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ARTÍCULO 462

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REAL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE LA VALLDIGNA

 

 
 

El Real Monasterio de Santa María de la Vallldigna, situado en Simat de la Valldigna en la Comarca de La Safor, es uno de los más claros ejemplos donde podemos comprobar que la historia y la naturaleza han obrado en su contra desde sus inicios, hasta el punto de casi hacerlo desaparecer por completo, aunque finalmente, gracias a la intervención de la Generalitat Valenciana se ha podido recuperar o por lo menos parte del mismo.

El Real Monasterio está situado en el valle que en tiempos musulmanes se denominó Alfandèc (El Barranco), el cual contaba con una alquería musulmana llama la «Xara», hoy desaparecida, que da nombre a la puerta con foso y puente elevadizo por la que se accedía al recinto amurallado del monasterio. Mas, cuenta la historia, con tintes de leyenda, que, el rey Jaime II de Valencia (1291-1327), llamado «el Justo», fundador en 1317 de la Orden de Montesa, heredera directa de la Orden de los Templarios, que al ver ese valle le dijo a su capellán, el monje Bononat de Vila-Seca, que era el abad del monasterio cisterciense de Santes Creus en Tarragona:

«Vall digna per a un monasteri de la vostra religió»
(«Valle digno para un monasterio de vuestra religión»)

A lo que el abad contestó: «Vall digna» («Valle digno»), y desde ese momento a ese valle se le conoció como: Valldigna.

Con la cesión del rey Jaime II del valle al abad de Santes Creus, este se convirtió en señor del mismo con poderes jurídicos, económicos y religiosos ilimitados, también sobre cinco millas de aguas adentro del mar. En el documento de cesión se puede leer:

«(…) todo el valle con los castillos de Marinyén y Alcalá, junto a sus caseríos y alquerías, incluyendo a todos sus habitantes presentes y futuros, fuere cual fuere su secta, ley, estado o condición, con todos los derechos de leuda, pasaje, pasto, alfardas, magras, zofras, pontazgos, hueste y cabalgada, con molinos hornos, baños, acueductos, montes, rocas, llanos y selvas, prados, caza y pesca, con mondaje, cenas, mero y mixto imperio y con toda jurisdicción civil y criminal a fin de que fundara un monasterio».

El nuevo monasterio de la Orden del Císter fue fundado por el rey Jaime II el 15 de marzo de 1298.

La construcción inicial de la Iglesia Monacal o Iglesia de Santa María de la Valldigna en un precioso gótico valenciano, acabaría destruyéndose a causa de un terremoto ocurrido el 16 de diciembre de 1396. Tras ello se construyó una nueva iglesia también en estilo gótico, pero de nuevo un terremoto ocurrido el 26 de junio de 1644, volvió a destruir la iglesia. Pero el Císter volvió a levantar una tercera iglesia en 1648 siendo abad Rafael Trobado. Esta es la iglesia que ha llegado hasta nuestros días.

Pero aún tendría que llegar en 1835 la Desamortización de Mendizábal, a través de la cual el monasterio debió de ser abandonado por la orden del cister que lo había estado habitando y mejorando constantemente en sus construcciones e infraestructuras durante 537 años. Tras el desalojo del Císter, bastantes de los bienes muebles se vendieron y pasaron a manos privadas.

Como ejemplo citar que el sobreclaustro del Palacio del Abad fue vendido y desmontado pieza a pieza entre 1920 y 1926 para emplazarlo en la mansión que se estaba construyendo en Torrelodones (Madrid), José María Palacio Abarzuza (1866-1940), III conde de las Almenas, a la que llamó «El Canto del Pico». Este sobreclaustro volvió en 2005 a su emplazamiento original gracias a la compra por un millón de euros por parte de la Generalitat Valenciana.

Otro ejemplo significativo de partes viajeras del Real Monasterio, lo constituye la «Fuente de los tritones», realizada en mármol gris y rosa en 1740. Tras la Desamortización de Mendizábal, la fuente fue adquirida por el Ayuntamiento de Valencia en 1852, y situada en 1854 en la Plaza de San Lorenzo. En 1911 fue desmontada de nuevo e instalada en los Jardines de Real en 1930, mas, en 2005 volvió de nuevo a su emplazamiento original en el Real Monasterio, aunque no se sabe muy bien cual era.

El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1998, es tan especial para la Comunidad Valenciana, tradicional Reino de Valencia, que incluso está recogido en su Estatuto de Autonomía, con este texto del Artículo 57, tomado de la modificación del 13 de marzo de 2019:

«Artículo 57. El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna.
El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna es templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de Valencia, y es, igualmente, símbolo de la grandeza del Pueblo Valenciano reconocido como Nacionalidad Histórica.
La Generalitat recuperará, restaurará y conservará el monasterio, y protegerá su entorno paisajístico. Una Ley de Les Corts determinará el destino y utilización del Real Monasterio de Santa María de la Valldigna como punto de encuentro de todos los valencianos, y como centro de investigación y estudio para recuperar la historia de la Comunitat Valenciana». (sic)

Y, si realmente se ha podido recuperar parte de su grandeza tras la Desamortización de Mendizábal, es porque algunas de sus instalaciones fueron destinadas a actividades agrarias, así pues, el cenobio se convirtió en una explotación agropecuaria, la iglesia en un almacén y, por citar un tercer ejemplo, hasta la década de 1970 el claustro era un campo de perales. Además, se dinamitaron bastantes construcciones como el baldaquino, construcción que sólo tienen las iglesias y monasterios muy importantes como la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano.

El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna está construido siguiendo la línea de todos los monasterios cistercienses, el cual cuenta con un claustro, llamado «Del silencio», que en su día estuvo cubierto con bóvedas de crucería y arcos ojivales, el cual tiene al norte la iglesia, al sur el refectorio, al este la Sala Capitular y el locutorio y al oeste la «Obra Nueva», una gran construcción que albergaba distintas dependencias para los monjes legos. Frente a la Obra Nueva estaba la Fuente de los Tritones y ante ella la Puerta Real o Portal Nou (Puerta Nueva), por la que solían pasar sobre todo los reyes y altas personalidades. En la actualidad esta es la puerta de entrada al recinto del Real Monasterio, pues desde el 1 de abril de 2022, afortunadamente, está abierto al público.

Comentar, por último, pues podría escribir todo un libro, que el campanario cuenta con tres cuerpos, de los cuales, el primero de ellos fue una de las cuatro torres defensivas de las que disponía la iglesia. Recientemente, en 1998, se le instaló una nueva campana para celebrar el 700 aniversario de la fundación de la Valldigna.

Todas las personas que puedan acercarse a ver esta obra maestra, o lo que se ha podido rescatar de ella, seguro que quedarán impresionados por sus escudos, sus pinturas churriguerescas, sus artesonados y… por toda la historia que se respira en ese lugar y esa percepción de estar en un lugar único que es parte de nuestra más querida, singular e impresionante historia.

Simat de la Valldigna es sinónimo de historia del Reino de Valencia.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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