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ARTÍCULO 482

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LA CASA DE LOS DRAGONES: MEDIEVALISMO FANTÁSTICO

 

 
 

En esta vida que nos ha tocado vivir, en ocasiones, ya no es que no tenemos tiempo para levantar la cabeza y ver las maravillas que hay en las calles que habitualmente recorremos en nuestro quehacer diario, sino que, ni tan siquiera hacemos caso a las bellas esculturas que tenemos a un metro del suelo como ocurre en el edificio que nos ocupa hoy, la Casa de los Dragones.

Esta bella edificación se encuentra en el distrito del Ensanche, (denominado así porque fue el primer ensanche de Valencia), en la intersección entre las calles de Sorní y de Jorge Juan. Estas dos calles confluyen en un ángulo agudo frente a la calle de Colón, por tal motivo, el arquitecto de la edificación, el valenciano José María Manuel Cortina Pérez (1868-1950), para que su obra no acabara en punta, y por lo tanto tuviera una «zona muerta», realizó un chaflán en el que situó la puerta principal al edificio, siendo una de sus peculiaridades, pues esa puerta, un portalón grande en madera de doble hoja, no dispone de número, pues no pertenece a ninguna de las dos calles.

El edificio, construido en 1901, está catalogado como Bien de Relevancia Local con identificador número 46.15.250-220, pero eso no evitó que la parte del edificio recayente a la calle de Sorní, que tenía el número 6, en 1960 fuera demolido en aras de la modernidad, y quizá también de la especulación, y en sustitución de este bello edificio modernista, construyeron un edifico de dudoso buen gusto, con dos plantas más que el edificio la Casa de los Dragones, y que desentona sobremanera en la visión del conjunto arquitectónico.

La Casa de los Dragones, también es conocida Edificio Cortina II, estando situado el edificio Cortina I en la calle de Félix Pizcueta 3, edificio que también cuenta con un diseño y arquitectura peculiar dignos de tener en cuenta.

La Casa de los Dragones fue una construcción que José María Manuel Cortina Pérez realizó para su familia, habiendo un cuadro suyo en el segundo piso. El edificio lo construyó siguiendo las ordenanzas de 1887, la cual exigía a todas las nuevas construcciones, que debían tener un máximo de cuatro plantas y un mínimo de dos, así Manuel Cortina se acogió a las cuatro plantas máximas, distribuyéndolas en una planta baja, un entresuelo que en la fachada estaba unido a la planta baja, constituyendo un basamento para la edificación y dos plantas superiores, las cuales se «separaban» del entresuelo por medio de una cornisa amplia y muy visible. Cada una de las plantas superiores cuentan sólo con dos viviendas en cada una, constituyéndose la fachada principal de la finca, es decir, el chaflán, en la medianera para cada uno de los pisos de cada planta.

Este edificio contó en su momento con una gran innovación, pues destinaron los bajos para comercios ya que en el momento de la construcción del edificio los bajos solían destinarse a viviendas, y el entresuelo y las plantas superiores para viviendas. En la actualidad, el entresuelo también alberga algunos comercios.

Además de la entrada principal al edificio por el chaflán, hay una entrada en el número 3 de la calle de Jorge Juan. De la misma manera, también había una entrada al edificio por el número 6 de la calle Sorní, pero esta desapareció con la demolición de esa parte de la construcción, mutilando así parte del edificio original.

Una de las cosas más significativas de este edificio, es su estilo arquitectónico, mezclando diversos de ellos como el gótico, el románico y el modernismo, haciendo hincapié en el modernismo valenciano con todos sus elementos. Pero, además, con la utilización masiva de elementos del bestiario de la mitología como los dragones, (de ahí el nombre del edificio), el modernismo valenciano derivó en un estilo propio de este arquitecto visionario para su época que se constituyó claramente en el estilo identificable de este arquitecto, denominado: medievalismo fantástico.

Una de las partes más llamativas de este edificio es su chaflán, pues como fachada principal reúne muchos de sus elementos significativos. La puerta de madera labrada, es de grandes dimensiones y con una muy cuidada cerrajería. Sobre ella hay un óculo de gran diámetro, un rosetón que está enmarcado en un amplio cuadrado moldurado, el cual a ambos lados horizontales tiene unos grandes adornos florales y sobre estos, unos lagartos.

En los adornos florales citados y en todos los del edificio, abundan las rosas. Muchos han conjeturado con que, todo el edificio en sí, hace referencia a la leyenda de San Jorge y el dragón, pues esta leyenda dice que cuando Jorge de Capadocia (¿?-303) mató al dragón, y entregó a la princesa que había salvado, una de las rosas que había brotado donde cayó la sangre del dragón.

Volviendo a la fachada principal del edificio, sobre el rosetón, y ya entre los miradores de la tercera planta, hay una representación esquemática de una máquina de tren a vapor con su miriñaque y chimenea que se piensa que puede representar el progreso de la ciudad de Valencia. Y en el centro de la máquina hay una estrella de cinco puntas, y esto hace pensar que hacía referencia a la futura Estación del Norte que construiría la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, cuyo logotipo era una estrella de cinco puntas. La Estación del Norte estaba llamada a constituirse en el máximo exponente del modernismo valenciano.

Todo este conjunto, tiene un tejado en dos aguas que sostiene un impresionante dragón sobre un fondo rojo intenso, que lo hace resaltar sobremanera con su boca y alas abiertas con semblante agresivo. Con su pata izquierda sujeta un escudo con la letra «C» en grandes dimensiones, haciendo referencia al primer apellido del arquitecto del edificio, «Cortina». Este mismo escudo se reproduce cuatro veces en lo alto del edificio en un remate que simula estar almenado, tal y como lo estaban los castillos de la época medieval. A destacar que la almena central ha perdido su remate, el cual debió ser muy grande.

Sobre este dragón, y ya en la cuarta planta, hay un arco de medio punto en cuya parte más alta hay unos adornos florales, y sobre ellos un angelote de grandes dimensiones que adopta una postura distendida y en cierto modo ensoñadora.

Todo el entresuelo está repleto de miradores, y entre ellos, desde la fachada principal, hay unas columnas voladas sobre ménsulas de grandes dimensiones que se debaten entre la necesidad arquitectónica y el más absoluto interés estético, más lo cierto es que son espectaculares. En la cuarta planta, y hasta la cornisa superior del final del edificio, se vuelve a repetir la alternancia citada entre columnas voladas sobre ménsulas y miradores de grandes proporciones.

El edificio está pintado en ocre, aunque en ambas fachadas laterales hay tres huecos en la tercera y cuarta planta, que son del color rojo oscuro que ofrece el ladrillo cara vista. Y después de estos hay dos huecos más pintados de nuevo de ocre, los cuales en la mitad de los mismos lucen una inmensa columna que se extiende desde la cuarta planta, hasta la planta baja, a 1,25 metros del suelo con sendos dragones que podrían estar en postura de subida o bien, sujetando la columna.

Al final de la gigantesca columna que se encuentra en la fachada recayente en la calle de Jorge Juan, se reproduce el conjunto citado de la máquina de vapor con todos sus detalles, pero al mismo se le han añadido dos alas de grandes dimensiones que nacen en el cuerpo de la máquina.

En su zaguán, hay una estatua de un dragón sobre un pedestal que se está apoyando sobre un jarrón del que salen unas hojas. La escalera es pentagonal y cuenta con un pasamanos de madera y baranda de forja de hierro.

El edificio fue totalmente restaurado en 1990, y aunque el edificio en sí no es visitable, verlo por fuera y admirarlo es todo un placer que el buen amante de la belleza y la arquitectura, no debe dejar de saborearlo.

Valencia es sinónimo de bella y única arquitectura civil.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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