», puede ser muy sensible, delicada, llena de bellos matices y su discurso no estar demasiado interesado por todo lo material, y seguro que será una muy buena poesía que llegará hasta lo más profundo de los lectores, pero como podemos comprobar, no es necesario que esté orientada a la religión o temas afines.

También se debe tener presente que no en todas las poesías donde el poeta incluya un ruego, una invocación o implore encarecidamente a Dios, se debe calificar como poesía religiosa, pues el poema en su conjunto puede carecer totalmente de todo tipo de valor religioso, e incluso estar muy alejado de él.

La poesía religiosa suele tener a Dios como figura central del poema y, en el mismo se realiza una correspondencia, una unión en alma y/o en espíritu con el Creador, donde el poeta expresa su incertidumbre, su fe, su fervor, una vehemente exaltación de Dios… o bien una reverencia y un amor extremo al mismo.

Dentro de la poesía religiosa encontramos dos variedades separadas y definidas, que son la Poesía Mística, y la Poesía Ascética.

La poesía mística es la que expresa un estado de elevación máxima del espíritu a través de la cual se consigue congraciarse con Dios, sin que en este estado de comunión con el Altísimo intervenga la razón o la voluntad. Es puro amor.

La poesía ascética es la que describe las formas de las diferentes etapas por las que el alma debe discurrir para alcanzar la perfección espiritual. Sería el camino hacia la poesía mística.

Gran parte de los poetas que a través de la historia han compuesto poesía religiosa, tanto mística como ascética, han sido monjes, frailes, monjas, santos… pues son las personas más propicias para ello dada su condición de conocedores de la vida religiosa, mística, contemplativa, ascética y además, son las personas que mejor obran el recogimiento, la oración y la comunión y comunicación con Dios.

Mas, eso no quiere decir que un poeta sin tener la condición de religioso profeso, no pueda componer muy buena poesía religiosa.

En España la poesía religiosa floreció y tuvo su mayor esplendor en el Renacimiento, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVI. Este periodo estuvo marcado por un fervor religioso desbordante, en oposición a la Reforma Protestante (Protestantismo), que también se dio en España en ese mismo periodo de tiempo.

Algunos de los poetas que han destacado en el ámbito de la poesía religiosa dentro de la mística han sido:

San Juan de la Cruz (1542-1591) del que citaré: Cántico espiritual.
Santa Teresa de Jesús (1515-1582) de la cual citaré: Camino de perfección.
San Francisco de Asís (1181 o 1182-1226) del citaré: Cántico de las criaturas.
Tomás de Kempis C.R.S.A. (1380-1471) del cual citaré: Verdadera Sapienza.

Y algunos de los poetas que han destacado en el ámbito de la poesía religiosa dentro de la ascética han sido:

Fray Luis de León (1527 o 1528-1591) del cual citaré: De los nombres de Cristo
San Juan de Ávila (1500-1569) del cual citaré: Comentario al salmo XLIV Audi filia et vide.
San Juan de los Ángeles (1536-1609) del cual citaré: Presencia de Dios.

La poesía religiosa, tanto mística como ascética, suele darse con mayor frecuencia en las religiones monoteístas como el cristianismo, el zoroastrismo, el judaísmo y el islamismo, aunque suele estar representada con mayor fuerza, influencia y profusión dentro del ámbito del cristianismo y dentro de este, dentro del catolicismo.

Aunque otras religiones politeístas como el hinduismo, y algunas filosofías de vida con tintes de religión como el budismo, también cuentan con una amplia cuota de poesía religiosa.

Debo comentar para todos los poetas que se sientan tentados por componer poesía religiosa, que no es nada fácil y que requiere un poder de ensimismamiento y recogimiento a niveles que no están al alcance de todas las personas, además de poder transmitir un mensaje donde el alma se sublime y se una con Dios al leerlo.

Y como muestra de lo dicho y para concluir este artículo, quiero compartir con todos los lectores un precioso y místico poema religioso de Santa Teresa de Jesús compuesto en quintillas titulado: Alma, buscarte has de mí.

Alma, buscarte has en mí

Alma, buscarte has en Mí,
y a Mí buscarme has en ti.

De tal suerte pudo amor,
alma, en mí te retratar,
que ningún sabio pintor
supiera con tal primor
tal imagen estampar.

Fuiste por amor criada
hermosa, bella, y así
en mis entrañas pintada,
si te perdieres, mi amada,
Alma, buscarte has en Mí.

Que yo sé que te hallarás
en mi pecho retratada,
y tan al vivo sacada,
que si te ves te holgarás,
viéndote tan bien pintada.

Y si acaso no supieres
dónde me hallarás a Mí,
No andes de aquí para allí,
sino, si hallarme quisieres,
a Mí buscarme has en ti.

Porque tú eres mi aposento,
eres mi casa y morada,
y así llamo en cualquier tiempo,
si hallo en tu pensamiento
estar la puerta cerrada.

Fuera de ti no hay buscarme,
porque para hallarme a Mí,
bastará sólo llamarme,
que a ti iré sin tardarme
y a Mí buscarme has en ti.

 
 
 
Fuente:
Revista Esperanta
 
 
 
 
     
   
 
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