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ARTÍCULO 405

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CAPILLA DE SAN VALERO / CASA DEL PUNTO DE GANCHO

 

 
 

Paseando por elcentro histórico de Valencia, más exactamente paseando muy cerca del lugar donde está admitido por los historiadores que se fundó la ciudad romana de Valentia Edetanorum en 138 a. C. por Décimo Junio Bruto Galaico (180 a. C.-113 a. C.), encontramos frente al actual Pasaje de Emilio Aparicio Olmos, el cual está flanqueado por la Real Basílica de Nuestra Señora la Virgen de los Desamparados y la Catedral Metropolitana de Valencia dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, un conjunto religioso-arquitectónico que actualmente es indisoluble, compuesto por la Capilla de San Valero y la Casa de Punto de Gancho, también llamada Casa Sancho.

Ese indisoluble conjunto religioso-arquitectónico al que hago referencia tiene su explicación, la cual es sencilla, pero en extremo curiosa.

Haciendo un poco de historia hay que comentar que en el punto donde se encuentra actualmente el conjunto capilla/edificio, se piensa que estaba situada la cárcel donde estuvo prisionero el obispo Valero (s. III – 315) llamado «el Confesor», hasta que fue desterrado de Valencia sin haber recibido martirio. Mas, como apunte histórico, hay que comentar que en ese mismo proceso que llevó al destierro al obispo Valero, también estuvo implicado el diácono Vicente, discípulo del mismo, el cual tuvo peor suerte que su maestro, pues fue cruelmente martirizado y finalmente desollado y quemado en una parrilla, siendo conocido posteriormente como San Vicente Mártir (s. III – 304).

Años, siglos después, en 1719 el canónigo Jaime Sivera (¿?-1772) encargó construir en ese mismo lugar una capilla que se denominaría Capilla de San Valero y San Vicente Mártir, aunque en la actualidad se conoce tan sólo por el nombre de Capilla de San Valero, la cual tiene una gran puerta adintelada de estilo barroco flanqueada por unas pilastras de estilo toscano. Sobre el dintel de la puerta hay un óculo de generosas proporciones y sobre el mismo se abre una amplia hornacina donde se halla un busto de grandes dimensiones de San Valero, realizado a finales del siglo XX por el escultor valenciano Rafael Orellano (1925), motivo por el cual se conoce a esta capilla tan sólo como la Capilla de San Valero. Rematando la hornacina hay un frontón triangular. Hay que destacar que sobre el dintel de la puerta encontramos una inscripción que pone: «Año 1719», que es el año en que se construyó.

En el interior de la capilla, no demasiado grande, hay un altar y sobre él, en la pared, un retablo bastante sencillo en su realización con una sola imagen en el centro, que está dedicado a San Valero. Ambas piezas provienen del desaparecido convento dominico de Santa Catalina de Siena, situado donde hoy está el Edificio 1 de El Corte Inglés, de las calles Pintor Sorolla-Colón. Estos elementos se instalaron en la capilla en 1970, cuando las monjas dominicas se trasladaron al nuevo monasterio de Santa Catalina de Siena construido en Paterna.

Además, es preciso comentar que, en el interior, sobre una gran piedra hay dos sillares arqueológicos con una inscripción cada uno. Estas inscripciones son las siguientes:

«Hic fvit Valerivs in vincvlis circa annvm domini CCCVI»
Que podría traducirse como:
(«En esta cárcel estuvo Valero hacia el año del Señor CCCVI»)

«Qvasi thvs in igne vicentivs odore svae sanctitatis effvdit»
Que podría traducirse como:
(«Como el olor del incienso en el fuego, Vicente huele a Santidad»)

Más, con el devenir de los años, el entorno de la capilla fue albergando más construcciones y, pasó algo que realmente resulta curioso y digno de mención, pues en lugar de preservar la capilla intacta para el culto y construir a su alrededor, se permitió construir un edificio justamente sobre ella, sí, encima de ella.

Este edificio de construyó en 1906 como pone explícitamente en su alto en un hastial apuntado flanqueando las letras mayúsculas AS. El proyecto nació de la mano del arquitecto valenciano Manuel Peris Ferrando (1872-1934), siendo este un edificio de viviendas que consta de planta baja y cuatro alturas, habiendo dejado la capilla de San Valero en el centro de la fachada en la planta baja.

El edificio tiene dos medianeras, una con el actual Centro Arqueológico de la Almoina (Limosna), y la otra con la Oficina de nuevos alumnos de la Universidad Católica de Valencia. Además, cuenta con dos fachadas exteriores, recayendo una de ellas en la Plaza del Arzobispo, siendo esta la menos importante y que podríamos calificar de «la parte de atrás», y la otra fachada, la principal, recae en la Plaza de la Almoina, 4.

El edificio está construido en estilo modernista valenciano, el cual incluye una rica ornamentación vegetal con una impresionante decoración esgrafiada, por la cual le viene el sobrenombre de «Casa de punto de Gancho». En la decoración de la fachada principal destaca un bello y llamativo color rojo/granate mezclado con blanco, mientras que en la poca decoración de «la parte de atrás», es el color azul el que se entremezcla con el blanco.

En su primera planta tiene dos generosos miradores con un parteluz, uno en cada esquina del edificio y tres grandes ventanas, siendo la central más pequeña y situada directamente sobre la capilla de San Valero. En la segunda planta encontramos cinco generosos balcones, en la tercera planta un balcón central y miradores a ambos lados y, en la cuarta dos balcones corridos a ambos lados del edificio y una ventana central.
Algunos de los antepechos de los balcones están construidos en piedra, luciendo una profusa ornamentación y otros están construidos en hierro forjado, siendo estos muy retorneados y con innumerables filigranas.

La fachada principal está dividida verticalmente, teniendo en sus separaciones unas pilastras que están diseñadas como si fueran troncos de árboles. A la altura de la cuarta planta esas pilastras se unen dos a dos con unos grandes arcos. Los altorrelieves de su paramento, es decir, de su fachada, son obra del escultor Joaquín Real.

Sin lugar a dudas, aunque el conjunto histórico-artístico no es visitable en su interior, es una parada ineludible para todos aquellos amantes de la cultura, la historia, la religión y la arquitectura.

Valencia es sinónimo de patrimonio histórico-artístico.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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