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ARTÍCULO 336

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SALIMOS DEL ESTADO DE ALARMA: ENTRAMOS EN EL ESTADO CULTURA

 

 
 

Por fin hemos salido del Estado de Alarma que, cual Estado de Excepción, nos ha tenido confinados en casa varios meses, tan sólo con el recurso de Internet para saciar toda el hambre de cultura que los amantes a la misma pudiéramos tener… Aunque algunos, verdaderamente muchos, también hemos aprovechado para adelantar lecturas y solazarnos con las gratas imágenes que los diferentes autores nos regalan y forjan en nuestra imaginación.

Además, en España hemos superado el periodo de retroceso de la pandemia, que han querido denominar con el eufemismo inexistente de «desescalada», (aunque la OMS ya ha avisado que tengamos mucha precaución pues hay peligro de volver a las andadas), y gracias a haber superado la pandemia, o casi, podemos retomar nuestra vida con las mismas ganas de empaparnos de buenos eventos culturales, manteniendo, eso sí, todas las medidas de seguridad que sean de razón mantener.

Todas las entidades culturales y afines a la cultura, ya se están preparando para afrontar este nuevo y segundo «inicio de curso», el cual para algunas entidades será sobre julio, y para otras será ya después del verano, pero todas están engrasando sus maquinarias para que todo vuelva a ser como lo entendíamos antes de esta crisis sanitaria y económica que nos traído el Covid-19, o igual, que nos ha traído la gestión que en algunos países se ha realizado con respecto a esta pandemia.

De cualquier manera, si leemos las programaciones de las diferentes entidades culturales, ya van programando conferencias presenciales, talleres, cursillos… E incluso las entidades deportivas, comienzan a plantearse practicar sus respectivos deportes al aire libre, convocando sus eventos y realizando sus normales actividades.

Toda una vuelta a la vida tras uno de los periodos más «negros» y tristes de la historia reciente mundial, española y valenciana.

Esto me trae a la cabeza un viejo libro, un ensayo que, como todos ellos, es algo «espesito» como lectura a la hora de pasar el rato en una soleada tarde de verano. El ensayo en concreto es The Peter Principle (El Principio de Peter) obra clave del catedrático de ciencias de la educación de la Universidad del Sur de Carolina, Laurence Johsnton Peter (1919-1990), publicado por primera vez en 1969.

Peter en 1963 adquirió el estatus de doctor en la Universidad Estatal de Washington, y en la Universidad del Sur de California llegó a ser titular del departamento de pedagogía. Además también fue director del Centro Evelyn Frieden para la enseñanza regulada, y coordinador de programas para niños con trastornos emocionales entre otros relevantes cargos. Y, he hecho este inciso sobre la carrera de Peter, para remarcar mejor si cabe, la credibilidad del principio que enunció por primera vez en su libro El Principio de Peter, el cual ha sentado cátedra a la hora de valorar, sobre todo, los procesos laborales que son los que de una u otra manera nos atañen a todos.

Este principio enunciado por Peter en su libro, el cual se denomina Principio de incompetencia, o Principio de Peter, dice que:

«En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse.»

Es decir, que todas las personas en sus respectivas empresas y campo laboral, pueden ser ascendidas desarrollando su trabajo con normalidad y buen hacer, hasta que son promovidas a un puesto en el que no pueden desarrollar los objetivos del mismo, siendo totalmente incompetentes para ese puesto.

Esto ocurre más veces de las que podemos imaginar, encontrándonos altos cargos privados y, lo peor, públicos de muy alta importancia, también en nuestro país, que realmente han demostrado que, están desarrollando un cargo para el que clara y explícitamente, han llegado a su límite de incompetencia y debían abandonarlo.
De este Principio de incompetencia se destilan dos sentencias tan ciertas y válidas como el propio principio.

«Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones.»

Esto se explica por la realidad de que, si una persona desarrolla muy bien su trabajo se le promociona, pero igual en ese nuevo cargo encuentra su límite de incompetencia y debería volver a su cargo anterior.

«El trabajo es realizado por aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia.»

Efectivamente. Todos los cargos son desarrollados por personas que aún pueden desarrollar el mismo con total plenitud.

Y, cuando una persona ha llegado a su límite de incompetencia, lo mas razonable es que se le releve de su cargo y deje paso al mismo a otra persona que igual no ha encontrado su límite de incompetencia y puede desarrollar ese cargo con total funcionalidad y soltura.

Lo que nunca se debe hacer, es mantener a un incompetente en su lugar de trabajo, pues eso creará un gran efecto dominó y hará que todo lo que esté bajo él se derrumbe a sus pies, arrastrando con ello a todas las personas, empresas, entidades… que estuvieren bajo su responsabilidad.

Pero, sin abandonar nuestro punto de vista eminentemente cultural, y como en España contamos, siempre hemos contado con unos eminentes literatos, pensadores y librepensadores. Hay que apuntar que ese Principio de Peter o Principio de incompetencia, del catedrático Laurence Johsnton Peter, hay quien asegura que fue una adaptación, (por no decir copia), de algo que uno de nuestros más insignes filósofos y ensayistas, el español nacido en Madrid José Ortega y Gasset (1883-1955), en la década de 1910, expuso en modo de aforismo:

«Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes»

Verdaderamente hay que quitarse el sombrero ante este aforismo que, a pesar de contar con 110 años de vida, sigue tan vigente como si se hubiera expuesto ayer por la tarde, y si no todos, sí gran parte de los empleados públicos deberían retroceder, por lo menos, un grado en su línea laboral.

Como vemos, la cultura ya sea en una novela, en un poemario, o en los ensayos de los más eminentes autores, está presente en todos los ámbitos de la vida, pues sin cultura no se puede acometer absolutamente nada en esta vida.

Evangelio de San Mateo: Capítulo 19: La consumación del reino de los cielos.
19:12 […] ¡El que pueda entender, que entienda!

Valencia es sinónimo de cultura.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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