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ARTÍCULO 410

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PLAYA DE LA MALVARROSA: BELLA HISTORIA FLORAL

 

 
 

La playa de la Malvarrosa en la actualidad es un centro turístico de primer orden donde valencianos, españoles y turistas provenientes de todo el mundo, se solazan paseando por su Paseo Marítimo construido en 1990, el cual acoge innumerables restaurantes de primerísima calidad, arrocerías donde poder degustar la paella valenciana y otros ricos manjares de la tierra, siendo estos restaurantes los herederos de los antiguos chiringuitos que cada año se construían en las arenas de la playa, y que tan buenos recuerdos traerán a muchas personas.

En la playa de la Malvarrosa, que limita al sur con la playa del Cabanyal y al norte con la playa de la Patacona, perteneciente al municipio de Alboraya, podemos encontrar numerosas pistas de voleibol que limitan con la playa del Cabanyal, el Tovar Beach Volley Club, diversos juegos infantiles y para las personas de movilidad reducida, una zona exclusiva para el baño de las mismas.

No muy lejos de la línea de playa y muy cerca de la playa de la Patacona, desde 1902, cuando prácticamente todo a su alrededor era un marjal, se alza la que fue la casa de Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928), hoy museo Blasco Ibáñez, quien paseó innumerables veces por esta playa junto al que fue uno de sus grandes amigos, Joaquín Sorolla Bastida (1863-1923), quien supo plasmar la belleza natural de esta playa cuando aún era el lugar donde las damas paseaban con sus blancas pamelas salvándolas del sol o los bueyes eran los grandes artífices de la llamada Pesca del Bou.

Lo que hoy se conoce como la playa de la Malvarrosa en un principio era un marjal, una zona de humedales con una gran riqueza en flora y fauna. La costa era utilizada por los pescadores que tiraban sus redes, las cuales eran recogidas por dos barcos con vela latina que, al llegar a la orilla le pasaban el testigo de la recogida de las redes a sendos bueyes que las sacaban a la orilla.

Pero todo esto sería alterado definitivamente por el botánico francés Jean Felix Robillard Closier (1812-1888), el cual se formó en Francia, en el «Institut Horticole de Fromont» y en el «Jardín de Plantes» de París, donde algunos años antes también estudió y se formó el botánico valenciano Antonio José de Cavanilles (1745-1804).

Robillard era jardinero Jefe de los Campos Elíseos, pero tras ser nombrado Jardinero Jefe del Jardín Botánico de Valencia, se afincó en la ciudad del Turia en 1848, y poco tiempo después, tras ver las posibilidades de la zona de la actual playa de la Malvarrosa, que en ese momento como he citado, era un marjal, adquirió en 1856 unos terrenos que hizo desecar para plantar en ellos diferentes plantas florales como rosas, jazmines y una especie de geranio llamada popularmente «malvarrosa» por el color de sus pétalos rosado-malva muy intenso, con el objetivo de extraer de ellas los aceites esenciales para poder ser procesados. Y aunque fueron diferentes flores de las que se cultivaron inicialmente en los terrenos de Robillard, tan sólo fue la malvarrosa en su variedad llamada científicamente «Pelargonium Capitatum» la que definitivamente se cultivó para su explotación a nivel industrial. Debió ser impresionante ver todas las tierras próximas a la costa de color malva. Como apunte extra comentar que el Jardín Botánico de Valencia tiene catalogada a esta planta como una planta medicinal, pero a su vez está incluida en la lista de plantas invasoras de España, recomendando plantar cualquier otra variedad de la especie Pelargonium.

Estas plantaciones, que acabaron siendo de malvarrosas en su totalidad, fueron las que dieron nombre a la playa cercana y, además, a todo el barrio, que aún conserva ese nombre, que se fue creando alrededor de las fábricas, las cuales en un principio estuvieron situadas en las construcciones de algunas antiguas fundiciones.
Robillard dividió su propiedad en tres grandes espacios diferenciados. Su casa, que se encontraba en la calle de San Rafael, el huerto donde cultivaba las flores y la fábrica propiamente dicha donde destilaba esos aceites esenciales con los que poder realizar jabones, perfumes y otros productos de perfumería, los cuales eran muy apreciados no sólo en Valencia y España, sino en todo el mundo.

En este momento hay que hacer notar que esta fábrica fue la primera de su clase que se construyó en España, y por ese motivo, también la primera de Valencia en la que se realizaron jabones perfumados, jabones de tocador, perfumería diversa y productos afines, de los cuales aún quedan multitud de embalajes, algunos de ellos metálicos en los que en sus tapas se puede leer:

«Polvo Seductor. Robillard S. A. Valencia - Blanco»

O también:

«Polvo de jabón higiénico. J. Robillard. Valencia»

Y en un afiche de la época donde se ve una hermosa mujer con traje regional valenciano y con un ramillete de flores de malvarrosa en la mano, se puede leer:

«Fábrica de Perfumería Extra Fina de J. Robillard y C.ª. Valencia»

Y en una publicación de la época, en la página 186 podemos leer:

«Casa Fundada en 1860
Primera Fábrica de Esencias
Montada en España

Primera Fábrica de jabones finos de tocador y perfumería
Establecida en Valencia
J. Robillard y C.ª

Sucursal y venta al detall
66 :: Plaza Cajeros :: 66
Valencia

Cuando falleció Robillard a los 76 años, fue enterrado en el cementerio del Cabanyal, y más de un siglo después, en 2010, se le dio su nombre a una plaza en el barrio de la Malvarrosa gracias a la presión de sus vecinos.

La playa de la Malvarrosa en la actualidad acoge un festival aéreo anual en el que participan numerosos aviones tanto de entidades civiles como militares entre los que cabe destacar la Patrulla Águila, los cazas del Ejército del Aire Español o el CRJ-200 de Air Nostrum.

También al llegar Pascua Florida, dado que en la costa se producen fuertes vientos, acuden jóvenes y no tan jóvenes, a volar sus cachirulos.
Sin lugar a dudas, la Playa de la Malvarrosa es una emblemática playa valenciana que tienes que ver, aunque tu visita a la ciudad del Turia sea en invierno.

Valencia es sinónimo de cultura y de multitud de primeras veces.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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