En no pocas ocasiones, cuando debemos escoger una poesía para recitar, al margen de la propias que siempre son una golosina para nuestro ego, solemos escoger poemas de grandes poetas consagrados sobradamente conocidos por todos como puedan ser Miguel Hernández, José Ángel Buesa, Gustavo Adolfo Bécquer, Amado Nervo, García Lorca, Rubén Darío, Antonio y Manuel Machado, Mario Benedetti, Rosalía de Castro y cientos, quizá miles de maravillosos poetas que han hecho las delicias de todos los que estamos enamorados de la poesía, nos sentimos parte de ella y vivimos por ella.
¿Quién no ha recitado en alguna ocasión los primeros versos de La canción del pirata de José de Espronceda?
«Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;»
Un fantástico poema con un genial estribillo que se repite en diversas ocasiones dándole una fuerza impresionante al poema.
Y, la verdad es que escoger a un poeta de los grandes clásicos de todos los tiempos, siempre es un valor seguro en cualquier situación. Pero no es menos cierto que hay veces que se recita, se cita, se referencia… demasiado a los clásicos, llegando en ocasiones a parecer que nos estamos repitiendo en ello. (Bendita repetición). Quien frecuente algún grupo poético de los que habitualmente se reúnen todas las semanas para recitar y charlar un rato, seguro que saben de qué estoy hablando y estarán de acuerdo conmigo.
Pero en esta ocasión quiero «Romper una lanza» por las nuevas generaciones de poetas, por los poetas actuales, pues en no pocas ocasiones es como si desde los grandes clásicos de todos los tiempos hasta el momento actual, no hubieran surgido poetas que merezcan engrosar esa larga y exquisita nómina de excelsos poetas a los que hay que referenciar, citar, recitar y tener siempre en cuenta ante cualquier tipo de situación poética que nos pueda surgir.
Es por ello que este artículo va orientado a favorecer, fomentar y apoyar a esos nuevos valores, a esos nuevos poetas que quieren y, están dispuestos a abrirse camino en el difícil mundo de la poesía. Sí, difícil, pues una buena poesía, ya sea con métrica y rima, o bien blanca y libre, debe estar muy bien compuesta y sobre todo, debe tener «alma», debe ser un trozo de nuestra propia vida plasmada en bellos versos que compartimos con todos los demás y, compartir nuestra propia vida con los demás siempre es difícil, pues como en numerosas ocasiones digo, no todo lo que encontramos bajo el epígrafe «poesía», puede ser calificado como tal y en nuestro criterio está saber diferenciar lo que nosotros consideremos buena y no tan buena poesía, y nuestro criterio junto con el de todos los demás, elevarán a lo más alto a unos poetas y a otros no.
Como persona, como poeta que llevo muchas décadas dedicado a este mundo de los versos y las rimas, soy plenamente consciente de que toda aquella persona que aspira a ser poeta, desgraciadamente no lo es, y que todas las composiciones que salen de la misma pluma no tienen la misma calidad lírica y poética, sin poner en tela de juicio el discurso y contenido de las poesías.
Mas, de entre todos los aspirantes a grandes poetas que puedan formar parte de los clásicos que lean nuestros nietos, o quizá los hijos de nuestros nietos, sabemos que no todos llegarán a serlo, es más, la gran mayoría se quedarán en el camino engullidos por su trabajo, por su entorno social, por la realidad… pero, aun así, hemos de apostar fuerte por todos ellos y mucho más por todos los que tienen algo que podernos transmitir en unos bellos versos, y que cuenten con un potencial poético al más puro estilo de los grandes clásicos.
Y, como cuando se realiza algún tipo de lista, siempre se queda fuera de la misma algo o alguien que debería estar incluido en ella, en esta ocasión voy a evitar hacer una lista de los que considero grandes poetas actuales, aunque sé que muchos sabrán que me estoy refiriendo a ellos.
Antes de concluir, quisiera convidar a todos los amantes de la poesía, a que lean, además de los clásicos, a los grandes nombres de la poesía actual, pues estoy totalmente convencido de que se sorprenderán muy muy muy gratamente.
A todos los nuevos grandes poetas. ¡Gracias por vuestra bella poesía!
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