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ARTÍCULO 367

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EL DISCURSO POÉTICO

 

 
 

En no pocas ocasiones al acabar de leer una poesía, nos damos cuenta que tras hacerlo no sabemos qué pensar de ella y nuestra opinión sobre la misma no sería muy favorable, pues realmente no nos ha transmitido nada o por lo menos, nada que nos haga sentir y experimentar emociones en nuestro corazón, en nuestros sentimientos y, nos mueva a empatizar con ella.

Esto es debido a que su discurso poético no ha sido el adecuado, el cual podemos definir como el mensaje que el poeta nos quiere transmitir con su composición.

Hay ocasiones en que los poetas buscan formar una rima para su poema «a costa de todo», y con ello las palabras que le preceden dejan de tener una visión de conjunto de todo el poema, convirtiéndose el mismo en una suerte de versos inconexos que poco tienen que decir en conjunto.

Y los amantes de la poesía blanca y libre en ocasiones olvidan que los versos de muy diferentes métricas o largos en exceso, dificultan su lectura como poema y con ello la comprensión del mismo. Además de también poderse convertir en una suerte de versos inconexos más o menos sonoros sin un discurso de conjunto.

Aquí sería preceptivo apuntar que el discurso poético también puede aplicarse a la prosa. Es decir, si en una novela encontramos el siguiente texto:

«El hado del destino con su errático deambular condujo hasta los brazos de la parca al imberbe que jugaba con la pistola que el azar puso en ese cajón».

Podríamos decir que es pura poesía. Pues el texto directo ensayístico ausente de la musa poética, podría ser así:

«El joven por casualidad encontró una pistola y se mató».

Como vemos, en el discurso poético se utilizan muchas más palabras y retórica que en el texto directo al más puro estilo ensayístico ausente de poesía, pero como también podemos comprobar, es mucho más agradable al oído y podemos empatizar mucho mejor con él, pues nos está acariciando los sentidos, nos está transmitiendo emociones, nos está creando una imagen que casi podemos ver, y esta es una de las mayores virtudes del discurso poético, hacer que los sentimientos del lector se pongan a flor de piel, provocando que llore, ría, se asombre, le cause asco, admiración o cualquier otro sentimiento o sensación.

Mas, hemos de tener también en cuenta que al utilizar un discurso poético demasiado rococó, es decir, con demasiadas florituras y exceso de figuras retóricas como la hipérbole o la anáfora y, demasiadas figuras de pensamiento como la paráfrasis o la paradoja, puede hacer que sea complejo de entender por el lector, pues no todos tienen el mismo grado de iniciación o experiencia en estos tipos de tropos, pues es posible que alguna metáfora, metonimia o sinécdoque, por citar algunos ejemplos, sean de complejo entendimiento, con lo que haría que nuestro discurso poético fuera de increíble belleza y de una calidad impresionante pero de difícil comprensión.

Siempre debemos tener presente utilizar todos los recursos poéticos que la preceptiva poética pone a nuestro alcance, pero con moderación, a no ser que nuestra composición vaya dedicada en exclusiva a un público muy curtido en poesía, como pudiera ser el caso de un concurso en el que las Bases del mismo exigieran algo en concreto o un elevado nivel de retórica en el discurso poético.

Con esto podríamos concluir que, el poeta tiene una visión muy particular del mundo que le rodea y, en ocasiones no habla del mismo de forma objetiva, sino que lo hace bajo su prisma, bajo su visión particular de poeta, haciendo que una triste realidad bajo su poética visión, nos cause un sentimiento que nunca hubiéramos imaginado. Así, podemos encontrar una cruda realidad como la siguiente:

«Quería salvar su matrimonio, pero el mismo fue un fracaso desde siempre, y él lo sabía».

Aunque bajo la particular visión de un poeta, se pudiera decir así:

«Siempre quiso mantener viva la llama del amor que los llevo al altar, mas, era consciente de las limitaciones de su matrimonio en su día a día».

Ambas sentencias dicen lo mismo, pero la primera de forma objetiva y la segunda cargada retórica.

Normalmente y para el habitual y normal uso de la mayoría de los poetas, en el término medio se encuentra el nivel adecuado con el que hacer uso de todos los recursos poéticos que deseemos, pero manteniendo un discurso poético agradable al oído, con un mensaje lleno de sentimientos que se puedan transferir al lector y este asumir y empatizar con ellos y los sienta como propios.

No olvidemos que el texto literal de lo que leemos, sea prosa o poesía, se nos olvida apenas lo hemos leído, pero lo que perdura en nosotros para toda la vida, es lo que nos ha transmitido y nos ha hecho sentir.

 
 
 
Fuente:
Revista Esperanta
 
 
 
 
     
   
 
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