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ARTÍCULO 374

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EL FADRÍ: POSTAL DE CASTELLÓN DE LA PLANA

 

 
 

Dentro de la Comunidad Valenciana tenemos lugares que hay que visitar no sólo una vez en la vida, sino ser reincidentes y visitarlos una y otra vez hasta conocer todos sus rincones y recovecos llenos de historia y tradición, y uno de esos lugares es la bella ciudad de Castellón de la Plana, donde encontraremos el campanario «El Fadrí», palabra valenciana que quiere decir «El soltero».

El verdadero nombre de El Fadrí, es «Camapanar de la Vila» («Campanario de la Villa»), y es el campanario exento de la Concatedral de Santa María la Mayor.

El Fadrí está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) e inscrito en el Patrimonio Nacional y en el Patrimonio Cultural de la Generalitat Valenciana.

Ambas construcciones, campanario y concatedral, se encuentran en la Plaza del Ayuntamiento, donde también están el Mercado Central y el Ayuntamiento, siendo esta plaza una de las más emblemáticas de la capital de la Plana.

Mas, la primera persona que llamó Fadrí al Campanar de la Vila, fue el poeta Bernat Artola (1904-1958) en los siguientes versos del poema El campanar (El campanario):

«El campanar de la Vila
és fadrí de veritat.
Té la consciència tranquila
i el cervell destarifat,
perque diu que l’experiència
de la vila li ha mostrat
que la millor conveniència
és ¡viure sense veinat!»

(«El campanario de la Villa
está soltero de verdad.
Tiene la conciencia tranquila
y el cerebro alocado,
porque dice que la experiencia
de la villa le ha mostrado
que la mejor conveniencia
es ¡vivir sin vecindad!»)

El Fadrí, construido en estilo gótico valenciano renacentista, comenzó sus obras en 1440, concluyéndose aproximadamente su primer cuerpo en 1457 gracias al maestro Saera. Luego las obras se detuvieron hasta que en 1593 se retomaron las mismas con los maestros Marc Volsanys, Francisco Galiança de la Lancha, Pedro Crosali, Guillem del Rei y Antonio y Joan Saura, según proyecto presentado por el portugués Damián Méndez en 1591. La construcción finalizó definitivamente en 1735 cuando se concluyó su templete superior con un remate de teja azul vidriada.

En un principio este campanario tuvo como misión principal el toque de sus campanas, los cuales, en grandes ciudades como Castellón, podrían llegar hasta 200 toques diferentes y, según apunta en su tesis el antropólogo y campanero Francesc Llop i Bayo (1951):

«las campanas son la única música viva que existe. Suenan siempre igual y nos transmiten la misma música del momento de su fundición. No sabemos cómo sonaban los instrumentos musicales de hace varios siglos, pero si sabemos cómo sonaban las campanas».

Hay que apuntar con orgullo que, la Conselleria de Turismo, Cultura y Deportes de la Generalitat Valenciana, declaró el toque manual de las campanas de El Fadrí, como Bien de Interés Cultural Inmaterial.

Mas, el Campanar de la Vila tuvo y tiene otras funciones como:

Torre centinela, desde la que se avisaba a la población de cualquier peligro.
Toques horarios y civiles como los que anunciaban las fiestas y festejos.
Toques religiosos como los del Ángelus, misas, etc.
Pararrayos
Y, en los últimos tiempos, como torre de comunicaciones del Ayuntamiento.

El Fadrí tiene planta octogonal y una altura de 58 metros. Consta de una angosta y un tanto resbaladiza escalera de caracol con 188 peldaños de 22 cm cada uno, con la que se accede hasta su terraza. La torre está dividida en cuatro cuerpos, aunque hay que hacer notar que estos cuerpos no se corresponden con las cornisas que se ven desde el exterior. Estos cuerpos son:

La Cámara del Reloj: En ella encontramos la maquinaria de un reloj mecánico de 1850, el cual en la actualidad está parado pues para los toques de horas y cuartos se instaló en la década de 1980 un ordenador BTE4 de BODET y dos electro mazos que actúan sobre las campanas María del Lledó y Anna que dan los cuartos y Tàfol (Cristobalito) que marca las horas, todas ellas en el templete de forma triangular situado en la terraza de la torre. El Consell de la Generalitat Valenciana el 29 de diciembre de 2018 declaró la campana Tàfol, Bien de Interés Cultural (BIC).

La Prisión: Del uso como prisión de esta estancia que se ha dado en llamar «Prisión de los Capellanes», no hay ninguna constancia salvo una referencia del 27 de diciembre de 1817 a la cual hace referencia Peyrats en 1894:

«Ego, aute (m) innocentia mea. Ingressus sum. Redime me. Te miserere mei».
(«Actualmente tengo mi integridad. Entré. Líbrame. Tenemos piedad»).

La vivienda del campanero: Una reducida estancia en la que vivía el campanero con su familia, la cual en ocasiones también utilizaba la sala de la prisión. En esta estancia hay un reloj de sol de 12 horas, con el que, en tiempos pretéritos, el campanero se orientaba para marcar las horas con las campanas.

La Cámara de Campanas: Donde se encuentran las campanas que «volaban» para dar los toques. Actualmente todas están restauradas y sus nombres son: Dolores, la más ligera con tan sólo 53 kilos. Joaquina. Cristina. Victoria, la más joven de 1966. Vicente. María, la más antigua de 1789. Jaime. Y, Ángel, la más pesada con 1915 kilos.

El campanario El Fadrí, de propiedad municipal, no eclesiástica, es visitable, y quien se solace en la complacencia de visitar la bella ciudad de Castellón de la Plana, no puede dejar de visitar esta joya del gótico que, a buen seguro, hará las delicias de todas las personas que disfruten con su visita.

La Comunidad Valenciana es sinónimo de cultura.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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