Inicio Juan Benito
 
 


Artículos



ARTÍCULO 371

EL PERIÓDICO DE AQUÍ

El Periódico de Aquí

Volver a El Periódico de Aquí

Volver a Artículos

 
 

MEDIDAS ARBITRARIAS, ABSURDAS Y OTROS MITOS DEL GOBIERNO

 

 
 

Desde que Sánchez formó su primer gobierno en 2018 no ha cesado de mentirnos una y otra vez y parece que todo nos da igual, que no pasa nada. En un mismo minuto dice una cosa, lo contrario de lo dicho y de nuevo algo totalmente diferente y, no pasa nada. Incumple todo lo que ha ido diciendo a lo largo de los años de calvario que lo estamos padeciendo y, no pasa nada.

Es realmente como si estuviéramos adormecidos, atontados o nos hubiera infectado el virus del «Que le vamos a hacer, es lo que hay», sin intentar hacer nada para corregir la deriva del gobierno.

Si esta situación la hubiera creado, fomentado y mantenido la derecha, la izquierda, metafóricamente y no tan metafóricamente, ya estaría «incendiando» las calles y pidiendo la cabeza de alguien, pero incomprensiblemente, ante nuestros ojos estamos viendo como un grupo de personas, a las cuales no voy a calificar pues se califican solas, están intentando destruir todo lo bueno que había construido España en los últimos ochenta años y, no pasa nada. (Recordemos, por citar ejemplo, que nadie reniega de la paga de verano, pagada en un principio el 18 de julio, por muy de izquierdas que sea y, esta paga no se instauró en la democracia).

Pero lo más incomprensible es que ante todo lo que día a día estamos viendo y padeciendo, no sólo es que no reaccionamos, pues por mucho menos en otros países los gobernantes ya hubieran dimitido o les hubieran hecho dimitir, sino que poco a poco, como en un «Síndrome de Estocolmo» afectara a todos los habitantes de España, ese discurso que emana del gobierno central está calando en todos como el calabobos nos empapa sin darnos cuenta y además decimos, «la verdad es que no llueve», pero sí que llueve y la lluvia te llega hasta los huesos.

Ahora bien, la técnica de repetir una cosa hasta la saciedad no es algo nuevo, recordemos que a Paul Joseph Goebbels (1897-1945) sucesor de Adolf Hitler (1889-1945) como Reichskanzler de Alemania (Canciller Imperial de Alemania), le atribuyen la frase:

«Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad»

Este método está siendo muy utilizado en los últimos tiempos, donde a fuerza de repetir algo por unos medios de comunicación quizá no tan libres e independientes como sería de esperar, nos están haciendo «Comulgar con ruedas de molino», como bien dice el refranero popular, aunque en lo más profundo de nuestro ser sepamos que esas ruedas no nos las podemos tragar.

Y en este sentido encontramos la tan largamente comentada distancia de seguridad, mal llamada «distancia social», pues esta es la que distancia a los ricos de pobres y no hace referencia a una distancia física medida en metros.

Desde hace mucho tiempo nos están inculcando la idea de que debemos mantener una distancia de seguridad de dos metros, más o menos, con nuestros semejantes, para evitar que no nos contagiemos del maldito Coronavirus que tantos estragos ha hecho y está haciendo. Pero esta distancia de seguridad es bastante flexible, pues la verdad es que esos dos metros se estiran y se encogen según las necesidades, bien gubernamentales, bien sociales, bien por otros motivos.

Por citar un ejemplo actual, comentar que, en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, se ha instalado la Feria de Artesanía de Reyes, una gran iniciativa, pero con las medidas restrictivas actuales, el aforo máximo del recinto, el cual se encuentra debidamente delimitado, es de 262 personas, perfecto. Pero lo que igual no han tenido en cuenta los gobernantes valencianos es que en los autobuses de la EMT (Empresa Municipal de Transporte), el aforo es de 45 personas para los autobuses normales y 70 para los autobuses articulados, un aforo que, bajo todos los supuestos hace imposible que se pueda mantener la distancia de seguridad que nos recomiendan para que el virus maligno no nos lo podamos transmitir los unos a los otros.

Basándonos en este planteamiento, es imprescindible comentar el toque de queda, en un principio a partir de las 24:00 horas, ahora rebajado a las 23:00 horas hasta el 15 de enero, para evitar que el ocio nocturno sea el transmisor del virus mortal, pero como citaba, ir codo con codo en el autobús o el metro, no transmite el virus mortal.

Seguramente será porque esta cepa de Coronavirus es altamente inteligente y sabe distinguir cuando un grupo de personas está haciendo botellón y cuando un grupo de personas están hacinadas en el interior de los transportes públicos, atacando con saña a los primeros y dejando en paz a los segundos. ¡Increíble la capacidad de discriminación que tiene este virus actualmente!

Pero no se nos debe olvidar el hecho de que a las Autonomías les han concedido la potestad de poder trasladar la hora del toque de queda hasta las 01:30 horas en los días señalados de Navidad que puedan estimar oportunos. Es decir, unos políticos pueden de manera arbitraria subir o bajar la hora del toque de queda y el Coronavirus sabrá en todo momento en qué día y hora se encuentra para infectar a alguien o no infectarlo. ¡Impresionante!

En este punto es imprescindible definir qué es un toque de queda:

«Medida gubernativa que, normalmente en situación de guerra o bien en circunstancias extraordinarias, prohíbe la libre circulación de la población civil por la calle a partir de una hora determinada».

En cualquier definición que encontremos sobre el toque de queda, siempre alude a la guerra y por extensión esas «circunstancias extraordinarias» que, evidentemente deben constituirlas una amenaza física, ya sea la guerra o una incontrolada inseguridad ciudadana por violencia de cualquier tipo, la cual suele acontecer mayoritariamente al caer la noche, pues la oscuridad suele ser buen aliado de violentos, asesinos, violadores… Pero un toque de queda es totalmente ineficaz para controlar un virus, pues como he citado, el virus no sabe en la hora del día que se encuentra y tanto se puede propagar en un bar o concierto repleto de personas a las 02.00 horas, como en los vagones de los transportes públicos repletos con las mismas personas a las 07:00 horas. Así pues, este toque de queda está más cercano a mostrar el poder que sobre la población tienen las personas que actualmente ostentan el mando de la nación, que a controlar un virus.

Espero que pronto despertemos de esta pesadilla, la de vivir bajo el mando del actual gobierno, y dejando a un lado este periodo oscuro de la historia de España, podamos continuar viviendo en armonía, paz y tranquilidad como lo hemos estado haciendo hasta ahora.

Despierta Valencia, despierta España, aun queda mucho que reconstruir.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
    Amigos conectados     Arriba