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ARTÍCULO 412

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LA FINCA DE HIERRO: ICONO DE VALENCIA

 

 
 

Valencia capital tiene muchos edificios icónicos, bien sea por su arquitectura, por la época y estilo en que fueron construidos, por su catalogación como monumento histórico o por muchos otros diversos factores, pero hay un edificio que destaca con luz propia entre el firmamento de los edificios referentes valencianos, pues marcó varios hitos en la historia de Valencia, y este es el «Edificio Garcerán», al que popularmente se le conoce como la «Finca de Hierro», sobrenombre que le viene dado por el material con el que fue construido su armazón, el cual fue realizado totalmente en hierro.

Aunque en honor a la verdad, durante el tiempo que duró su construcción, y quizá algo más allá, este edificio tuvo otro sobrenombre algo más curioso y llamativo, pues lo apodaron como la «Finca collons» («Finca cojones»), pues cuando las personas lo veían, sobre todo la que venían a Valencia desde la Estación de trenes del Norte, al ver su estructura metálica solían decir en voz alta, «¡Collons quina finca!» («¡Cojones qué finca!»), pues su estructura sobresalía en exceso de entre todas las edificaciones del momento, y esta expresión dio lugar al segundo sobrenombre de este edificio.

Como apunte curioso, si buscas en Google «Edificio Garcerán», que es el verdadero nombre de este edificio, el buscador te redirecciona a la entrada «Finca de Hierro», que es su sobrenombre. Pero no sólo es en Google, pues en Valencia todo el mundo conoce a este edificio como la Finca de Hierro, y pocas personas son las que conocen su verdadero nombre.

La Finca de Hierro, situada en el distrito de Ciudad Vella, en el barrio de San Francisco, es un cuadrado casi perfecto con las esquinas redondeadas, que se encuentra en el número 1 de la Calle de Xàtiva haciendo esquina con la emblemática Plaza de San Agustín, dando sus otras dos fachadas, una a la Calle de San Pablo y la otra a la calle peatonal del Arzobispo Mayoral. El edificio está dedicado a uso particular contando con 224 viviendas, de las cuales hoy en día algunas son oficinas.

Hay que comentar que la Calle de Xàtiva y sus dos prolongaciones, la Calle de Colón y la Calle de Guillén de Castro, pertenecen a una de las grandes rondas de Valencia, y la Avenida del Oeste, que acaba en la Plaza de San Agustín estaba destinada a ser otra de las grandes arterias de Valencia, pero su realización nunca se llegó a completar. Así el Edificio Garcerán hubiera estado en la intersección de dos grandes vías de Valencia y frente a una gran y emblemática plaza de Valencia.

En el solar donde se construyó el edificio, bastantes años antes de que se construyera, se encontraba la antigua Fundición Primitiva de Valencia, la cual era una fábrica donde se realizaba una gran producción de maquinaria, sobre todo para ferrocarril, seguramente dada la cercanía de la Estación del Norte.

En 1944, una década antes de que comenzara la construcción de este edificio, el arquitecto Ricardo Roso Olivé (1907-1990), presentó un proyecto a Teresa de Tous, viuda de Bofarull, para construir en el solar que dejara la fábrica, un edificio de estilo clasicista de once plantas con una torre central en lo alto a modo de templete, según nos comenta David Sánchez Muñoz, del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valencia en su tesis doctoral, pero este edificio nunca se llegó a construir.

Diez años después, en 1954, el arquitecto Vicente Figuerola Benavent presentó un nuevo proyecto para la construcción de un edificio en ese solar, que estéticamente era muy parecido al que presentó Ricardo Roso, y a la vez bastante similar al «Edificio España», inaugurado en 1953 en Madrid, situado frente a la Plaza de España, el cual cuenta con 26 plantas y 117 metros de altura. Este nuevo proyecto presentado por Vicente Figuerola sería el que definitivamente vería la luz, el cual es un edificio casi cuadrangular de fachadas rectas y esquinas curvas que tiene una torre de sección cuadrada más pequeña con las esquinas en ángulo, que sobresale de lo que podríamos llamar la primera parte del edificio y que, más que un templete, da la impresión de que fuera un pequeño edificio situado en lo que bien podría ser la azotea del primer edificio.

Como estamos viendo, este edificio es singular, pero hay algunas cosas que lo hacen único.

Una de ellas es que su estructura fue toda construida en hierro y, aunque no fue el primer edificio construido en hierro en la ciudad de Valencia, pues en la década de los años 1930 en la actual Plaza del Ayuntamiento ya se construyeron algunos edificios con estructura metálica con una altura entre nueve y diez plantas de la mano de arquitectos como Francisco Javier Goerlich (1886-1972) y Joaquín Rieta Síster (1897-1982), sí que fue el edificio de estructura metálica más grande y alto de la época, pues desde que se acabó su construcción y se inauguró en 1962, y esta es otra de las cosas que lo hicieron único, se constituyó como el rascacielos más alto de Valencia durante cuarenta años, título que mantuvo hasta 2002, año en que se construyó el edificio «Torre de Francia» dedicado a apartamentos, el cual cuenta con 35 plantas y 115 metros de altura. En la actualidad el rascacielos más grande de Valencia es la «Torre Hilton» que es un Hotel de la cadena Meliá, inaugurado en 2006 que consta de 29 plantas y 117 metros de altura. Actualmente la Finca de Hierro se ha quedado relegada al noveno puesto.

Además, también fue uno de los edificios que más ha tardado en construirse, pues la gran riada de Valencia de 1957, le pilló en plena construcción y eso retrasó algo la obra, tardando ocho años en completarse la misma, desde 1954 hasta 1962, haciendo esto que su estructura de hierro quedara a la vista más tiempo del que hubiera sido necesario.

Como apunte anecdótico, seguro que la mayoría de los lectores conocerán la famosa fotografía donde se ven a once trabajadores de la construcción del edificio «Empire State» de Nueva York almorzando sobre una viga de hierro, pues este emblemático rascacielos neoyorkino también tiene estructura de hierro, pero lo que no es tan conocido es que también existe una foto en que se ven a cuatro trabajadores de la Finca de Hierro sobre una viga, uno de ellos está incluso casi tumbado en el aire, con la Estación del Norte y la Plaza de Toros de fondo. Y como anécdota sobre la anécdota, comentar que la Plaza de Toros aún conservaba la valla que delimitaba su recinto, hoy en día desaparecida.

En 2015 el edificio fue totalmente rehabilitado. La obra costó 260.000€, y con ella se subsanaron algunas pequeñas deficiencias derivadas del paso tiempo, quedando el edificio impecable, casi como recién construido.

Valencia es sinónimo de grandes construcciones civiles y religiosas.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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